Por: Skar P.D.
Hay un periodo en la historia de la música a caballo entre dos décadas que quizás no figure en los libros como el típico movimiento del "sonido de tal", o ni siquiera con la consideración de movimiento. Estar entre dos décadas no parece la situación adecuada para ser referente de nada. Y más cuando se utilizan diferentes nombres para referirse a lo que ocurría porque en realidad no bastaba con un solo nombre. ¿New wave?
El periodo comprendido entre mediados de los 70 y los primeros 80 alumbró una suerte de epifanía de la que entonces no se era consciente, y nombres como Tom Petty, Graham Parker, The Plimsouls, Nick Lowe, Elvis Costello, Joe Jackson, The Cars o Cheap Trick son difícilmente englobables bajo una única etiqueta, así que para entendernos la conjunción de los estilos de cada uno de ellos los etiquetamos como New wave por tener una unidad de referencia más que nada, y si nos aventuramos un poco más en profundidad incluiríamos el power pop.
Este segundo disco de The Speedways supone un avance cualitativo con respecto a su prometedor y unipersonal "Just Another Regular Summer", del año pasado, y es que la configuración como banda estable con la inclusión de Mauro Venegas (guitarra líder), Adrian Alfonso (bajo) y Kris Hood (batería) parecería que han dotado a Matt Julian del soporte necesario para desplegar un conjunto de canciones más maduras, más redondas, más relajadas, por lo tanto con menos urgencias. Y es que repartir los esfuerzos, a diferencia del proyecto unipersonal del primer disco, siempre aporta sinergias que en este "Radio Sounds" son muy evidentes. Es verdad que el compositor casi en exclusiva sigue siendo el ex-Breakdowns pero...ejecutado y arreglado por The Speedways. O sea, las sinergias.
"This Aint A Radio Sound" suena a The Cars y es la evidencia de que la etiqueta power pop se expande a sonidos nuevaoleros, americanos por más señas, y esto desde luego es una ampliación del horizonte para una banda genuinamente británica. "Solo necesitaba un empujón porque las promesas nunca son suficientes". Las radios ya no tienen espacio para las promesas.
La tradición británica del power pop, esa que los Attractions revisitaron en los primeros discos de Costello, se hace patente en los apenas dos minutos de "The Day I Call You Mine", de la misma forma que los coros de "Daydreaming" o el influjo cinematográfico de Grease visible en "Your Brown Eyes Look So Blue" te vuelven a remitir a las influencias americanas, léase The Beat, en la primera, o a las coreografías de las Pink Ladies en la segunda. "Mientras estabas soñando, yo también lo estaba soñando". Vamos, ni el mismísimo Danny Zuko.
"Kisses Are History" es la joya de la corona, un clásico instantáneo, una balada con mayúsculas, llena de sensibilidad, llena de esa agria melancolía por el amor perdido tan genuinamente powerpopero con esos arpegios guitarreros en segundo plano absolutamente ensoñadores y con la desgarradora voz de Matt Julian cerrando el circulo: "antes eras un misterio, pero ahora tus besos son historia". Pues eso, de enamoramiento instantáneo.
En un disco sustancialmente energético, "This Is About A Girl Who Loves the Sun" hace honor a su título y es una evocación ensoñadora a un futuro mejor, bien construida, llena de sensibilidad y esperanza. Con la voz de Marilyn Monroe de fondo...directa al corazón. "Number Seven" suena a rebeldía, a tomar decisiones y a afrontar el futuro con optimismo: "Si digo hola todos se callan así que me iré, adiós". Si soy el rarito, pues lo asumo.
El influjo de la nueva ola estadounidense, otra vez The Cars, vuelve a aparecer en "Good Girls Don't Break Hearts". Y claro que no, las buenas chicas no cuentan mentiras. Pura nueva ola hasta en el título.
Radio Sounds es un disco de power pop, es innegable, pero que cuenta con las dosis de experiencias necesarias de músicos que ya llevan un tiempo en esto y que saben aderezar las canciones con especias sacadas de aquí y de allá, así que no es extraño que "Empty Pages" rezume los aromas del mejor Graham Parker en su calculada sencillez y efectividad.
Y urgencias, porque las urgencias son otra de las señas de identidad de los discos que beben de las influencias de canciones y melodías imperecederas, y en ese sentido, en "Had Enough This Time" lo explican explícitamente, o en "Telephone Lies", donde vuelven a sacar a flote ese sentimiento imperecedero y tan inspirador en ciertos estilos como es el desamor: "No debería reírme, pero ¿por qué debería llorar?" Lo que pasa es que en el power pop no queda hueco para la desesperación, más bien todo lo contrario, es el optimismo escrito en un pentagrama por muy mal que creas que te van las cosas.
Sin solución de continuidad la batería y los acordes sordos de "In A World Without Love It's Hard To Stay Young" sirven de perfecto colofón al disco, para decirnos una vez más que valen la pena las historias de desamor porque por muy difíciles y por muy irreparables que te parezcan acaban haciéndote sentir vivo y por lo tanto joven. La magia del power pop. Y un tema perfecto para conseguir el efecto deseado de todo disco optimista que se precie: esa especie de sonrisa bobalicona que se te pone al oír la banda sonora que acompaña a los créditos de las películas con final feliz.
The Speedways no es una banda de jovenzuelos impetuosos, todo lo contrario, es una banda de músicos con el suficiente bagaje como para considerarlos veteranos, y en ese sentido "Radio Sounds" es un disco maduro, lleno de melodías, acordes y middle eights reconocibles, clásico por así decirlo, pero, y esto es lo importante, nada superficiales y con canciones absolutamente inspiradas, bien estructuradas, mejor resueltas e impecablemente producidas. Matt Julian ha escrito un disco pleno de melodías atemporales, vocalmente desgarrador e irreprochable, que suena a verdad cuando canta sobre el desamor y la esperanza. Sobre el futuro y sobre la ilusión. Si hay alguna fórmula secreta no cabe duda de que The Speedways son conocedores de ella. Saben lo que quieren hacer y lo hacen bien, muy bien. Y esta es la gran verdad del pop, del power pop, de la nueva ola o como se quiera etiquetar, generar alegría para hacernos sentir menos solos.