Por: Skar P.D.
Los acontecimientos tienen una secuencia cíclica, hay numerosos estudios que lo demuestran. Uno de ellos, de los que tenemos conciencia y documentación, es el "hype" en la música británica. Regularmente los medios británicos se ponen de acuerdo y elevan a tal categoría a un par de bandas por año. No tengo muy claro si esta consideración es gratuita o certera pero la experiencia te indica que gran parte de ellos, de los "hypes", se desinflan más o menos rápido y no siempre por falta de talento. Black Country, New Road (BCNR) es el nuevo "hype" de este año y como un reloj las principales, o habituales, referencias escritas encabezadas por New Musical Express se han puesto de acuerdo para declararlo así y, de paso, anunciar la buena nueva a todo el mundo.
De las cenizas de Nervous Conditions, una banda lastrada por ciertos comportamientos inadecuados, y una vez despedido el causante y alguno que otro, surgió allá por 2018 la formación causante del revuelo, y de las ondas expansivas, que regularmente agita las procelosas aguas de la música británica, por lo menos antes del Brexit, que esa es otra. "La mejor nueva banda británica" según la revista Mojo refiriéndose a BCNR ¿Una más?
¿Qué es lo que motiva que una banda de veinteañeros se aventure por los campos llenos de minas de la experimentación, la vanguardia, los atisbos de Jazz, los ritmos y patrones complejos de eso que se llama post-rock e incluso lo aderecen con pinceladas de la música tradicional judía de Europa del Este? ¿Se puede salir airoso de todo ello sin ser tachados de pretenciosos por la planicie mental dominante o lo que sería peor, sin convertirse en el “hype” de turno auspiciados por las elites prestas a devorarlos, tal es la urgencia modernista de la que hacen gala? Las élites me refiero.
Para afrontar todo esto con apenas veinte años, cuando menos, hay que ser competente en los roles asumidos en la formación de la banda y no cabe duda de que lo son, incluida la formación clásica de algunos de sus miembros, tan competentes como para desarrollar su atrevimiento en unas canciones deudoras de tiempos mucho más pretéritos de los que el termino prog-rock o nombres como Slint o Bark Psychosis pudieran sugerir.
En realidad, gran parte del material de este "For The First Time" ya se había publicado en formato single a lo largo del pasado 2019, o no tanto, porque temas como "Athen's, France" o "Sunglasses" han vuelto a ser grabados con importantes modificaciones tanto en música como en letra para la publicación de este álbum de debut. La versión 2.0 de BCNR en sus propias palabras.
Instrumental es el corte de apertura del disco y los aromas folclóricos del "klezmer" del violín de Georgia Ellery se mezclan con atisbos del free jazz de las notas juguetonas que emanan del saxo de Lewis Evans y que dibuja los esquemas del rompecabezas sónico que vendrá a continuación.
Muy sugerente es el comienzo de "Athen's, France" tanto que pudiera parecer que va a desembocar en las líneas reconocibles de las melodías pop. Nada más lejos de la realidad, el recitado de Isaac Wood (voz y guitarra), otro más que se apunta a la tendencia de moda que es el spokenword, aleja cualquier atisbo de estribillo porque no es eso lo que se busca. Antes bien la causticidad y la autocrítica se hacen más que patentes a lo largo de los pasajes en los que se convierten las canciones de este tipo de música tan deudora, y ya es hora de decirlo, de Van Der Graff Generator. "Ella odia todas las listas de reproducción que jura que hizo cuando tenía quince años". Hay líneas vocales que definen toda una composición.
Los aires del free jazz más extremo sirven de apertura para "Science Fair" que inmediatamente se transforma en un relato de poesía hablada hipnótica y mordaz a la vez, mientras que, en las sucesivas intervenciones del saxo, el fantasma de James Chance pugna por hacerse visible mientras la voz de Wood ironiza: "huyo del escenario con la segunda mejor actuación de tributo a Slint". Que sepáis que sabemos lo que vais a decir, parecen proclamar.
