Por: Javier González
Fotografía: Gustaff Choos
Fotografía: Gustaff Choos
Chucho está de vuelta con un “Corazón Roto y Brillante”, un compendio de fenomenales composiciones, pura esencia de la factoría Fernando Alfaro, que siguen el hilo conductor de la relación de “Pere y María”, dando vida a un trabajo luminoso e intenso pero sobre todo disfrutable de principio a fin, suponiendo otro de los hitos creativos del sin par artista albaceteño.
Semanas atrás nos pusimos en contacto con él a través de una llamada telefónica, nos encontramos a un Fernando hablador, bromista y divertido, lanzándose de lleno ante cada pregunta, quizás sabedor de que una vez más, y al menos son tres veces a lo largo de su carrera, tiene una jugada ganadora entre manos con la que volver a deleitar a ese perfil del público que irremediablemente nos declaramos “Alfaristas” de corazón, aunque implique que a ratos nos lo rompa y en otros nos lo ilumine con su peculiar forma de hacer música.
¿Qué tal Fernando? ¿Cómo has llevado toda esta situación?
Fernando: Razonablemente bien. Me pilló de forma peculiar porque decidí a finales de Enero que después de diez años viviendo en Barcelona tocaba aislarme. Estuve durante varios meses, tres o cuatro, en una casa de mi familia donde estoy ahora. Se trata de una casa que está situada en las estribaciones de la sierra de Alcaraz en Albacete. Realmente se trata del pueblo de mi padre, no nací aquí pero como si hubiera nacido porque lo siento así. He pasado aquí gran parte de mi infancia, los veranos nada menos, y siento que es mi sitio propio, ese que todo el mundo tiene. Vine a escribir el relato de “Pere y María” que está estos días a la venta, un relato que parte del mismo impulso que el álbum. De hecho, surgen de la misma historia, más o menos real. Necesitaba tiempo y me venía bien la soledad y el aislamiento que encontré aquí, luego me pilló la pandemia y tuve soledad y aislamiento a tope.
¿De qué manera ha afectado a Chucho y a “Corazón Roto y Brillante” todo lo ocurrido?
Fernando: Pues pudo ser más grave de lo que ha sido realmente. Después de un par de años entre composición, grabación y mezclas, el momento que teníamos previsto para el lanzamiento del disco era el 27 de Marzo. Fuimos sacando singles de adelanto, en Febrero sacamos uno y en Marzo otro, íbamos a seguir con todo lo programado para el día 27, pero claro tuvimos que aplazarlo casi tres meses hasta junio por toda la situación. Hemos tenido mala suerte, pero creo que a la vez hemos tenido la suerte de tener un disco del que podíamos extraer más singles para no parar la rueda. Habíamos empezado a mostrar canciones y hubiera sido dramático desaparecer hasta Junio sin más. Y luego la otra gran suerte fue la de tener el plan del relato de “Pere y María”, el cual antes de publicarlo en papel como se ha hecho ahora, decidimos darlo a conocer mediante entregas. Esto es una idea de Ernesto González que falleció recientemente y al que echamos de menos en lo personal y profesional. La idea era seguir las novelas decimonónicas y grandes folletines que se publicaban por entregas. Era un pequeño juego desde mi modestia como escritor del asunto. Decidimos lanzar capítulos desde la web de Muzikalia.
El relato se ha visto complementado con un fantástico trabajo ilustrativo, ¿verdad?
Fernando: Publicamos el capítulo del relato correspondiente, junto con la letra de la canción y una ilustración de Erika Seven, que hace unas ilustraciones muy chulas. Sinceramente ha hecho un trabajo fantástico. La idea del relato la tenía ya en la cabeza, posteriormente lo volqué a la pantalla, no tenía claro qué forma darle. Cuando decidí hacerlo así, me gustó que tuviera capítulos y que cada capítulo tuviera íntima relación con cada una de las canciones, teniendo la misma estructura del disco. A la hora de lanzarte a hacer un álbum completo tienes en cuenta los asuntos textuales, que tenga conexión con las letras de las canciones. Personalmente lo pienso mucho antes de establecer el orden del disco, pero también debes tener en cuenta que cada canción esté donde deba estar. Hoy en día tienes un condicionante tremendo porque la gente solo escucha las primeras canciones, a partir de ahí tienes que jugar con ganchos. Todo determinó la estructura del trabajo y también la del relato. Eso a nivel narrativo era un reto para mí porque me obligaba a que la línea argumental estuviera predeterminada por doce hitos, pero lo supe resolver. Esta entrega de capítulos también fue la excusa para no dejar de dar noticias todo el rato. Ayudó a mantener vivo el asunto. Teníamos toda la tensión previa de los lanzamientos.
