Ha quedado demostrado, siete años de trabajo dan para hacer un disco elegante e interesante. Disfrutable y nocturno, pero sobre todo sin fisuras. Una colección que viene a refrendar algo que todos sabíamos. Y no es otra cosa que The Strokes son una gran banda de pop-rock que funciona más allá del pomposo e inflado apelativo de salvadores de la música con que muchos les entronizaron allá por los “dosmiles”, perjudicando en lo que a mi parecer respecta la carrera de una formación a la que no se le pueden negar al menos dos trabajos muy bien armados y cuanto menos uno que debería recibir el calificativo de mítico.
Con este “The New Abnormal”, producido por Rick Rubin, los neoyorkinos juegan a ser unos “cuarentañeros” que se dan una vuelta por los clubes de su ciudad; la ciudad que mejor mezcla luces y sombras, aquí representadas por unas guitarras siempre presentes, aderezadas con música disco, cierta querencia ochentera y hasta fraseos que parecen sacar del ataúd al bueno de Lou Reed, sin escatimar riesgos a la hora de acercarse a planteamientos “horteras”, falsetes y hasta ciertos tics que bien podrían haber firmados sus antaño enemigos íntimos por el reino del “nuevo rock” Franz Ferdinand e incluso Elastica, de los que salen más que bien parados para acabar por firmar otra obra notable y lo que es más importante disfrutabilísima para el oyente medio.
Simplemente al escuchar la apertura con “The Adults are Talking”, uno percibe que el disco promete, con ese tono de voz repleto de sensualidad que se mete por dentro y que es puro espíritu NY, por no hablar de la grandeza de “Selfless”, un bombazo de guitarras y ambientaciones serpenteantes, rompiendo la pista de baile con “Brooklyn Bridge to Chorus”, que sí, que vale, es un atracazo a mano armada a New Order, pero que levante la mano aquel que no siga cayendo en los brazos de este tipo de canciones, la familiaridad de “Bad Decisions”, el arranque emocional de “At the Door” o “Why are Sundays so Depressing” y la elegante por bailonga “Eternal Summer”, cantada a puro falsete y que bien podría ser tu banda sonora en unas de esas noches de “hoy pillo fijo”.
Sinceramente es complicado ser objetivo con The Strokes cuando desde la realidad más absoluta nunca han sido uno de tus grupos de cabecera, pero tienes toda su discografía en la estantería, y sobre todo cuando te descubres reescuchándoles, demostrando una vez más que se les da de vicio facturar canciones que funcionan a las mil maravillas y que te han acompañado unas cuantas cientos de veces en las idas y venidas a las mejores noches canallas de tu vida. Ahora que todos rondamos la cuarentena, o la sobrepasamos, qué bien sienta escuchar a The Strokes con su “The New Abnormal”, nuevas canciones, idénticas sensaciones. ¿Se puede decir algo mejor? Me temo que no. Toca cerrar los ojos y disfrutar una vez más.