Enigmática como solo los acordes del prog-rock (para entendernos) son capaces de sonar arranca "Sunglasses", el caso es que los arpegios, la batería y, sobre todo, la aparición del bajo, producen cierto efecto magnético del que te despiertan el saxo y el violín con unas notas de algodón de las que te abrazan mientras la voz del Wood te va guiando hasta que la conexión estalla en mil pedazos y cambian de registro para darte el disparo de salida hacia una meta aún por definir. "Soy invencible con estas gafas de sol". Así es la música, así suenan BCNR y así se sienten.
"Track X" es una pieza compuesta para ballet, no me cabe duda, por buscarle una explicación al carisma que destila. Todos y cada uno de los sonidos que revolotean a lo largo de la canción, y que arropan a un Isaac Wood con tonalidades de crooner, están magistralmente concebidos para ser compañeros de viaje en una demostración de calidad y talento al alcance de muy pocas bandas de tan insultante juventud. Los coros de tonalidad dulce no hacen sino abundar en que "Track X" es una composición para tenerles fe.
Las letras de Isaac Wood tiene múltiplos guiños a la cultura pop y de la misma manera que en "Sunglasses" referencian a Richard Hell o a Scott Walker, en esa epopeya acerca de superar barreras, de los errores cometidos, de cómo afrontar los obstáculos y de cómo reinventarse, escapando incluso de tu ciudad que es Opus, es Bruce Springsteen el ejemplo metafórico que utilizan sin dejar lugar a la duda, no otra interpretación cabe cuando dicen "haciendo caballitos con mi motocicleta por Thunder Road". Los ocho minutos de la canción iniciados con unos riffs de guitarra emparentados con el Math rock, sirven además para augurar los próximos pasos de una banda inquieta y que ya da por finalizada una primera etapa. "Lo que construimos debe caer a las llamas ascendentes".
“Karl nos llamó todos los días durante unas tres semanas”, dice Wood comentando el periodo convulso transcurrido a partir de la autodestrucción de Nervous Condition y el replanteamiento del futuro y su conversión en una nueva banda. El tal Karl es Karl Hyde de Underworld, que a la sazón es padre de Tyler Hyde (bajo) y que, junto a los citados anteriormente, May Kershaw (teclados), Charlie Wayne (batería) y Luke Mark (guitarra) completan la formación de la banda. Es razonable pensar que el interés en la banda de un tipo, con el bagaje de Karl, va más allá del mero hecho de ser "padre de". Y este "For The First Time" despierta el interés.
Black Country, New Road es una banda compleja porque sus entramados sonoros esconden más sorpresas de las que pudiera parecer en un análisis apresurado y porque no se pueden analizar estilos como el prog-rock de una forma estática obviando las influencias externas, léase folk, jazz, experimentación, o más cercanas como el sonido de Canterbury de principio de los setenta. No es baladí esta referencia, y entre bromas y veras lo dejan caer al hablar del presente y del futuro de la banda: "Bromeamos sobre ser como Arcade Fire”, dice Wood. “Lo que fue divertido en ese momento, ahora estamos bromeando sobre la escena de Canterbury."
Es posible que cree filias y fobias a partes iguales, pero "For The First Time", y los destellos de calidad que transmite, no deja indiferente y no sería justo anclarlo en el cajón de sastre cada vez más amplio y por lo tanto menos definido que es eso llamado post punk, porque para empezar BCNR no tienen nada de punk. Y además contiene los elementos como para pensar que detrás de cada nota hay unos tipos con el suficiente talento como para abrir expectativas, expectativas ciertas, claro. Pero es solo el primer disco, y la expectación tan inusitada no siempre juega a favor. Pretencioso para unos, inteligente para otros, incluso puede que excesivamente intelectual. Pero es un disco de amplitud de miras, lleno de posibilidades y dinamismo y con la sensación de impulso experimental necesario como para atraparte sin necesidad de ponerse exquisito. Lleno de música, con multitud de colores no siempre de tonos claros.