“Buenas noches, bienvenidos, hijos del rock and roll”. No hay mejor frase para comenzar a hablar de estos hermanos valencianos que formaron la gran banda de rock en la que se han convertido Los Zigarros, los verdaderos hijos del rock and roll a los que se refería Miguel Ríos. Con éste “¿Qué demonios hago yo aquí?”, grabado poco antes de que comenzara nuestro aislamiento pandémico en el mítico Circo Price madrileño, los Zigarros se coronan como la mejor banda que puede representar en nuestro país el espíritu legado anteriormente por mitos de la talla del citado Ríos o del más cercano Tarque. Lo suyo es el rock sin aditivos, con poderosas guitarras que disparan riffs certeros y mensajes con gancho que destilan ganas de desbarrar. Y esto es precisamente lo que se nos muestra a la perfección en este disco y DVD grabados el pasado mes de enero durante dos noches consecutivas rodeados de amigos en el Circo Price y que presentarán, tras el parón obligatorio que hemos vivido en cuanto a espectáculos en directo se refiere, el próximo 26 de diciembre en un doble pase en La Riviera. Escalando posiciones.
Si alguien pudo verles en alguno de los muchos conciertos que ofrecieron con motivo de la presentación de su más reciente disco de estudio “Apaga la Radio”, lo que encontrará en este combo es una perfecta forma de rememorar lo vivido, porque este disco es una fiel reproducción de lo que ofrecían en directo el grupo de los hermanos Tormo durante 2019, sin recordings ni filigranas de estudio, salvo, eso sí, las múltiples colaboraciones que desfilaron en estos dos conciertos memorables. Fito Cabrales, Carlos Tarque, Leiva, Ariel Rot, Aurora García, Carlos Raya y Ángel Vera se reunieron con el cuarteto valenciano para derrochar decibelios, camaradería y actitud canalla. Ahí es nada.
Como fin de fiesta, la banda y todos sus invitados juntos sobre el escenario encaran “¿Qué demonios hago yo aquí?”. Seis cantantes y seis guitarras sonando simultáneamente sobre el escenario, dejando claro que el rock es eterno y que junto a esta banda está más vivo que nunca. Las cartas claras y sin marcar. Un auténtico lujo para aquellos que disfrutamos con el rock sin apellidos, el que nunca muere, el que derrocha actitud, pero que por encima de todo tiene esencia junto al sonido crudo de las guitarras. Si nos preguntamos “¿Qué demonios hago yo aquí?” al escuchar este disco o al dejarnos seducir por sus imágenes de factura brillante sin perder la naturalidad de un verdadero concierto en directo, la respuesta será muy sencilla: Simplemente gozar.