Por: Sergio Iglesias
Editado a pachas entre Sweet Grooves, la Kinki Factory y Pipus Records, “Nada” es el último trabajo de Kinki Boys. Un vinilo compuesto por cuatro canciones en los que la banda formada por Marga Alday, Vila Berenguer y Tony Pick, vuelven a demostrar que, lo de las etiquetas no es para ello. En este EP, producido de nuevo por Martín Capsula, se mueven como pez en el agua en ese extraño lugar entre la luminosidad del punk rock más clásico y una vertiente más oscura o siniestra, a la vez que se atreven a versionar a Eskorbuto.
¿Ha sido “Nada” fruto de la pandemia o ya estaba pensado antes?
Marga: Pues, de hecho, había fecha para grabarlo y hubo que retrasarlo por la pandemia, íbamos a entrar al estudio en mayo y, al final, tuvimos que hacerlo a finales de junio.
Vila: Sí, estaba previsto ya, porque teníamos unos cuantos temas y lo que nos apetece ahora mismo es grabar singles y EPs de cuatro canciones y más adelante, a lo mejor sacar un LP en CD y Vinilo de 33 recopilando todos estos trabajos.
Sí, porque vuestros trabajos tienen que salir en formato vinilo sí o sí ¿verdad?
Vila: Es algo en lo que estamos de acuerdo todos, llámanos románticos… o viejos (risas); pero nos apetece el formato de vinilo, aunque sea menos rentable. De todas formas, como somos un grupo que se autofinancia y lo único que buscamos es recuperar la pasta, ahora que no hay bolos, esto es una forma de mantener la banda viva. Yo siempre digo que nos la metieron doblada con el CD, porque nos lo vendieron como si fuera la panacea, y mucha gente incluso vendió sus colecciones de vinilos, aunque luego se arrepintieron. Fue como si el vinilo hubiera perdido su valor… menos mal que ahora se está recuperando todo eso. Aunque ya poca gente escucha en formato físico, los que lo hacen optan por el vinilo y es lo que más se ve en las tiendas de música. Para mí es un vicio muy chulo, yo recuerdo que, de pequeño, abría el disco y me quedaba enganchado viendo las letras las fotos… aparte de escuchar la música, la veías. Lo disfrutabas más.
¿Ha sido productivo el confinamiento para hacer cosas nuevas?
Vila: La verdad es que en el confinamiento estábamos como dormidos porque no había previsión de nada…
Marga: Eso es. Estábamos como aletargados y funcionábamos a impulsos, porque nos poníamos con algún tema, nos salían un par de cosas, lo dejábamos una temporada, luego volvíamos al de un tiempo… y así todo el rato.
Vila: Marga y yo nos juntamos en el local y nos salen muchas ideas, las grabamos todas y algunas las cogemos y las trabajamos, pero no es que el confinamiento haya sido especialmente productivo, sino que esta es la tónica general y nuestra forma de hacer las cosas. Hay muchas cosas, ideas, y canciones esperando a salir.
La perspectiva de no poder presentar este nuevo trabajo, supongo que os echaría para atrás a la hora de poneros con nuevos temas ¿no?
Vila: Pues un poco sí. Antes, cuando tenías algo grabado, esperabas con ansia que te trajeran el disco, pero esta vez estábamos como desganados…
Marga: De hecho, cuando nos llegó el mail de que iban a llegar los vinilos pensamos “¿y ahora qué hacemos con todos estos discos?” (risas).
En cuanto al sonido de este nuevo trabajo, veo que seguís investigando nuevas cosas, pero sin perder la esencia “kinki boys”…
Vila: Sí, tenemos como dos vertientes: una más punk rockera y otra más siniestra o experimental y yo creo que la banda va un poco hacia esta segunda…
¿Es una cosa mía, o esa vertiente oscura es más evidente en los temas que canta Marga?
Marga: Bueno, en el primero ya había temas como “Voy a morir”, que es de los dos o “Perdida o muerta”, que es muy angustiosa; pero la verdad es que nos entendemos perfectamente en ese sentido… en esos temas más oscuros, preparo la melodía porque luego los voy a cantar yo, pero sin una batería o una guitarra que acompañe eso, no lo cantaría igual.
Vila: De todas formas, cuando hacemos las canciones, tampoco decimos “este tema lo canto yo y este tú”… nos sale así. Tenemos los micros puestos en los ensayos y alguno empieza a cantar porque le apetece, y así se queda. En ese sentido, nos entendemos muy bien.
¿Cómo habéis llevado el tema de trabajar en la distancia con Tony?
Vila: El problema de la distancia no es algo nuevo en Kinki Boys, sino que siempre ha estado ahí, pero ahora se acentúa más. Lo que hacemos es currarnos los temas Marga y yo y luego se los mandamos y él mete sus guitarras; lo ideal sería poder ensayar los tres juntos, pero ahora no hay posibilidad de hacerlo.
Marga: Al final, como crecen las canciones es ensayando juntos y es una pena no poder hacerlo, pero bueno… es lo que hay.
Vila: Sí, hay grupos que están acostumbrados a ensayar desde la distancia y no sé cómo lo hacen, pero el formato “kinki boy” y el rock and roll en general, yo entiendo que es algo muy visceral, de sudar y ver sudar al otro y de que vayan saliendo cosas en el local… cada uno tendrá su fórmula, pero yo soy muy viejo y lo de las nuevas tecnologías me cuesta mucho, y en el local es donde se pulen los temas; el contacto y el mirarse a la cara es fundamental.