¿Cuándo surgieron las canciones que finalmente has incluido en “Corazón Roto y Brillante”?
Fernando: En casi todos los discos, salvo en el primero que eran más recientes, incluía temas muy anteriores, inclusive de la época en que no existía el grupo. Lo he hecho con Surfin´ Bichos, en solitario y con Chucho, he echado mano hasta de composiciones con más de treinta años. Al final si una canción es buena es buena. Es algo que viene dado porque creo que una composición encuentra su sitio en un momento concreto. En cambio, este disco tiene lo que se está llamando un carácter conceptual porque trata de una ruptura sentimental, personificado en dos personajes como Pere y María, protagonistas del relato y de la canción “Hoamm”, donde más claramente se habla de ellos y de algunas viñetas de su historia de amor rota. Todo parte de la realidad, toda creación tiene algún gancho con la realidad, la propia y ajena, pero siempre hay un componente biográfico, autobiográfico y de realidad. En este disco mucho más. Las de este disco corresponden todas al último año y medio previo a la grabación, desde finales de 2017 hasta principios de 2019. Son parte de una historia centrada en esa época.
Siempre me ha apetecido preguntarte algo. ¿De qué manera eliges a qué proyecto van a pertenecer las mismas?
Fernando: Si cada grupo y proyecto personal tuviera un carácter estilístico concreto sería fácil hacerlo, pero creo que tanto a los discos con Surfin´, Chucho, como los que facturo a mi nombre, les pasa como al primer disco de The Velvet Underground, allí te encuentras canciones como “Sunday Morning” y “European Song”, realmente había de todo. Y a mí me ocurre lo mismo, hay varios estilos, siempre con vehemencia y otras cosas más tenues. Incluso progresivamente he ido dando cabida a más estilos. Con Chucho ha habido más variedad de estilos propiamente dicho, algo que me ha traído más complicaciones. Al final lo que hago es grabar las canciones del disco que quiero hacer y si estoy con un grupo, lo grabo con él. Es la gran diferencia entre “Saint- Malo” firmando como Fernando Alfaro y este de Chucho.
Desde fuera da la sensación de que premeditadamente vas alternando el nombre de Fernando Alfaro con el de Chucho. ¿Es una necesidad artística?
Fernando: Sí, es posible. También lo hago por cuestiones personales y circunstanciales. Cuando estoy con mis compañeros necesito grabar con ellos, son muy buenos y nos entendemos a la perfección, algo que también me ocurre con los músicos que colaboran conmigo en Chucho y con los que lo hacen con Fernando Alfaro. De alguna forma no es premeditado. Quizás a veces intuyo que unas canciones van a crecer más tocando con unos que con otros. Supongo que actúo así. Este trabajo requiere de una toma de decisiones continuas que son muy difíciles. Hay una serie de tomas de decisiones previas al disco, que llegan hasta la última mezcla, que es una cosa muy intuitiva, donde entra desde decidir cómo hacer las canciones y hasta cómo grabarlas. Luego también hay circunstancias materiales. Ahora estoy en una época que a pesar de la distancia personal que nos separa a los miembros de Chucho, donde Juan Carlos Rodríguez está viviendo en Leeds, Javi Fernández entre Madrid y Guadalajara y yo en Barcelona hasta hace nada. A pesar de eso había tanto deseo de tocar que nos juntábamos en Barcelona para dar conciertos y giras, haciendo discos juntos. Siempre he tenido la suerte de tener amigos con mucho talento, en Surfin´, Chucho y en solitario, me han ayudado y han tenido fe en el plan que teníamos para hacer canciones con un concepto y forma de ser propia. Cuando la gente cree en ello, tocar enriquece y hace que te multipliques.
Con “Corazón Roto y Brillante” me ha dado la sensación de que has facturado una de las obras claves de toda tu discografía. ¿No sé si compartes la misma percepción?
