Por: Javier Capapé
El sobrenombre “Unplugged” de la conocida cadena de televisión musical MTV ha sobrevolado en varias ocasiones entre la familia Gallagher. De todos sus fans es conocido el desplante que el propio Liam hizo a su grupo cuando iban a grabarlo en agosto de 1996, en pleno pico de ebullición de los disueltos Oasis. En esa ocasión tuvo que enfrentarse solo a esa importante cita el bueno de Noel, pero sus deseos de ver publicado ese trabajo quedaron truncados por la ausencia del pequeño de los hermanos, el frontman insustituible de Oasis. Por más que Noel dejó un testimonio más que decente de esa grabación (de la que circulan múltiples copias piratas desde entonces) no representaba fielmente el espíritu de la banda de Manchester y quedó como una curiosidad más de la misma. El pasado verano Liam se propuso rematar aquel fallido intento de la serie Unplugged y grabó, ahora sí, como protagonista absoluto, un concierto acústico en directo que bien podría haber sido aquel no rematado como es debido en el ’96. El 3 de agosto de 2019 Liam Gallagher y su banda, con el inestimable apoyo de la Urban Soul Orchestra, registraron cinco canciones de su repertorio solista y otras tantas de su banda madre en el Hull City Hall de Kingston Upon Hull para dar forma a su Unplugged definitivo. Esta vez sí que sí, y además, sin necesitar el apoyo de su hermano para llevarlo a buen puerto.
En los últimos meses hemos ido escuchando diferentes adelantos de este Unplugged hasta que el pasado 12 de junio se lanzó finalmente este álbum en vivo que guarda algunas sorpresas bajo la manga, como la reivindicación siempre presente de Oasis dentro de su repertorio, que se articula al 50% con sus canciones propias en esta selección que opta por los medios tiempos. Como homenaje a la banda que le vio nacer (y que algunos desean que pueda resucitar más pronto que tarde) Paul Arthurs acompañó al pequeño de los Gallagher para interpretar las canciones de la banda que compartieron ambos y de la que seleccionaron temas tan reconocibles como “Stand by me”, “Some might say” o “Champagne Supernova”, sin olvidarse de otros también queridos como “Cast no Shadow” o la cara B “Sad song”. Junto a estos clásicos de los mancunianos aparecen hasta cuatro temas de su más reciente álbum publicado como “Now that I’ve found you”, “One of us”, “Once” y “Gone”, todos ellos con arreglos acústicos propios de este formato, además de “Wall of glass”, el que abriese su debut solista hace escasos tres años. Es con este mismo con el que arranca su Unplugged, intentando mantener la garra que desprendía en su versión original, pero esta vez bajo el predominio de las cuerdas de nailon. Destacan también sus coros, dándole un toque refinado, así como los arreglos de Hammond. Y esto sólo es el principio, porque Liam se muestra en todo momento pletórico, con una voz cuidada a la par que rotunda. Sabe que ésta es una excepción en su carrera, pero de la que debe salir airoso. La electricidad y la pose quedan a un lado y el gusto más distinguido se impone, sin perder algo de descaro, todo sea dicho, aunque para apreciar totalmente esa actitud quizá necesitásemos ver el vídeo que acompañe a este lanzamiento, que se queda a medias al solo ofrecerse en formato audio, y que estoy seguro que con el vídeo ganaría enteros.
“Some might say” brilla desde la aparición de su piano juguetón, pero en este caso la voz de Liam no se desgarra tanto. Suena más fina, como queriendo engrandecer el momento mágico de volver a escuchar uno de los temas más acertados de los desaparecidos Oasis apenas cinco minutos después de dar comienzo al espectáculo, como queriendo dejar bien claro que ésta es una oportunidad para resarcirse de aquel malogrado Unplugged de hace casi 25 años, donde también sonó esta canción en boca de su hermano Noel. Si casi podemos tocar el cielo con su interpretación puedo asegurar que no será la única vez que lo hagamos, aunque tampoco tengamos motivos constantes para sentirlo. Es más bien una sensación nostálgica que actúa en los seguidores de los Gallagher cuando escuchamos canciones que forman parte de nuestro crecimiento vital.
“Now that I’ve found you” no se aleja tanto de lo que se mostraba en “Why me? Why not”. Perfecta en sus hechuras acústicas y con alma de clásico, aunque ensombrecida por otras que aquí sí se ganan ese apelativo a pulso. “One of Us”, uno de los temas más emocionantes de su último disco, con su tremendo estribillo y sus arreglos de cuerda que comienzan a escucharse en directo a partir de este momento, también consigue resplandecer, aunque si lo que viene después es una revisión pletórica de “Stand by me” es difícil salir airoso del envite. Ésta última aprovecha la presencia de la Urban Soul Orchestra para acercarse a su versión original en una interpretación en directo, algo que antes no pudieron hacer como grupo. Quizá echemos de menos el arranque guitarrero de Noel en su interpretación, pero su sonoridad es majestuosa y vibrante. La canción por la que merece la pena haber grabado este directo.
Un tema menor como “Sad song” (aparecido en la versión japonesa de “Definitely Maybe”) suena cálido y delicado gracias a esas cuerdas que resaltan por encima de las acústicas, pero el brillo llega con “Cast no Shadow”, una de las favoritas de los seguidores de Oasis, con su rotunda letanía que se repite a modo de mantra en su estribillo y que vuelve a atraparnos una vez más como si fuera la primera vez que la escuchamos. Preciosos coros y cuerdas, una de las bazas más atrayentes de los arreglos acaecidos para la grabación de este Unplugged, que en el caso de esta canción la aproximan más que ninguna otra de las veces que hemos podido escucharla en directo a su versión original. La comedida, aunque con mucha clase, “Once” y la más americana “Gone” (una vez más destacando la rotundidad de sus arreglos de cuerda magistralmente ejecutados por la Urban Soul Orchestra) cumplen antes de la apoteosis final con una versión reducida de “Champagne Supernova”, que deja atrás la lisergia para quedarse como una coda conmovedora, pero con algo de falta de encanto. Un final que nos deja con ganas de más, con ganas de explotar, pero que cumple con creces gracias a la contención de nuestro protagonista en aras de una grabación precisa, medida y elegante, justamente lo contrario a lo que algún día fueron Oasis, pero que sin lugar a dudas aquí funciona e impresiona. Porque, ¿a quién no le gustaría que esto fuera el principio de un regreso, la redención dentro de la pelea constante a la que nos han tenido acostumbrados los hermanos Gallagher? Estas canciones nos demuestran que su legado es eterno, que difícilmente veremos a otro grupo con este poder de convicción frente a sus fieles y que nunca es tarde si las canciones lo merecen. Liam ha registrado un Unplugged comedido pero impecable (solo podemos poner pegas a su ajustada duración) que puede sembrar y recoger las ganas del resurgir de una banda que nunca debiera haberse ido. Quizá entre estas diez canciones subyace esa intención por encima de las demás. Tiempo al tiempo.