Por: Juanjo Ordás
Un resumen facilón de "Cantos de ultramar", el nuevo disco de Juan Perro, sería que se trata de las canciones de "El viaje" -su álbum de 2016 en el que se hacía acompañar solamente de su guitarra- tocadas con banda. Pero sería un error tomar del todo en serio esta explicación. No es inadecuada, desde luego, pero "Cantos de ultramar" es mucho más. De hecho, es mucho más que un disco, ¡es un proceso! De ahí se entiende que se haya editado en formato disco libro, con pertinentes notas aclaratorias, pequeñas píldoras filosóficas que página tras página y canción tras canción, ayudan a meterse a fondo en la obra. Además, hay fotografías de gran calidad y tamaño firmadas por de Sergi García que ayudan a explicar la obra, así como la tablatura de cada canción.
No sé si alguien recuerda que allá por 2010 aproximadamente, el señor can regaló -a través de la web de su oficina- maquetas a pelo de las canciones que en ese momento estaba trabajando. Eran espartanas pero a muchos nos fascinaron y estuvimos agradecidos de que las pusiera a nuestra disposición como buenos fans. Durante los meses siguientes, rodó esas canciones por diversos escenarios acompañado de banda. Y fueron cogiendo forma, una forma que a su vez mutaba cuando la canción o su autor lo querían. Y la banda también fue cambiando mientras las canciones crecían. Hasta que fueron registradas en estudio y dieron forma a "Río negro" en 2011.
Ese mismo proceso (o al menos uno que desde fuera se adivina como similar) ha sido el aplicado en "Cantos de ultramar". Las canciones que en El viaje vivían a base de voz y guitarra, ahora llegan transformadas en canciones de banda, tanto, que el disco viene firmado por La banda de Juan Perro, dando a entender claramente que esto ha sido un trabajo a varias manos. Es un gesto que le honra, aunque era innecesario, porque el caballero nunca ha tenido problemas en destacar la magia de los músicos que le han acompañado a lo largo de los años. La banda es curiosa, porque integra la experiencia de Juan Perro y Joan Vinyals, con la juventud escalonada de David Pastor, Pere Foved, Isaac Coll y Gabriel Amargant. Todos ellos eminencias y una interesante combinación para hacer que las canciones de "El viaje" suenen nuevas en "Cantos de ultramar". Y es ahí donde se aprecia el proceso, o más bien el resultado del proceso, de la experimentación alquímica que hace que una canción se convierta en otra, sin dejar de ser ella misma. No deja de ser un juego interesante contraponer "El viaje" y "Cantos de ultramar" (de hecho alguna pobre se ha perdido por el camino), pero antes de hacerlo es recomendable ponerse este último de principio a fin y dejar que cuente su propia historia. Porque es otra igual de buena.
Se trata de jazz y canción española, del espíritu coloquial, de la calle que vive tanto de noche como de día. Cantares de ultramar no sigue horarios, es libre, como lo es la interpretación de unos músicos vivos que saben cuando soltarse y cuando adherirse a las demandas de la canción. Por supuesto, ahí tenemos como capitán a un Santiago Auserón único, un cantante como ya apenas quedan, capaz de sensibilizar cualquier texto mediante sus cuerdas vocales pero que encima sigue destacando como uno de los mejores letristas de habla hispana. A creadores así hay que cuidarlos mucho.