Fernando: Siempre estoy demasiado dentro de la movida cómo para valorar ciertas cosas. Sé es que este disco es especial por todo lo que lo rodea y lo que lo ha provocado. Luego hemos tenido suerte en la toma de decisiones a la hora de elegir el productor y la forma de grabarlo. Sergio Pérez tiene mucho que ver en que lo que hay en el disco esté muy presente. Nosotros sabíamos que una historia intima tendría mucho más sentido sacarla con mucha luz, que se escuchara bien. Queríamos una producción nítida y directa. Eran canciones hechas desde el dolor, pero muy brillantes. Queríamos que se escuchara bien lo que había dentro. Todos estos factores ayudan para que sea un disco tipo hito como “Hermanos Carnales” y “Tejido de Felicidad”.
Musicalmente me ha parecido un disco potente, rockero, por momentos rockabilly disfrazado, aunque en otros instantes hay mucho pop, pero con un montón de sintes y ruiditos. ¿Crees que es una buena definición?
Fernando: Claro, está muy en nuestro ADN y en el de Surfin´ Bichos desde el principio. Una raíz a veces americana y otras más aflamencada, quizás hispana. Con Juan Carlos se ha elevado a la enésima propuesta porque es un guitarrista cojonudo y en el rollo rockabilly es muy bueno, aunque cuando le conocí era mod. La gente no sabe que él tocaba en los comienzos de Surfin´ Bichos, estuvo con nosotros en directo y en grabaciones. Tenía su grupo mod, Los Buenos, que eran buenísimos, y luego montó otros proyectos más influenciados por el hip-hop. Es una enciclopedia andante. En todas las canciones rockabilly y psichobilly, el tío hace unas guitarras tremendas, las levanta. Que yo sepa hay un par de Ep´s de la época de “Koniec” con canciones en esa onda que han ido creciendo hasta ahora. Tiene mucho sentido. No son canciones que tengan ese aire porque sí, sino porque ya lo hemos hecho previamente. Hacemos “Chuchobilly”… no lo pongas de titular, aunque suena cómico. (Risas)
Insistes en la temática de las relaciones siempre desde una versión peculiar, diciendo “donde hubo amor quedan rescoldos”, a veces dolorosos y otras como en “Sombra Lunar”, donde se habla más abiertamente de un amor romántico.
Fernando: Sí, claro. El disco obviamente habla de un corazón roto por una ruptura amorosa, que viene a decir: “mira el amor que tiene dentro todavía”. Cuando hay una ruptura suele haber un miembro que todavía está enamorado. Le produce dolor dejar o ser dejado, pero sigue teniendo amor dentro de sí, que se proyectará al futuro. No ya por recuerdo del amor pasado sino a la vida que viene y lo que trae por delante. Es un poco el sentido del disco, “Corazón Roto y Brillante”, mirando hacia el futuro y hacia arriba, con esperanza. Es una búsqueda de luz, por eso tienes ese título y ese sonido.
Fíjate que el disco contiene muchas veces la palabra brillante y a la vez hablas de sombras, jugando al contraste.
Fernando: La vida es así. Lo vengo haciendo siempre, pero en este caso el claro oscuro está más logrado. Es un reflejo de la vida, donde influyen las situaciones emocionales más extremas. Todo ese tipo de contrastes se exacerban más aquí. Se trata de un disco de “ruptura”, que es un género en sí mismo. Es algo que sabía, pero me he dado que hay una tradición histórica. Si buscas el término “Disco de Ruptura” en Google te salen una especia de discos de radiales para cortar metal. En realidad, debería hablar de un “disco de ruptura sentimental o amorosa” para ser más exacto. Siendo un disco de esas características quizás debiera ser más introspectivo, con más medios tiempos y triste. Aunque el “Blood on the Tracks” de Dylan es un disco vitalista. No es que me inspirara en él, lo vi a posteriori, cuando miré más allá de los discos de sierra (Risas). Ambos tienen el mismo carácter de ruptura y dolor, pero con visión optimista.
No sé si “Yoga Love” es una historia real, vamos que no te veo haciendo yoga. No me jodas Fernando que se me cae un mito.