Vila: Sí, puede seguir esa senda. Es una música de esas que nos salen en el local, empiezas a tocarla y el tema va cogiendo forma primero en “spanglish” y, a partir de una frase, va saliendo la letra con esa onda tóxica y yonki similar, como tú dices, a la de “El poblado”.
Para presentar el disco también habéis hecho un video muy especial de este tema con Luis Vil. Habladnos de esto, porque puede que hayáis descubierto un nuevo género audiovisual…
Marga: Sí, las grabaciones de emergencia (risas).
Vila: Teníamos claro que queríamos sacar un video para darle un poco de caña al disco ahora que no podemos tocar en directo. No teníamos muy claro qué es lo que queríamos hacer y Marga se puso en contacto con él y le explicó a Luis el problema de la distancia con Tony, y él se ofreció a dirigirnos desde la distancia. Lo que nos propuso fue grabarnos cada uno con el móvil, explicándonos cómo debían ser los planos y luego él se encargaba de editarlo. La verdad es que tiene una visión de la hostia, porque el video ha quedado de puta madre.
Marga: Luis hace cosas que parecen muy sencillas pero muy bien resueltas, con pocos medios es capaz de hacer maravillas. Es un genio y fue un gran acierto colaborar con él.
Un genio en lo audiovisual, pero también en lo musical, no nos olvidemos…
Vila: Sí, yo no lo conocía, pero tiene un rollo muy guapo tipo Tom Waits pero más siniestro, con una visión personal muy chula.
Siguiente tema: “Nada”, donde aparece esa vertiente más oscura de la que hablábamos antes en los temas que canta Marga…
Vila: ¿Aquí qué salió antes? ¿la música o la letra?
Marga: La música; empezó de una manera muy hipnótica y la intención era hacer todo sujetando toda la canción con la misma nota para crear esa tensión. Recuerdo que, una vez que salió la melodía de voz, ya no pude parar hasta que saqué la letra. Para eso soy muy obsesiva, mientras que Vila es mucho más tranquilo en ese aspecto…
Vila: Sí, de hecho en el primer disco, la letra de “Tengo un plan” la terminé el último día. Trabajo muy bien bajo presión (risas).
Pasamos a la segunda cara del vinilo que comienza con “Descanso eterno”. Marga, con Moonshakers ya hacéis versiones de Eskorbuto, pero ¿por qué habéis elegido, precisamente este tema de la época menos valorada, habitualmente, por los fans de la banda de Santurtzi?
Marga: Pues el otro día nos contaba Lino (Prieto) en una entrevista que hicimos con él para Musika Master, que debían ser cosas que habían hecho Juanma y Pako, pero no hemos encontrado por ningún lado el autor. A decir verdad, no es un tema que nosotros eligiéramos, sino que vino a nosotros. Yo hacía mil años que no escuchaba esta canción y un día, en su programa “Asesino el rock and roll”, Javi Rubio la pinchó después de una de Kinki Boys y fue como “¡Claro, si esta canción es para nosotros!” (risas)… Está guay porque, al final, tiene un rollo diferente a lo de siempre de Eskorbuto.
Y acabamos con “Respira”, ¿qué me podéis decir de este último tema?
Marga: Musicalmente, salió como todos, en el local haciendo el capullo (risas)… la batería y el bajo todo lo rápido que se pudiera y con la voz que, esta vez, le tocó a Vila…
Vila: Como te decía antes, siempre tenemos los micros grabando, así que empecé yo marcándome una línea de voz y al final la letra la acabé en casa.
En la producción, habéis vuelto a contar con Martín de Cápsula…
Vila: Sí. Es como jugar en casa porque, desde el primer momento, con el anterior disco, entendió nuestro concepto. Yo cuando empecé a trabajar con Martín no le conocía más que de Cápsula, pero Marga ya había grabado con él con Moonshakers y por eso nos tiramos a la piscina. Viendo su forma de trabajar y como nos entendía, esta vez también teníamos claro que lo íbamos a hacer con él.
Empezábamos la entrevista hablando de la pandemia, y es inevitable terminar hablando de lo mismo, ¿cómo os ha afectado todo esto?
Marga: Hay muchos sectores para los que esto ha sido un golpe tremendo. En el nuestro, la peor parte se la han llevado los que tienen la música como su medio de vida, como los técnicos de luces, de sonido… entre los músicos, por lo menos a este nivel “underground”, quien más quien menos, tiene otros trabajos u ocupaciones…
Vila: Es que igual habría que hacerse la pregunta de por qué una persona que se quiera dedicar en este país a hacer música lo normal es que tenga que tener otro trabajo para vivir, y la música sea sólo un hobby. No puede ser que vivan cuatro de la música y que los demás se tengan que dedicar a otras cosas para poder compaginarlo.
¿Tenéis pensado empezar a hacer bolos en esta situación de “nueva normalidad”?
Vila: Pues ya hemos esperado bastante. Ya está bien, hay que ponerse las pilas y empezar a tocar ya y, de momento, lo primero que tenemos confirmado es un bolo con Txarly Usher y Los ejemplares el 18 de Junio en Bilbao. A partir de ahí, lo que vaya saliendo.