“Con este disco intentaremos que quede la huella de todos los miembros de la banda, dejar constancia de la identidad de todos los componentes de Llorente”
Por: Javier Capapé
Fotografías: Pedro Anguila y Lorena Cosba
El músico cántabro afincado en Zaragoza es un ejemplo de aquellos a los que esta situación extraordinaria no les ha dejado atascados. Tras publicar su debut “Gente Corriente” en 2018 y seguir por esa senda en 2019 con el EP “La Mujer de Lot”, este 2020 se ha dedicado a componer las canciones que darán forma a un nuevo trabajo, que está grabando durante este mes de marzo. Mientras a otros músicos el coronavirus les ha dejado faltos de inspiración, a Llorente le ha servido para adentrarse en su mundo interior y ofrecernos un nuevo regalo que se materializará más pronto que tarde en las once nuevas canciones que formarán su próximo disco, con el que se adivina cierto cambio de aire a la hora de encararlo y la clara intención de dar más espacio a sus músicos, los que conforman su banda y con los que ha recorrido multitud de escenarios inundándolos de folk, canción de autor, rock fronterizo y alguna pizca de pop. Mientras los horarios post-confinamiento se vuelven más laxos y el calor de la primavera que llega comienza a sentirse, compartimos mucha música (incluso algún adelanto de los nuevos temas muy interesante a pesar de encontrarse todavía en pañales), pasiones e ilusiones durante nuestra charla mano a mano con Óscar Llorente, uno de los artistas más interesantes de la escena aragonesa actual, con el que hablamos del presente y el futuro de estas nuevas canciones.
Lo primero de todo, nos gustaría saber cómo has pasado estos meses marcados por la pandemia.
Óscar: Personalmente con bastante jaleo. Además de músico soy docente y las clases durante el más estricto confinamiento se convirtieron en un reto. Por otro lado, la última vez que tocamos con la banda fue a principios de marzo en Madrid, en la sala Costelo, junto a Despierta McFly, y ya después quedamos paralizados. Los tres primeros meses de la pandemia fueron un vacío absoluto a nivel musical, pero en verano cambió el panorama y pudimos marchar toda la familia al pueblo de mis abuelos, cerca de Reinosa, y ahí sí que dediqué gran parte del tiempo a elaborar maquetas de cara a este nuevo disco. Fueron unos meses muy fructíferos. La tranquilidad del verano me permitió encerrarme bastantes horas al día para perfilar letras e ir cerrando las canciones, ya que tenía muchas abiertas. Pude hacer una selección y empezar a maquetarlas de una manera seria.
No has estado muy activo en las redes sociales durante este tiempo, ni te hemos visto en improvisados conciertos online, ¿en qué has invertido principalmente el tiempo a nivel musical en este último año?
Óscar: En redes he estado y estoy muy desconectado porque estoy trabajando en lo que creo que es más importante, que son las canciones. Aunque no se me vea mucho en las redes ni en los medios, estos últimos meses han sido muy intensos de trabajo, desde verano hasta ahora, que entramos en el estudio. En definitiva, ha sido un tiempo frenético, pero estoy encantado de cómo está tomando forma el disco.
Vas a entrar en el estudio de grabación, así que es evidente que has aprovechado para componer canciones. Algunos artistas dicen que estos meses les han paralizado, pero afortunadamente no es tu caso. ¿Reflejan tus nuevas composiciones el sentimiento de esta época fatídica?
Óscar: Si lo pienso bien yo creo que no, porque estas once canciones que vamos a grabar son el fruto de dos años de trabajo y composición. Ideas que tenía, bocetos a los que vas dando forma, unos se quedan por el camino, otros continúan y acaban el camino convirtiéndose en canción, pero no, no te podría decir que son el fruto del tiempo que nos ha tocado vivir. Este tiempo de pandemia ha sido muy recogido e introspectivo, la gente ha podido mirarse a sí mismo. En cambio yo veo las canciones que vamos a grabar y reflejan todo lo contrario. Creo que en ellas hay energía, fuerza, alegría…
Vamos, que no es un disco fruto directo de estos meses como los que han sacado Taylor Swift o David Gray, por citar unos ejemplos.
Óscar: Pues no, en este sentido creo que he ido a contracorriente. Mi disco otoñal sería el primero, “Gente Corriente”, pero creo que éste va a ser más bien primaveral y veraniego. Seguro.
¿Qué temáticas predominan en estas canciones?