Fernando: Es metafórico en cuanto a retorcerse y sacrificarse. O en cuanto a hacer lo que está en la naturaleza por amor, a través del sacrificio voluntario, que conlleva toda relación. Es de lo que habla la canción, pero al final el tío se trata de retorcer tanto que provoca un fenómeno sobrenatural, llegando a una invocación demoniaca que sale en mitad de la clase del parqué. Hay fuego y aparece el demonio. De pronto la persona se pone a gritar y le sale un te quiero. Es una canción de amor más, como todo el disco. Debo decir que sí que hice yoga hace bastante tiempo, cuando tenía 17 años, estaba estudiando en Valencia. Me tiré un año prácticamente, era vegetariano y todo. Joder. Recuerdo que cuando me juntaba con los colegas era vegetariano estricto y ni siquiera bebíamos alcohol. Estaba buscándome no me bajes del pedestal. Me apunté por amor a una chica. Por seguir sus pasos y aproximarme a ella, aunque fuera de manera espiritual.
“La Carretera de la Costa” y “Hoamn”, hablan de eliminar fotos y vídeos de las redes sociales, con referencias a Tinder… ¿Se trata de un buen palito a las redes sociales, no?
Fernando: Esto en el relato está más marcado, pero no es un palo en plan crítica. Es una forma de hablar de la interconexión que tenemos que no nos deja tiempo para leer un libro ni para afeitarnos, por eso todos tenemos barba o algo así (Risas). Ya que hablas de fotos y cosas autobiográficas, te diré que sí que es una fotografía del pasado, de un momento feliz. En “Agujetas” hablo de forma muy concreta de un instante así. Me ocurrió al ir a vivir a Barcelona, cuando conocí a mi segunda esposa. Me fui a vivir con ella y al poco de llegar, haciendo el tonto, me rompí el brazo izquierdo. Fue algo dramático porque era mi herramienta de trabajo y no podía tocar obviamente. Luego al curarme, cerca de tres meses más tarde, hice un concierto con Nacho Vegas y Abraham Boba, pues bien cuando iba de camino a casa, me volví a partir la muñeca del mismo brazo por un hostión, por lo que estuve tres meses de baja y me recetaron Ibuprofeno para el dolor. Bueno como te decía aquella era una época divertida y bonita, de principio de relación. Estaba haciendo el amor y riéndome mogollón a diario. Al poco tiempo empecé a notar un dolor en las costillas y algo más abajo, pensé que eran agujetas de tanto reír. No se me quitaba. Fui al médico que me al verme con la escayola me dice: “¿Estás tomando Ibuprofeno en ayunas?”. Le dije que sí. Me dijo que si no sabía nada de cómo actuaba y me recomendó comer algo. Yo lo tomaba en plan “House”, por la calle, sin agua o con cerveza si me pillaba en un bar, en plan chulo. Me dijo que había tenido suerte que me podía haber hecho una úlcera. De todo eso habla la canción. El Ibuprofeno y el Paracetamol son venenos, a mí me lo dice mi hija que está en cuarto de Medicina en Barcelona. Desde que me lo dijo tomo lo justo, antes lo tomaba al más mínimo signo de resaca. Mi hija me ha recomendado beber agua para la resaca porque tengo el cerebro deshidratado del alcohol. Le empecé a hacer caso y se me quita el dolor de cabeza. Creo que por cuestiones mercantiles la sociedad está enganchada a medicamente que son venenos, con el Paracetamol te puedes suicidar sin utilizar demasiada cantidad. Además, las dosis que te venden están sobrecalculadas, con medio gramo ya nos haría efecto, el resto es sobrante, al menos eso creo que me dijo.
“Agente Sebso”, es una canción cuyo título está sacado de una serie y tiene un aire a The Pixies.
Fernando: Está sacado de “Broadwalk Empire” es un personaje secundario. Sí tiene ese rollo entre Pixies, Mercury Rev e incluso Bowie, en sus canciones más de odisea, pero es por decir algo. Es un poco la forma externa, pero el meollo de la canción es muy Chucho. Cuenta la historia del disco desde otra óptica, va describiendo los estados de ánimo del protagonista todo el rato. Tiene ese rollo muy personal que aparecen desde el segundo disco de Surfin´, contando una historia narrativa y descriptiva. José Luis Macías, productor miembro de Comité Cisne y Glamour, que fue el encargado de producir “Fotógrafo del Cielo”, me lo decía de “Oración del Desierto” y de “Un Alud de Septiembre”. Decía que eran narrativas que parecían bandas sonoras siendo canciones pop. “Haces operas rock” repetía. Se quejaba porque eran largas, algo que es más jodido de mezclar para el productor. “Agente Sebso” es una ópera rock espacial.
