La distopía reinante parece una reencarnación futurista del "no future" imperante allá por los finales de los setenta, pero lejos de ser un slogan, se ha vuelto terroríficamente real. Y mientras los streamings, los trap-perreos y la post verdad nos tamizan la realidad resulta que un par de tipos, con aspecto de hooligans de manual, llevan tiempo intentando ponerle sonidos a todo ello. No son los únicos, claro está, pero si son los que te la cuentan desde los más ocultos y recónditos lugares. Desde una perspectiva que pudiera parecer distorsionada, por lo surrealista de la realidad, dos cincuentañeros, Jason Williamson y Andrew Fearn, o sea Sleaford Mods, han encontrado la alineación de los planetas en "Spare Ribs", a la sazón su sexto álbum como pareja (o séptimo si se incluye el "Wank" del 2012 en el que ya aparecía Fearn) si bien bajo el nombre de la banda ya existían otros cuatro anteriores de cuando sonaban a otra cosa y el compañero de Williamson en la parte de la producción era Simon Parfrement, hasta que en 2012 lo dejó en manos de Fearn para continuar colaborando con la banda como fotógrafo y productor de medios.
Su anterior trabajo, "Eton Alive", les situó por primera vez en el punto de mira internacional más allá de los habituales reductos de “sabios” dedicados al descubrimiento de ultimas esperanzas de la música. Hasta entonces, su progresión había sido evidente pero reducida a su ámbito inglés de influencia, siendo en ese disco donde el avance sonoro de Andrew Fearn se hizo más evidente para adaptarse a la cada vez mayor amplitud de las salas en las que esparcían sus canciones. Y desde luego donde la capacidad de relato de Williamson amplió sus registros de composición enfatizando la dificultad del acento de East Midlands, o sea de su Nottingham originario.
Y en esto llegó la pandemia, el confinamiento, el desplome de la riqueza que afecta, como no, a las capas sociales menos favorecidas, así en plural, para ahondar aún más en la crisis. Todo un caldo de cultivo para bandas como Sleaford Mods y el argumentario perfecto para que un disco como "Spare Ribs" encuentre su hábitat perfecto. Tiene su gracia el que nos identifiquen con una costilla. Nadie necesita todas las costillas para sobrevivir.
"A New Brick" es la introducción de apenas cuarenta segundos que ejerce de prólogo y resumen y que identifica certeramente la energía y las sensaciones desarrolladas en el disco. "Es un poco Pink Floyd, otro ladrillo más en el muro", en palabras de Williamson.
Si alguien espera arengas revolucionarias que espere sentado porque Williamson es un hábil contador de historias que pone, desde luego, el punto de mira en los responsables del desastre, pero sin excluir el sentido irónico e incluso humorístico. Así la localista "Shortcummings" parte de un juego de palabras de carácter sexual para señalar la arrogancia de todos aquellos privilegiados que se creen por encima del bien y del mal y los señala certeramente personalizándolos en el populista Dominic Cummings, a la sazón brazo derecho del primer ministro británico hasta su dimisión a finales del pasado año. Pero Williamson no exculpa a nadie "Es una pena que todas las personas que conozco necesiten una buena colleja".
De la capacidad de Andrew Fearn para proponer ritmos y bases inquietantes da buena fe la excelente "Nudge It", que por momentos se te agarra al estómago y no te suelta y en la que aparece Amy Taylor de la banda punk australiana Amy & The Sniffers. "Atascado en ideas tontas porque es todo lo que puedes hacer". Cuidado posers y pseudoactivistas de las redes sociales porque os están señalando. Demoledora y cantable porque el estribillo se te pega en el cerebro.
"Elocution" suena a electro ochentero, pero con ese poso de mala leche característico de la banda lo que la aleja de cualquier veleidad pop al igual que, la por momentos tenebrosa, "Out There" y su descripción de las primeras y temerosas salidas tras el confinamiento.La sarcástica "Glimpses" abunda en la ilusión de que todo se acabó antes de tiempo y es aquí cuando el calificativo de electro punk con el que habitualmente se los clasifica toma sentido y es que por momentos la tonalidad y los glisandos de la voz de Jason Williamson te retrotraen a la característica entonación vocal de Johnny Rotten. Que Wu Tang Clan son una influencia notoria reconocida en Sleaford Mods se refleja en esa oda a las esquinas de los barrios que es la muy negra "Top Room" y las secuencias elaboradas por Fearn acrecientan la sensación de claustrofobia.
La base sonora de "Mork n Mindy" es opresiva, en esa descripción de las sensaciones de la infancia, de su infancia en palabras del Williamson, y es posible que recuerde de alguna forma a los elementos descriptivos de bandas de su niñez como Flash And The Pan. De nuevo la colaboración femenina, esta vez a cargo de Billy Nomates, se convierte en una parte importante del tema y, sin duda, no es por casualidad.
"Spare Ribs" el tema que describe la inspiración del álbum suena funky, a ese funky sucio surgido en las catacumbas de los garitos, de los garitos más inhóspitos claro, que son refugio de los desheredados, y en "All Day Ticket" vuelven a revivir las sensaciones de la infancia convenientemente camufladas "para que no fuera tan obvio", en palabras de Jason.
Ya no se dan tirones de orejas a los pequeños, y esa anécdota les vale a Sleaford Mods para pensar en todos aquellos que aparentemente funcionarían mejor con un par de hostias. Seamos sinceros, todos lo hemos pensado alguna vez, pero aun así en "I Don't Rate" se desmarcan porque, por si no ha quedado claro, Williamson no da consignas, solo es el bardo relator que refleja lo que ocurre a su alrededor "No quiero estrellas cerca de mí, no soy una maldita galaxia".
Que Sleaford Mods destilan peligro parece obvio, pero eso es más una sensación visual que real y de nuevo, y al igual que la crítica social es una constante en el disco, se refugian en la infancia quizás porque en época de incertidumbres todos añoramos tiempos que en general fueron más felices o, al menos, esa es la impronta que nos ha quedado, esa es la línea del tiempo que refleja en ese sonido atonal parido por Fearn que recorre toda la canción desde el principio. Y de eso habla "Fishcakes", y de paso es un cierre de disco de alguna forma esperanzador.
"Spare Ribs" es un paso adelante en la carrera de Sleaford Mods, quizás definitivo para su consolidación en la primera línea de la música, de esa música surgida en la época del confinamiento, de ese confinamiento en el que fue parido y que parece no acabar nunca. Es música de resistencia más que de denuncia, sin renunciar a señalar con el dedo a toda una clase dirigente que sigue mostrando su ineptitud apenas sin disimulo y en la confianza que los medios de adoctrinamiento controlen los rebaños a que aspiran en convertirnos, y aunque el enfoque es fundamentalmente británico claro, el resultado es mucho más global. Con sus cómplices por supuesto, que no son necesariamente de ninguna clase social. O si, de la suya.
Sleaford Mods han parido un disco visionario y nostálgico a la vez, muy por encima de cualquier etiqueta que aspire a identificarlos, que revitaliza géneros que parecían domesticados y que acusa a la posverdad de ser el eje vertebrador. "Spare Ribs" habla de la disponibilidad de la gente a aceptar lo que te digan sin rechistar y sin cuestionarlo. Y si lo haces estás fuera.
"Sleaford Mods actualmente es la mejor puta banda de rock’n’roll del planeta" (Iggy Pop)