Óscar: En mi retiro veraniego me metí muchísima caña con las letras para dejarlas bien pulidas y entrar al estudio con esto muy cerrado. Aún sin títulos definitivos, pero hay canciones con temáticas como las musas, algunas más sociales o políticas, otras más introspectivas que hablan de viajes, de la paternidad e incluso algunas que hablan del rock, o más bien del falso rock, concretamente una escrita a medias con Cuti vericad que pide dejar atrás tanta pose porque lo que verdaderamente importa son las canciones. Una especie de “¡ya está bien de este tipo de rock que se queda en la imagen!”, pero diciéndolo en tono de rock, lo que me parece muy divertido. También grabaremos una canción dedicada al barrio del Gancho de Zaragoza que tendrá un ambiente muy urbano y cosmopolita. Creo que en el conjunto hay mucha fiesta e historias diferentes. Aunque quizá sí que podría decir que al final siempre acabo hablando del amor en sus múltiples facetas: el amor de pareja, el amor a tus hijos, el amor a tu ciudad o el amor a tu coche cuando viajas (risas).
¿Cómo ha sido el proceso creativo de las mismas? ¿Qué es lo que más valoras de una canción?
Óscar: Normalmente para que pase el corte una de mis canciones es primordial una buena melodía y una letra que se sostenga. La melodía me tiene que convencer absolutamente y la letra tiene que tener un camino claro, un objetivo, un nudo y un desenlace, aunque no sean historias propiamente dichas. Y otra cosa importante es que todas las canciones me tienen que funcionar cantando yo solo con la guitarra o el piano. Si no me funcionan así, probablemente las deje atrás. A partir de ahí ya empezamos a ver las posibilidades de las mismas. Algunas se quedarán más desnudas y otras pueden tener unos arreglos más pomposos. En Llorente, aunque somos seis personas, las canciones las escribo yo. Llorente empezó así. Fui con mis canciones a grabar a León y cuando ya tenía el disco en la mano formé la banda. Evidentemente la banda ha crecido, pero las composiciones siguen partiendo de mi puño y letra.
Entonces, ¿podemos considerar definitivamente a Llorente como una banda?
Óscar: Sí, en este momento sí. Hemos hecho muchos conciertos juntos. Esto ha crecido y nos entendemos muy bien en el escenario. Por eso, de cara al nuevo disco quiero preservar esa identidad de los seis.
Volviendo a la composición, ¿cuál es tu método predominante para enfrentarte a un folio en blanco? ¿Son las melodías las que vienen primero o trabajas partiendo de las letras?
Óscar: No suelo partir de letras concretas, me suele atraer más una melodía y un tema. A veces me puede llamar un trocito de estribillo y ya voy enfocando la canción por ese camino, pero suelo tener más facilidad para generar una serie de melodías con un tema de fondo y que vayan en consonancia. Y cuando está todo eso ordenado, empieza el trabajo de textos, de modulaciones, de fraseos o de acentuaciones para hacer que la canción esté viva, que no sea una cosa encorsetada. Suele ser raro que tenga un texto escrito y piense en ponerle música, más bien suele ser al revés.
¿Qué podemos esperar a nivel de sonido de tus nuevas canciones?
Óscar: Con el sonido creo que va a haber sorpresas. Seguirá la identidad de mis canciones y muchas de ellas tendrán ese puntito otoñal o nostálgico, pero creo que este disco va a ser muy potente en cuanto a jugar con los sonidos. Va a haber muchísima variedad, algunas canciones muy arregladas, metales, cuerdas, incluso algún punto barroco, pero por encima de todo, y como decía antes, intentaremos dejar la huella de todos los miembros de la banda, dejar constancia de la identidad de todos los componentes de Llorente.
¿Qué es lo que más valoras a nivel de producción? ¿Con quién vas a producir estas canciones que más pronto que tarde se transformarán en un nuevo disco?
Óscar: Me parece que la producción es la decisión clave a la hora de grabar un disco. Las canciones son algo tan tuyo que el hecho de soltarlas para que otro las coja y empiece a jugar con ellas me parece un punto importantísimo en el que tienes que intentar acertar con la elección. Con Fabián D. Cuesta, productor de “Gente Corriente”, ocurrió con naturalidad. Yo sabía que podía confiar en él totalmente porque iba a tratar con el máximo respeto las canciones y las iba a hacer crecer, y eso fue lo que ocurrió, junto a Juan Marigorta de coproductor. En el caso de este nuevo disco cuento con Cuti Vericad en la producción y me ha ocurrido exactamente lo mismo. Soy un gran admirador de Cuti y de Fabián. El hecho de estar prestando tus canciones a gente que admiras tanto es un privilegio para mí, además de una baza segura. Sé que va a salir bien porque en sus manos nada puede ir mal.
