Royal Green: “Royal Green”



Por: Skar P.D. 

No es habitual que un batería, o baterista en terminología ofensiva para determinados oídos, cobre protagonismo. No en los tiempos que corren de despersonalización de las bandas. Y es que ya no hay bandas como las de antes, ¿verdad? The National es uno de los últimos vestigios del concepto clásico de grupo con capacidad para ser cabeza de cartel, y ya van para más de 20 años. ¿Se me entiende? Y para abundar más en la personalización analógica de lo digital, mucho más raro es que un batería forme parte activa del sonido reconocible de una banda. Bryan Devendorf cumple todos los requisitos anteriormente expuestos y es. desde luego, el batería de The National. No es fácil tener una personalidad propia sentado detrás de las baquetas.

En tiempos de descanso, proyectos paralelos y situaciones de reclusión, Brian Devendorf ha visto la oportunidad de rescatar viejas demos caseras de finales de los noventa, y junto a su amigo Nate Martínez (sintetizadores y "diseñador de sonidos"), han restaurados los sonidos, añadido algunas pistas, nuevos, o posiblemente primeros, arreglos y han confeccionado el disco de debut del batería. Aaron Dessner buscando un hueco en su trabajo con Taylor Swift, el multinstrumentista Josh Kaufman y hasta la cuñada de Devendorf también han colaborado a ello.

Es muy evidente las modestas pretensiones de la elaboración de este disco, al fin y al cabo la discreción es otra de las características de este lanzamiento apoyado básicamente en la idea de "el disco en solitario del batería de The National". El propio Devendorf se reivindica así: "solo soy el batería que se presenta".

La falta de pretensiones se ve reflejada no solo en lo escueto del número de canciones, exactamente ocho (en realidad solo 5 más 3 versiones de temas clásicos y reconocibles), también en una producción minimalista, cercana al low-fi, que huye deliberadamente de momentos extraluminosos, apenas sin rastro de los patrones rítmicos marca de la casa y que se sumerge suavemente en los matices electrónicos y folkies propios de eso que se llama indietrónica y que, curiosamente, tuvo su inicio al final de la década de los noventa, más o menos cuando Bryan Devendorf empezó a pergeñar lo que veinte años después se ha convertido en su primer disco en solitario.

"Frosty" abre el disco de forma tranquila a modo de paseo al atardecer por la ribera de algún rio bajo las primeras lloviznas otoñales. No impacta, solo tranquiliza. El "If Not For You" de Dylan arranca con sonidos experimentales para emparentarse rápidamente con sonidos acústicos deudores de las versiones tipo bandas como Nouvelle Vague. Deliciosa por momentos. La sensación de miniaturas sonoras es abundante a lo largo del disco y la melancólica "Breaking The River", que ha servido como adelanto sonoro al album, es fiel reflejo de ello. La sorprendente versión del "beatleiano" "Baby You're The Rich Man" denota una preocupación por descartar toda sensación de relleno en la incorporación de las versiones al track list del álbum. Directamente la melodía original transcurre por encima de unas notas nada cercanas a la original. Con peor o mejor fortuna se convierte en una nueva canción.

¿Qué pasa si eres el pasajero enfermo? Con este título, el irregular y, por momentos, endeble desarrollo de "What If You Are The Sick Passenger?" no puede con el excesivo minutaje apenas salvado por los aires latinos de los 2 minutos finales. Bien parece compuesta a propósito para la situación actual. La sorpresa del disco es "Halo Changrin", un descarte The National compuesta por el propio Davendorf. Desde la introducción operística hasta el más que evidente empaque de la estructura, melodía incluida. Los arreglos superan la inclinación al minimalismo para tomar carta de naturaleza y construir un tema pausado y cálido. Excelente. "Hallucinations" tiene un aroma psicodélico y naif, un tanto experimental, y con la extraña característica de apoyarse en unas líneas livianas, como si la cristalería se pudiese romper en cualquier momento. Es posible que te atrape si te pilla en una regresión a un mundo fantástico e ideal que, en realidad, no existe.

Preguntado por el motivo de la elección de las 3 versiones presentes Devendorf contestó "honestamente porque encontré los acordes por internet" y los remodeló visto el resultado final. "Dreams" de Fleetwood Mac en su etapa Fleetwood Nicks, más desnuda y mucho más bossanova que la original, es buena muestra. Cierto que carece de la brillantez de su modelo y que se echa de menos la cautivadora voz de Stevie Nicks, pero refleja nítidamente el espíritu con el que está concebido este disco y su posición como cierre todo un acierto.

"Royal Green" es un disco cercano e intimista. Irregular por momentos y en una primera escucha parecería compuesto por retazos de ideas en formato demo elevadas a la categoría de canción. Pero, a pesar de ello, las sucesivas escuchas muestran claramente que hay una línea de intensidad argumental en todo el disco. Corto en su minutaje y no tanto en su transmisión emocional. No es el mejor disco del año, no tiene el empaque para ello, pero es un disco solvente, es un disco de indietronica y otra cosa no, pero la indietronica tiene un componente emocional que te cautiva en su sencillez Lali Puna mediante. Y, además, es un disco cuya única ambición es mostrarte la reflexión de un músico en un tiempo convulso. Es el disco del batería de The National.