Pues si las Hinds han sacado un discazo se dice y punto, porque se han currado un trabajo bastante bueno con “The Prettiest Curse”, la verdad. Diez cortes resplandecientes como diez soles, capaces de mezclar grandes dosis de talento, consistencia y todo el acierto del mundo a la hora de facturar composiciones redondas de las que te encontrarás tarareando en la soledad de tu habitación y en la mejor de las reuniones veraniegas al aire libre que tendrán lugar una vez demos el pistoletazo de salida a la nueva normalidad, donde vaticinamos que la música correrá a cargo de la banda capitalina.
Algo te engancha desde el momento en que las teclas amables de “Good Bad Times” entran en escena, fluyendo en una historia de control y búsqueda de libertad dentro una relación de pareja, pop de alta escuela sin duda alguna, en clara contraposición con los aromas retro, a lo “girl-group”, con los que nos deleitan en “Just Like Kids (Miau)”, esas ambientaciones “psicodélicas” con las que juegan en “Riding Solo”, donde se dejan embrujar por el espíritu de Ian Brown, por no hablar del rompepistas de sonrisa en boca que supone “Boy”, brutales se antojan cuando se visten como The Ronettes y The Shirelles, modernizando y ensuciando el concepto, mientras te invitan a brincar de un lado a otro cual loco, cerrando la primera parte del minutaje con la genial “Come Back and Love Me 3”, bendita cadencia arrastrada de aromas acústicos, amplificada y juguetona en una tonada donde el fantasma de Christina Rosenvinge se nos aparece para susurrarnos malicias al oído.
Mostrando su lado más sofisticado y riot en la colosal “Burn”, fluyendo, sabiendo sonar cañeras sin abandonar una concepción amplia y amable de la canción, algo que también sucede en “Take Me Back”, quizás el corte donde más peso toman las guitarras, antes de arrancarse con “The Play”, donde el peso del juego de baterías se lleva la mayor parte de la atención, antes de acometer los compases finales de la mano de “Waiting for You”, otro potente trallazo de estribillo endiablado, que personalmente me ha retrotraído al “Chica Underground” del bueno de Carlos Ann, al que dudo que las Hinds siquiera hayan escuchado, menos aún que le tengan como referente todo sea dicho, antes de dar por clausurada la obra con los aires ambientales y lo-fi que encierra “This Moment Forever”.
“The Prettiest Curse” sugiere en sus notas iniciales destellos llamativos que avanzan una sorpresa mayúscula, confirmando valía en la primera escucha y dejándote con un regusto dulce en la boca que impulsa a darle al play una vez y otra vez para seguir disfrutando de cortes cálidos, suaves como las rosas y con aristas puntiagudas llenas de espinas. Digamos que con este trabajo el cuarteto madrileño moldea su fórmula, estiliza el sonido y sobre todo se empeña en facturar grandes canciones; las mismas merecen cuanto menos la categoría de notable alto, encerrando momentos sublimes que invitan a mirar al futuro con sano optimismo, porque sí, cuando uno escucha a estas Hinds, vuelve a creer que no todo está perdido y que el mañana merece la pena ser disfrutado