¿Qué te aporta Cuti Vericad al carisma de estas canciones?
Óscar: Aporta tantas cosas… Fíjate, sin haber entrado en el estudio bromeábamos diciendo que si él o yo no estuviéramos en la grabación en algún momento, el disco sería el mismo. Hemos tenido decenas de reuniones de preproducción en las que nos hemos sentado en mi casa, hemos escuchado las canciones, hemos hablado de los textos, de la estructura, de los acordes, las hemos tocado a dos guitarras, hemos sugerido cambios… nos hemos metido de lleno en ellas. Cuti las ha cogido como si fueran suyas, pero con un respeto máximo a mi identidad. Él ha hecho propuestas para que la canción fuera creciendo y creo que la elección no ha podido ser más acertada. Ya te digo que sin haber grabado ni un solo golpe de batería sé que va a ser especial todo el proceso porque lo está siendo desde septiembre, que empezamos a montar todo esto. A Cuti Vericad creo que no hay que presentarlo mucho, es una biblioteca andante del pop, el rock o el folk y tiene muchísimos recursos archivados en su cabeza. Escuchábamos cualquier canción y automáticamente ya había soltado cuatro o cinco referencias que le remitían a esa canción o aquello que le podía ir bien para hacerla crecer. Tiene una paleta de colores para jugar impresionante. Hemos probado cosas muy diferentes y hemos hablado mucho de música con estas canciones de fondo, desde los Beatles hasta Beach Boys, Elvis Costello, The Thrills o Willie DeVille, concretamente para un par de canciones más urbanas que tienen algo del espíritu de su banda Mink Deville.
¿Con cuántas canciones te vas a presentar en el estudio? ¿Las has trabajado mucho previamente con maquetas o dejarás que el estudio de grabación sea un taller para perfilar definitivamente las mismas y dar rienda suelta a nuevas ideas?
Óscar: Voy con once canciones que están muy trabajadas ya. De forma individual las traté con mucho mimo en verano. He jugado mucho con ellas, grabando ya varias guitarras, teclados, muchas voces… Me lo he pasado pipa haciendo las maquetas. Después, en todas las reuniones de preproducción las hemos ido puliendo. De hecho Cuti me decía que quiere preservar gran parte del espíritu de las maquetas. Hay cositas con las que hemos ido jugando que seguro que se van a quedar, algunas con un punto experimental, otras más naíf, y a pesar de que luego se vistan adecuadamente, el espíritu de la maqueta tiene que permanecer.
No obstante hay maquetas que son grandes discos, como ocurre con “Salitre 48” de Quique González.
Óscar: Efectivamente, ese disco son directamente maquetas y es una barbaridad.
¿En qué estudio vas a grabar y con qué músicos?
Óscar: Vamos a los estudios Audio Feeling con Diego García en la grabación y mezcla. ¡Es un crack! Ahora mismo está dando un máster de sonido en Las Armas. Y la banda seguirá con los mismos músicos con los que llevo trabajando estos años: Elvira López en las voces y teclados, Jaime Lapeña con sus violines y múltiples cacharros, Yerai Rubio a las guitarras, Alberto Solobera al bajo y Carlos Gracia con la batería y las percusiones. La idea es que esa especie de magia que conseguimos en escena se traslade al disco. Yo creo que tenemos unos roles bastante definidos. Está claro quién canta y toca la acústica, quién hace segundas voces o colchones de teclados, quién es el violinista loco que anda por detrás, o la complicidad del batería y el bajista, más el toque moderno en la guitarra de Yerai. Cada uno tiene una identidad diferente al resto, pero unidos pintamos un bonito cuadro.
Con tu banda se respira un entendimiento mágico, ¿vais a emplear el método de grabación todos a la vez en el estudio?
Óscar: No. Hemos hecho varias reuniones en las que les he mostrado las maquetas y hemos ensayado las canciones nuevas y, tras la entrada de Cuti en el proyecto, hemos seguido con las reuniones con los músicos por separado para explicarles claramente lo que íbamos a querer de ellos durante la grabación. Llegados a este punto podemos decir que lo tenemos todo súper claro para grabar. Y aunque las maquetas estén muy elaboradas, principalmente en cuanto a estructura, por supuesto que están totalmente abiertas para que llegue alguno de los músicos y aporte su toque.
