Por: Txema Mañeru
No sé si el valiente Marc Teichenné bautizó su nuevo disco con Vlack antes o después de la pandemia. Sea como sea es un excelente título para reflejar cómo se encuentran las mentes de multitud de personas en la actualidad. “Multitudes” (como las que contiene Dylan en una de sus nuevas y celebradas canciones) que quieren poder moverse y viajar sin barreras de ningún tipo.
La música de Marc, bien con Rippers, bien con Vlack (como en esta ocasión) o en su proyecto más experimental y minoritario, Tesseire, siempre ha tenido mucho de magia, viajes mentales y evasión momentánea de la dura realidad, aunque con los pies en el suelo e historias crudas y reales en muchas ocasiones. Abanico sonoro que ha abarcado desde el Hardcore-punk y high-energy punk con Rippers, punk salvaje y otros desvaríos con Vlack y experimentación cantando en occitano con un punto mayor de oscuridad y buenas referencias como Experience, Michel Cloup Duo o los inicios de Joy Division o Killing Joke. en sus comienzos.
Pero no es tiempo de centrarse ni en Tesseire ni en Rippers. Vlack es el proyecto principal de Marc desde hace casi una década. Nos sorprendió su fulgurante e inesperado arranque con un oscuro “There Is No Death” en el que se encargó de todo excepto de la batería de Narcís Prat (Moksha). Repitió y aumentó la jugada con un superior “The Way Of The Cross”, en el que encontramos arrebatos high-energy a lo MC5 y momentos más punk melódicos como los más clásicos Bad Religion.
Ahora, el rotundo “Mental Diaspora” (Ripper Records) se ha cocinado este mismo año en los Estudios Ultramarinos Costa Brava con Santi García y Borja Pérez. La masterización para el también habitual Víctor García en Ultramarinos Mastering. En esta ocasión vuelve a estar arropado además familiarmente con la batería de su hermano pequeño, Joan Teichenné, aunque Marc se la ha vuelto a encargar de todas las composiciones. Tiene varias cuidadas ediciones y hay una chulísima y limitada en vinilo mayo que puedes conseguir en www.vlack.net .
El disco se abre con una aplastante y demoledora "Wound Inside", que nos pone muy bien en ambiente. Parecen sonar dobles guitarras que nos recuerdan los mejores tiempos de los Screaming Trees o de Soundgarden. Eso sí, previamente conocimos un gran tema de adelanto. Un "New Dawn" más conciso y directo algo más cercano al hardcore punk de sus comienzos. Un single evidente, pero también con gran violencia sónica con la que transita a mayor velocidad. Se hacen cortos los 6 temas que componen el álbum, aunque hay momentos realmente impactantes como el cierre de la cara A con "A Veil That Blinds". La B arranca poderosa con "Abandon To The Fire", que se ha convertido en uno de mis temas preferidos. Un opresivo y oscuro instrumental que crecerá en directo en intensidad y duración, porque aquí la verdad es que los 3 minutos nos dejan con ganas de más. El final no podía ser otro que el sobrecogedor tema titular, "Mental Diaspora", igual de aplastante que el inicio del disco y acercándose casi a territorios metal-punk.
Como es habitual en su autor, las letras dan para muchas posibles lecturas, y son un punto siempre destacable. Ahora lo que hace falta es que la situación se normalice (todos estamos acojonados con eso que llaman “Nueva Normalidad”) para que podamos degustar un trabajo tan bueno en directo. Cuando esto ocurra, serán Rubén Martínez a la guitarra y Manuel Lucio con el bajo quienes completarán el rompedor cuarteto. En vivo utilizan un volumen salvaje, como los mismísimos Swans, el mismo que nos piden que usemos para oír sus discos. Y no se trata de una petición gratuita. Esta música tan intensa y visceral necesita que los decibelios impacten físicamente también en tu cuerpo para sentir su poder. ¡A riesgo de ser repetitivos, hubiésemos querido algunos temas más de esta calidad!