Por: Sergio Iglesias
Fotografías: Julen López
Hay que aprovechar las escasas oportunidades que se nos dan últimamente de disfrutar de la música en directo, y ésta no podíamos dejarla pasar. Por fin podíamos ver a Lie Detectors presentando en Bilbao su “Long Play” un año después de su publicación, y lo hacían en la sala Santana 27 en el marco del Mocker´s day, la fiesta que anualmente reúne a los rockers y a los mods de la zona… aunque, a decir verdad, allí había de todo, y todo bueno, por cierto.
Me comentaba antes del concierto Eneko, guitarrista de Lie Detectors, que éste era el primer concierto que daban en esta nueva situación y que no sabían cómo iba a ir la cosa, porque nunca habían tocado delante de un público sentado y con mascarilla y que podía ser un hándicap porque ellos necesitan “el barro” del directo. Pues, como todos imaginábamos y tal y como contamos más adelante, todo fue de puta madre, porque barro hubo de sobra… la gente sabía lo que buscaba y ellos supieron cómo dárselo. Porque esto del rock and roll, con mascarilla o sin ella, sentados o de pie, es una cuestión de actitud, y de eso, los Detectors van sobrados.
Para abrir boca, desde Donosti y Hondarribi llegaban Voodoo Charms, en sustitución de los locales Micky and The Buzz, que se cayeron del cartel en el último momento y a los que echamos de menos… y no porque la banda gipuzkoana sea mala, ni mucho menos, ya que demostraron una solvencia tremenda a lo largo de la hora que duró el bolo. Los Voodoo cuentan en sus filas con Jorge Carrere y Rafa Ardanuy, ex de los míticos rocketas Temblores y con la voz de Karmen Savage, una estupenda cantante que, al igual que el resto de la banda, estuvo muy correcta a lo largo de todo el concierto. Precisamente esa corrección es lo que hizo que, yo personalmente, no apreciara el sábado todo lo que tienen los gipuzkoanos…
Tras un breve paso por la barra para el avituallamiento, los primeros acordes de “Donapaleu”, esa intro que a Lie Detectors les sirve lo mismo para entrar que para salir, indicaban que la máquina estaba en marcha y que empezaba el espectáculo… más aún cuando entró en escena Txema para convertirse inmediatamente en “Megatón ye ye”, el tema ideal para entrar en el bolo, al que la gente ya venía predispuesta de sobra, y para presentar a los teclados a Álvaro Turrión, el último en incorporarse a la banda para dar todavía más color a los temas del nuevo disco, y cuya presencia se justifica escuchando, entre otras cosas, la despechada “Hello, Agur”.
La cosa continuaba con la divertida “Muero en primavera”, antes de hacer un paréntesis en la presentación del nuevo disco para atacar “Sin ti no puedo estar”, esa descojonante oda al secador que precedía a “Pínchalo”, uno de los grandes himnos de los gipuzkoanos… “¿Qué tal un poco de pub rock?”, pues venga, ¡dale!
Porque en Lie Detectors, efectivamente, hay pub rock, pero también hay garage, hay punk, pop, psicodelia y muchas más cosas y, sin embargo, todo en ellos suena natural y auténtico, como ese riff a lo stooges de Eneko en “Sr. Juez”, cuya letra sonó más actual que nunca (“Juzguen al rey”, cantaba Txema enrabietado).
La única versión que hicieron fue “Pesadilla”, una revisión del “Kicks” de Paul Revere and The Raiders, vía Elia y Elizabeth, que se adapta como anillo al dedo al repertorio de la banda, y con la que daban paso a un último bloque en el que uno tras otro fueron cayendo temazos como “La felicidad”, la grandiosa “Chelsea boots”, “Así sí”, otra oda, esta vez a la cerveza, como es “El regalo” y “Me gusta la calle, Hey! Hey! Hey!”, el tema con el que de verdad fuimos conscientes de que es una putada ver a estos tipos sentados y a punto estuvimos de saltarnos el maldito protocolo, mientras nos cagábamos en el puto virus.
Al ritmo nuevamente de “Donapaleu” llegábamos a lo que parecía el final obligado y marcado por el horario impuesto a la hostelería en Euskadi. Pero, por suerte, los Detectors tenían para nosotros una bola extra con la vulcaniana historia de la “cita estelar” con la teniente Uhura que daba por finalizado, esta vez sí, uno de los mejores directos que se pueden disfrutar a nivel estatal hoy por hoy, gracias al nivel que atesoran todos los miembros de la banda, desde la base rítmica formada por Urko a la batería y Aitor al bajo hasta la voz de Txema (sobrado de actitud y aptitud), pasando por la inconfundible guitarra de Eneko y los teclados de Álvaro.
Así que, dentro de la mierda que es todo esto que estamos viviendo, nos quedamos con lo bueno: que de nuevo hemos vuelto a disfrutar de la música en directo, demostrando una vez más que la cultura es segura. (#laculturaessegura)