Tu empaste con la voz de Elvira López es algo que se refuerza en los directos, las canciones se transforman en vivo con su aportación. ¿Cómo vamos a sentir su peso en el próximo disco?
Óscar: Eso que has dicho de empastar con Elvira nos lo han repetido muchas veces después de los conciertos. Que nos digan que las canciones son diferentes en directo gracias a su aportación me encanta. En parte es también porque en “Gente Corriente” no se notaba porque no estaba ella en la grabación. Hasta ahora solo ha grabado sus voces en una de las canciones de “La Mujer de Lot”, por lo que en este disco sí se va a poder apreciar más ese empaste que se nota en el directo, reflejando claramente su identidad. De hecho estamos pensando que asuma la voz solista en algunas partes del disco.
¿Te has planteado medidas como el crowfounfing para financiar la grabación? ¿La ves una opción interesante en estos momentos complicados para la producción artística?
Óscar: Tengo amigos que han hecho crowfounding, pero yo no he optado por eso, aunque me parece interesante, cómo no. Hasta ahora yo he ido afrontando los gastos cuando he dispuesto del dinero suficiente, aunque te diré que es bastante ruinoso todo lo invertido para desarrollar una carrera artística a estos niveles. Si lo haces para ganar dinero no es el lugar adecuado, y menos tocando con una banda de seis personas, pero esto es lo que quiero.
¿Cuáles son los plazos que manejas para la grabación y publicación de este próximo LP?
Óscar: La grabación comienza el martes 2 de marzo y estaremos grabando durante todo el mes. A partir de ahí vendrá el tiempo de mezclar y masterizar. Hasta entonces no podemos pensar en fechas definitivas. No sé si podremos avanzar algo antes de verano, quizá algún single, pero todo el disco lo dudo.
Se dice que el segundo LP de un artista puede encumbrarle o lograr el efecto contrario. ¿Tienes muchas expectativas puestas en este disco o es algo que no te obsesiona?
Óscar: Sí tengo una expectativa muy grande y es que salga un trabajo estupendo, que me lo pase bien por el camino y que todos los que me acompañen se lo pasen tan bien o mejor que yo. Ese es el objetivo básico, igual que con el primer trabajo, disfrutar con las canciones y con la gente que rodea a esas canciones. Y en ese sentido, estoy seguro de que no me he equivocado. Estoy satisfecho y las expectativas se van a cumplir porque seguro que disfrutaremos con el proceso todos nosotros y ojalá mucha gente disfrute con el resultado después.
En tus lanzamientos anteriores han destacado las colaboraciones, como las de Fabián D. Cuesta en “Aquí”, Alfredo González en “Años 90”, Jesús Cifuentes en “Desde el 20 de abril” y Nadia Álvarez en “Una canción de Despedida”. ¿Tienes alguna colaboración pensada para estas canciones?
Óscar: Por el momento no tengo nada pensado al respecto.
Háblame del concepto estilístico de tu nuevo disco, porque tanto en tu primer LP “Gente Corriente” como en tu siguiente EP “La Mujer de Lot” era algo que cuidaste. ¿Qué es lo que tienes pensado a nivel de arte en este disco? ¿Con quién vas a trabajar en este campo?
Óscar: En este caso me apetecía mucho volver a trabajar con Maite Niebla, que fue la diseñadora de la portada de “Gente Corriente”. Además, está encantada de repetir conmigo. Ya tenemos ideas, aunque todavía no hay nada definitivo, porque las ideas e imágenes que tengo por la cabeza pueden variar conforme vayamos grabando. Cuando eso ocurra podremos decidir portadas, fotos, singles… De la fotografía se encargará Lorena Cosba, que ya trabajó en “La Mujer de Lot”, e intuyo que va a haber mucho color por el camino porque va a ser un disco muy luminoso, muy variado y alegre, y eso tiene que quedar reflejado.
¿Qué tienes preparado a nivel audiovisual para este disco?
Óscar: Estoy hablando con José Alberto Andrés Lacasta, que ya dirigió los videoclips de “La Camiseta del 92” y “Una canción de Despedida” para pensar los posibles videoclips cuando estén algo más avanzadas las canciones, aunque podría hacer uno de cada canción. Cuando creo las canciones comienzo a imaginar películas. No sólo me imagino a los instrumentos tocando sino también algo visual por detrás. No podemos hacer videoclips de las once, pero las imágenes están ahí. Habrá que elegir con cuál nos lanzamos y hacer algo interesante.