¿Por dónde crees que pasará el futuro de la cultura musical y los directos a corto plazo?
Fernando: Vamos a ver…Nosotros estamos intentando programar una gira de conciertos, los que podamos hacer. Quizás empezaremos a finales de Agosto, porque de momento, Juan Carlos no puede viajar desde Inglaterra hasta aquí, lo que nos está condicionando. No hay muchas facilidades. En las ciudades grandes se están moviendo conciertos para el verano con peculiaridades, distanciamiento y mascarillas, que ya asumimos como normales en la vida. Mientras se puedan hacer conciertos, nos adaptaremos. Van a ser menos rentables, afectando a un equilibrio ya de por sí jodido y precario previamente a nivel económico para la profesión. Todo se verá perjudicado. Como sabes la vía de ingresos hoy en día es el directo, es la única que hay porque lo derechos de autor han caído brutalmente en las últimas décadas. Nosotros estamos trabajando pensando en que todos los conciertos se van a poder hacer. Hay que se optimistas. Es un optimismo racional, aunque parezca un contrasentido. Es parecido al instinto de supervivencia. Hay que trabajar como si fueras a sobrevivir. Nosotros estábamos empezando a ensayar. Desde 2016 decidimos volver a ser Juan Carlos Rodríguez, Javi Fernández y yo, el trío fundador de Chucho. En la primera gira después del “Los Años Luz”, decidimos buscar dos músicos de apoyo, un teclista y bajista para completarnos. Juan Carlos que venía tocando el bajo de siempre, aunque luego ha grabado muchas de las mejores guitarras de Chucho, de hecho todas las del disco son suyas, tocaba el bajo en directo, pero decidimos que él toque la guitarra en esta etapa. Era un deseo suyo. Como decía, en su momento buscamos dos músicos para esa gira de 2016-2017, algo que era muy guay, pero con el cambio vital que he tomado, ahora no tengo el local que tenía en Barcelona, por lo que nos hemos vuelto a Albacete. Javi viene de Guadalajara y Juan Carlos, vuela a Madrid o Alicante desde Inglaterra, estamos ensayando aquí, así que buscamos músicos de la zona. Ahora tenemos a Jordi Sapena que toca el teclado de Valencia pero que está cerca de Albacete, tocaba en La Habitación Roja y Capricornio 1 con su pareja, es un buen músico y un amigo. Y Darío Garrido que también es amigo y toca varios instrumentos, sobre todo el bajo y luego lo que haga falta. Ya estábamos ensayando y funcionaba que daba gusto, pero en Marzo se acabaron los ensayos. Ahora volveremos a retomar. Estamos planificando ensayos. Todo este rollo de información que acabo de soltar sobre los nuevos Chuchers que vendrán en directo es para a hablar de una movida. No solo uno vive de hacer conciertos porque sea su profesión y modo de vida, también tenemos la necesidad de compartir nuestra música con la gente. Es una cosa que llega a engancharte de alguna forma. No sé qué tiene. El ritual del concierto es básico, algo de lo que también forma parte el tema de los ensayos. No es algo rutinario, ni tan siquiera estajanovista, simplemente es como salir, muy sencillo.
Entiendo de lo que hablas, hay una comunión necesaria que no se tiene con el streaming.
Fernando: No me gustan casi discos en directo, quizás alguno de los Ramones y Motörhead, puede que alguno más. Un directo es un directo. Meterlo en una pantalla no es lo mismo. Dicho esto y si no queda más remedio, de urgencia se haría. Esperemos que no pase.
Estamos deseando ver a Chucho presentar uno de los discos del año en directo y a poder ser en una sala.
Fernando: Nosotros trabajamos pensando que se podrá hacer. Creo que esa fuerza de optimismo es la que nos debería hacer comportarnos de forma segura y responsable, para no tener que encerrarnos en casa y que todo se acabe. Te hablaba de la teoría del optimismo racional, aquella que defiende que no seas un descerebrado que va haciendo botellones por ahí, compartiendo cubatas. Parte de un optimista como yo que cree que somos inteligentes. También porque quiero vivir. Te comportas de forma responsable para que algo llegue. Lo otro es el optimismo descerebrado e inconsciente. Lo siento, pero es así.
Por nuestra parte es todo Fernando, mil gracias por todo. Ha sido un gusto.
Fernando: Perfecto. Encantado de hablar contigo. Gracias a ti. Un abrazo.