Por: Àlex Guimerà
Demasiadas cosas les han pasado a los australianos desde que en 2014 publicaran su anterior trabajo “Rock Or Bust”. La principal y la más dolorosa, el fallecimiento de Malcolm Young a finales del 2017, alma en la sombra de la banda quien ya llevaba una década prácticamente retirado de los directos pero quien había seguido escribiendo canciones para engrosar el legado de la banda que formó junto a sus hermanísimos (George Young también nos dejaba un mes antes que el propio Mal).
Pero aún hay más, el batería Phil Rudd tuvo que ser apartado de la banda por unos problemas con la ley que le llevaron al arresto domiciliario. Mientras el bajista Cliff Williams decidía retirarse y abandonar el barco harto de la gira de “Rock Or Bust”. Y para rematarlo, en 2016 Brian Johnson dejó los escenarios debido a sus problemas de audición al estar expuesto a altos niveles de decibelios, por lo que tuvo que ser sustituido tras el micro por un sorprendente Axl Rose, quien encajando en el puzle acabaría cantando postrado en una silla tras fracturarse el pie.
Demasiados contratiempos que auguraban el fin de la legendaria banda de hard-rock. Pero nadie contaba con que AC/DC vivirá siempre que Angus pueda dar el callo, y eso es lo que ha sucedido con este nuevo trabajo de auténtica resurrección en el que vuelven con su formación clásica más el sobrino Stevie. Así, el quinteto regresó a los habituales The Warhouse Studios de Vancouver y al productor Brendan O’ Brien para grabar doce nuevas piezas que según dijo Angus (?) fueron compuestas por él y por Malcolm durante la época del “Black Ice” ( 2008).
El resultado por más previsible que sea no puede resultarnos más que grato y sorprendente, pues aún tirando de una fórmula que llevan más de 45 años explotando, nuestros héroes nos vuelven a convencer. Y lo hacen a base de riffs, gritos agudos, coros pegadizos y solos electrizantes para recordarnos lo que es el auténtico rock’ n roll.
Ya con los primeros segundos de "Realize" vemos como la cosa va en serio, desde los "hey hey hey" de Brian antes de decirnos "the moment you realize", los aporreos de la sección rítmica y toda esa capa de coros y sintes que se encuentran en segundo plano pero que adornan el salvajismo rockanrollero de Angus Young y sus AC/DC. Y es que la cuidada producción tiene mucho que ver con el éxito del nuevo trabajo al crear una capa que potencia las virtudes de las canciones. En esa misma onda se sumarán as electrizantes "Witch' s Spell" y "Systems Down".
Pero tenemos otros cañonazos marca de la casa como "Rejection", con su ritmo irresistible y una especial lucidez vocal de Brian; el letal single de adelanto "Shot In The Dark" y su tono bluesy; los tintes de rock sureño de "Kick You When You Down" y "No Man' s Land", la ochentera y bailonga "Though The Mists Of Time"; el boogie "Wild Reputation" o unas "Demon Fire" y "Code Red" que parecen hechas para ser cantadas en directo por su antiguo socio Axl.
Un disco que hay que saborearlo como lo que es: el regreso de unos amigos de toda la vida que aunque por conocidos siguen estando allí y nunca nos decepcionan. Y eso, en plena época de incertidumbres, pandemia y crisis mundial, debería significar mucho para los que nos consideramos amantes del rock. Que nunca abandonen el edificio.