Eres miembro desde 2017 de la productora “Factory Du Cardelin” junto a José Alberto Andrés Lacasta y Leonor Villaluenga, por lo que tu faceta audiovisual la tienes siempre presente gracias a este proyecto paralelo. ¿Puedes contarnos algo del mismo?
Óscar: La productora Factory Du Cardelin la creamos para dar cabida a nuestras inquietudes artísticas, en mi caso enfocadas a la música, José Alberto al cine y Leonor a la fotografía. Cada uno tenemos marcado nuestro ámbito y desde Factory establecemos colaboraciones entre nosotros. Leonor hizo fotografías para “Gente Corriente”, José Alberto rodó los videoclips, como ya he comentado, y Leonor colaboró también en la producción de los mismos. Somos un triángulo artístico que cuando hay que unirse nos echamos una mano y trabajamos en equipo. Me encanta avanzarles cosas y que me den su punto de vista porque suele ser muy acertado.
¿Cuáles son tus influencias más importantes? Hemos escuchado desde versiones de Los Secretos hasta Coque Malla o el mismísimo Tom Petty en tus conciertos, ¿podrías citarnos algunos otros de tus músicos de cabecera?
Óscar: Con esos que has nombrado me siento muy influido, cierto. Nos encanta hacer al menos una versión por concierto y de estos artistas solemos tocar alguna como “Me dejó marchar” o “Free falling”. En cuanto a mis influencias, si echo la vista atrás no puedo dejar de hablar de los Beatles, que los descubrí en la adolescencia y no dejé de escucharlos durante dos años sin parar. Me encantaba ver cómo iba evolucionando su música de los primeros a los últimos discos, y sigo siendo muy fan, de hecho el último disco que ha sacado McCartney me parece maravilloso. Creo además que hay un Beatle para cada época de la vida. Cuando eres adolescente el cuerpo te pide ser un poco más Lennon, después más McCartney, Harrison iría el siguiente y a la vejez mejor ser Ringo (risas). Después de mi época Beatle me enganché mucho al Britpop, antes de descubrir el mundo americano y quedar fascinado por cómo hacen sonar las acústicas, sus armonías vocales… Me vuelven loco desde Neil Young hasta Springsteen o algunos más actuales como Ryan Adams o Nathaniel Rateliff.
¿Hay algo especial en tu relación con Celtas Cortos, que ya aparecieron en “Desde el 20 de abril”, tanto como referencia en la letra como con la colaboración de Jesús Cifuentes? Por no citar la presencia en tu música del irremplazable violín de Jaime Lapeña, también vinculado a la música celta en los ’90 con el grupo aragonés El Bosque.
Óscar: La colaboración con Jesús Cifuentes fue algo casual. Existe la vinculación de que yo estudié en Valladolid y por aquel entonces Celtas Cortos estaban en lo más alto del pop nacional. Es evidente que como grupo tienen una colección increíble de temas míticos del pop español. La canción “Desde el 20 de abril” surgió de casualidad y se me ocurrió invitar a Cifuentes a cantar en ella. No tenía claro que dijera que sí, pero le envié una maqueta del tema, le gustó y rápidamente me contestó diciendo que le apetecía participar. Después de esto hemos tenido más relación e incluso hemos taloneado a Celtas en Reinosa, mi ciudad. Y Jaime Lapeña, ¡qué decir de él! Es un genio que se alimenta de música. Influye muchísimo su estado de ánimo en Llorente y siempre es una sorpresa para todo el grupo. Él está continuamente cambiando cosas durante los ensayos y a veces no sabes por dónde va a salir, pero al final siempre termina haciendo lo adecuado en el momento oportuno. Además de que lleva siempre tres mil cacharros y con el nuevo disco tendremos que comprar una furgoneta solo para él (risas).
Creo que hasta ahora tu sonido se podría enmarcar en un folk que tira hacia el Norte, muy bien representado en la figura de Fabián D. Cuesta o más recientemente de la mano de Luis Fercán (por no citar internacionales como Glen Hansard o David Gray). Después de escucharte mucho y más allá de la primera impresión, te veo más en esa línea que en las raíces norteamericanas de las que ya hemos hablado, que bien podrían ser seña de identidad de músicos como Quique González, aunque evidentemente también se reconocen esos dejes en tus formas. ¿Crees que esta afirmación se ajusta a tu manera de afrontar la interpretación? ¿Cuánto de estos u otros músicos de la escuela del cantautor rock podemos encontrar en tu música?
Óscar: Creo que vas muy bien encaminado con esta afirmación. Cuando vivía en Reinosa iba con mis amigos, que todos tocan la guitarra, a múltiples festivales folk de Cantabria, a los cuáles íbamos con las guitarras. Veranos enteros con la guitarra a cuestas escuchando y cantando canciones del folk cántabro, asturiano o vasco. Por eso tiene que estar ese sonido en mi música, porque han sido muchos años viviendo, mamando y bailando ese folk. En cuanto a músicos de los que se reconozcan sus dejes en mi música estarían muchos de los comentados. De Quique González siempre he sido incondicional. Con sus primeros discos me quedé alucinado, luego le perdí un poco la pista, pero últimamente lo he vuelto a escuchar y me han gustado mucho sus últimos trabajos también. Enrique Urquijo y los discos que hizo con los Problemas me volvieron loco y siguen haciéndolo. Me parece una obra maravillosa. Glen Hansard me atrapó desde la película “Once” y he podido verle dos veces en directo. También he hecho algún viaje a Dublín y el ambiente de sus calles, con la música en directo y demás, me ha dejado huella. Y qué decir de Fabián, que es evidente que ha aportado mucho a mi música, o de aquel repunte de los cantautores en los noventa, con el fantástico primer disco de Javier Álvarez, al cual sigo la pista y me encanta porque hace lo que le da la gana.
Hablando de influencias, ¿podremos encontrar en este nuevo proyecto algún homenaje como fue el dedicado a Dylan con la fantástica “Para que no me llores”?
Óscar: Sí, no sé por qué pero al final siempre acabo haciendo guiños a otras canciones. Canciones que vienen de canciones. En “Gente Corriente” estaban Celtas Cortos en “Desde el 20 de abril” o Duncan Dhu en “La Camiseta del 92”. Parece que siempre acabo hablando de alguna cosita de otras canciones. En este disco claro que habrá referencias. Por destacar algunas, habrá guiños muy claros a Fito Páez, también alguna referencia a Gila, Calamaro o Gardel, e incluso habrá una canción cuyo estribillo está hecho por trocitos de títulos de canciones. También se podrán encontrar referencias a Chuck Berry, Jerry Lee Lewis, al “Spanish Stroll” de Willie Deville e incluso al “Viva la Vida” de Coldplay.
Tras analizar todos estos referentes y nombres que relacionamos con tu sonido, ¿cómo podrías definir el “espíritu Llorente” en tu música? Porque entre lo que has publicado hasta ahora no solo encontramos folk, sino también rock, pop, canción de autor, e incluso alguna ranchera. ¿Cuánto hay de tu folk personal en estas nuevas composiciones?
Óscar: No sé muy bien cuál es el “espíritu Llorente”, pero lo que tengo muy claro es que no predomina en mi música un estilo muy definido. Como Llorente lo que pretendo es hacer canciones y a veces me va a salir algo de rock y otras algo más popero, alguna ranchera o una rumba. De hecho en el disco habrá un par de cosas muy latinas, con bastante mestizaje. Al final se trata de hacer canciones que me transmitan algo, que me convenzan y me hagan sentir algo cuando las canto, independientemente del estilo. No creo para nada en encasillar las cosas y además no tengo que cumplir con nadie que me obligue a conservar ninguna impronta en el sonido. Aquí estamos para divertirnos y no hacer siempre lo mismo. Ese es el objetivo.
¿Te encuentras más cómodo entonces quitándote de en medio esa etiqueta folkie y reivindicando tu faceta más abierta a la mezcla de sonidos?
Óscar: Creo que desde el primer disco hay cosas folkies porque me encantan, así como el pop, las rancheras o el rock. Me gusta todo eso, así que es normal que esté ahí.
Háblame de la colaboración con Despierta McFly para el documental “Abriendo ventanas” de Vicky Calavia. Grabasteis una versión de “Acuarela” de Toquinho ¿Cómo surge? ¿Está en la línea de las nuevas canciones o se sale un poco hacia el margen?
Óscar: Esta colaboración fue una petición de Vicky Calavia, que se puso en contacto conmigo para desarrollar una idea de la canción que quería para su documental “Abriendo ventanas”. Quería la versión de “Acuarela” de Toquinho cantada en español. Tenía que haber una parte inicial muy calmada y que de repente la canción se rompiera y se convirtiera en algo más salvaje, más rock. Por eso nos quería a mí y a Jorge Martínez de Despierta McFly. Yo empiezo la canción muy suave y Jorge al final la desgarra mientras va cambiando la instrumentación. Ha sido un trabajo muy interesante y encaja a la perfección en el trabajo documental de Vicky. El videoclip de la canción ha sido dirigido por Simón Aranda y lo estrenaremos en pocas semanas y de la producción de la canción se ha hecho cargo Carlos Páramo.
¿Cómo ves el panorama de conciertos y la escena aragonesa en particular en este momento tan complicado para la música?
Óscar: Nosotros hemos tenido la suerte de tocar un par de veces antes de acabar el 2020. Por supuesto que el panorama es complicado si lo comparamos con lo que había antes de la pandemia. Las condiciones han cambiado y mientras las restricciones sanitarias no se modifiquen los hábitos tienen que modificarse. En cuanto a la escena, creo que los músicos están muy activos, pero eso no se ve reflejado en los conciertos porque echas mano a la agenda y no está muerta, pero está temblando. Antes podíamos tener en Zaragoza cuarenta conciertos en dos o tres días. No sé lo que puede pasar pero ojalá cambie cuanto antes y salgamos del agujero donde estamos. Lo que queremos es seguir tocando, pero el ambiente y las condiciones son tan distintas que tenemos que adaptarnos porque la situación actual lo demanda. Esperemos que la situación nos permita ir retomando la actividad de antes de manera natural más pronto que tarde.
Y a nivel general en nuestro país, ¿qué corrientes, regiones, festivales o propuestas musicales te parecen más interesantes?
Óscar: Yo no he sido muy festivalero nunca. Estuvimos en el Sonorama en 2019 y me encantó la experiencia, pero es un formato que como cliente no me interesa demasiado porque los grupos que vas a ver tocan muy poco rato. Si te interesan tres grupos y solo vas a poder escucharlos cincuenta minutos a cada uno prefiero verles en conciertos individuales un poquito más largos. Aún así, larga vida a los festivales siempre que se establezcan unas condiciones mínimas de calidad. En cuanto a escena no sé si hay una escena determinada. A mí me siguen gustando músicos concretos. Los estereotipos o grupos cerrados no me gustan. Al final uno coge el menú de aquí y de allá, pero es cierto que tendemos a marcar con la tiza el círculo y afirmar lo que es indie, lo que es folk, rock, pop o lo que es casposo, y no tendría por qué ser así.
También la escena puede estar marcada por el consumo de música que tenemos ahora con las plataformas de streaming como Spotify y sus famosos algoritmos.
Óscar: Lo que tengo claro es que gracias a Spotify tenemos acceso a muchísima música que antes era imposible tener y podemos descubrir cosas maravillosas. Hay músicos con los que me planteo: ¿cómo esto no puede ser conocido? Antes los músicos tampoco podían grabar discos como ahora, que desde casa consigues una calidad tremenda con un “home studio”. Los jóvenes, con el acceso a la tecnología y todas las capacidades que tienen, pueden hacer auténticas virguerías. Lo malo es que hay tal cantidad de gente con una calidad tremenda que no saldrá de esos pocos oyentes nunca… Una cosa es el mercado y otra bien distinta la música que se hace, que no tiene por qué ir de la mano. En muchos casos lo que está ahí arriba es por algún motivo, pero también hay gente buenísima que nunca llegará ahí, y cuando los descubres es como si hubieras encontrado un diamante en el río, es una alegría tremenda. Por otro lado, el streaming también tiene su lado negativo. El problema que le encuentro es que la música ahora se consume casi exclusivamente en formato single. Parece que no tengamos ganas de escuchar más de tres canciones seguidas de un mismo artista y se está perdiendo de esta forma el concepto tradicional del disco. Cuando un artista lanza ahora un LP hemos podido escuchar antes muchos adelantos en forma de single y a mi entender es un poco agotador porque al llegar el disco ya casi ha perdido su capacidad de sorprendernos. Yo valoro los discos como proyectos globales y la tendencia impuesta por las plataformas de lanzar continuamente singles nos está haciendo perder el propósito que un artista tiene con sus canciones, dándoles forma en un conjunto, no sólo como entes separados. A esta fórmula más tradicional con su punto romántico le queda cada vez menos, como a los discos físicos, y esa es la parte más triste de todo el consumo musical actual. Has vuelto a la palestra con tu banda con la serie “Desconciertos” (Centro Cívico Estación del Norte - 29 noviembre) y “Otoño Cultural” (Centro Cívico La Almozara – 6 noviembre) en Zaragoza. ¿Cómo fueron esos conciertos a nivel de emociones? ¿Cómo os sentisteis sobre el escenario después de tanto tiempo sin tocar?
Óscar: Nos sentimos genial en el escenario. Ambos conciertos sonaron muy bien y fueron una maravilla. Con los ensayos recuperamos el ambiente de banda que había quedado parado desde marzo. Lo pasamos estupendamente y los conciertos podemos decir que cumplieron con las expectativas. La pena es no haber hecho veintidós en lugar de dos porque lo pasamos muy bien juntos y creo que es algo que se nota.
Sí que se os nota esa energía en el escenario. La última vez que os vi en directo fue en el Rock & Blues de Zaragoza a finales de 2019 y me encantó porque se respiraba entre los seis una gran energía y complicidad.
Óscar: Es que ese concierto sonó tan bien y estábamos tan a gusto encima del escenario… El técnico dedicó mucho tiempo a que sonáramos bien dentro del escenario y creo que fuera también se notó. Podría decir que es de los conciertos en los que nos hemos sentido mejor.
Con tu banda habéis hecho más de 40 conciertos juntos desde que publicaras “Gente Corriente” en 2018 ¿Qué planes tienes de presentaciones en directo con este complicado panorama? ¿Manejas algún calendario? ¿En qué formato tenéis pensado girar, siempre los seis o también haréis sets más pequeños como en la gira anterior?
Óscar: Si me das a elegir un formato me quedo siempre con el grupo al completo: Elvira López, Carlos Páramo, Yerai Rubio, Alberto Solobera y Jaime Lapeña. Los seis hemos tocado en formato eléctrico mayoritariamente, pero también en algunos escenarios pequeños en los que nos adaptamos a la situación, en acústico. Hemos tocado hasta desenchufados, pero cuando yo me cuelgo la eléctrica nos transformamos más al formato rock. Los seis somos capaces de sonar muy comedidos o muy potentes. En esa cualidad tiene mucho que ver Carlos Páramo con la batería. Eso sí, esta grabación terminará de una determinada manera, pero después no tocaremos las canciones del mismo modo a como están en el disco en ningún concierto, porque siempre nos gusta cambiar cosas. Esto lo hemos hecho durante todos los conciertos, además de cambiar todos los setlist de una noche a otra. Y experimentamos cambiando canciones más fuertes con toques más acústicos en directo o al revés. Ese juego nos encanta. Y el que nos escuche después de haber escuchado los discos se llevará sorpresas, y si espera encontrar el disco tal cual es no lo va a conseguir porque no nos quedamos en replicar lo que suena en las grabaciones.
Y por soñar, ¿dónde os gustaría presentar el disco cuando se lance?
Óscar: No me he parado a pensar, pero aquí en Zaragoza Las Armas suena de vicio y estaría genial. Una sala muy interesante para presentarlo. Me gustaría moverme como hasta ahora, sin ceñirnos en exceso a Zaragoza, y poder volver a Madrid, Valencia, Valladolid, Barcelona, Cantabria…
¿De la contratación de las giras te encargas tú mismo?
Óscar: Sí. El diseño de la gira lo llevo yo. No estaría mal delegar, pero hasta ahora el que lo coordina todo soy yo. Si encontrara a la persona adecuada para abordar esta empresa estaría encantado, pero necesitaría a alguien que diera todo por el proyecto y con el que tuviera confianza plena.
¿Cómo resumirías en pocas palabras lo que esperas de este disco?
Óscar: Lo que espero es disfrutar, como lo estoy haciendo hasta ahora, y a nivel de sonido que quede reflejada toda la energía y alegría que llevamos por dentro estos músicos. Espero que las canciones estén a la altura para que así sea. Sobretodo es un tema de lenguaje, de ser capaz con estas canciones de trasladar esta energía, fuerza y color que llevamos dentro.
Un placer charlar contigo. Esperamos escuchar pronto tus nuevas canciones y veros cuanto antes a toda la banda en directo. Hasta pronto.
Óscar: El placer es mutuo. Gracias a vosotros por profundizar en todo este proceso.