"Me atrae mucho que desde la descripción de algo muy local se puedan dar explicaciones universales"
Por: Kepa Arbizu
Pese a la amplia visibilidad que durante estos días de confinamiento muchos músicos han alcanzado a través de las diferentes redes sociales, son pocos, muy pocos, los que se han decidido a utilizar ese enclaustramiento para componer y editar un disco. Eso es precisamente lo que ha hecho Miguel Zanón -el nombre que en los últimos años se ha escondido tras el proyecto Juan Zarppa- con este "Mundialmente desconocido".
Desposeído en este cancionero del traje que le proporcionaba su "personaje", nos ofrece un álbum en el que la esencia más roquera, la contundente y directa, se difumina, que no evapora, para dar forma a unas composiciones más artesanales, austeras pero bien moldeadas, que con una particular delicadeza toman prestados registros de diversos ámbitos, desde el folk hasta la electrónica. Todo ello regado por una lírica de aparente sencillez que termina por construir un trabajo de esos que bajo su apariencia modesta oculta muchos secretos y virtudes. Intentamos llegar a ellos hablando con su autor...
Phil Ochs publicó un disco titulado “Greatest Hits", sin ser en absoluto un recopilatorio, y menos de éxitos, en el que, transformando el grandilocuente slogan de Elvis Presley, decía que 50 fans no podían estar equivocados. Tu nuevo álbum se llama “Mundialmente desconocido”. La ironía es un buen remedio para encarar las cosas…
Miguel Zanón: Es innegable que el título supone el primer punto de atención de cualquier trabajo creativo, en mi caso musical, pero que podríamos extrapolar perfectamente al mundo literario, teatral o cinematográfico. Es una declaración de intenciones en toda regla. En éste, en concreto, está la ironía por encima de todo. También un poco el azar, mi práctica constante con los juegos de palabras y mi afición a crear conceptos con un aire “oximorónico”, cómico y contradictorio. El contenido final del disco a nivel de significados, pienso, va muy acorde con el título. Forman una unidad y eso me gusta. Cosa que no siempre he acertado, tengo algún disco con título pedante por ahí…
Estamos ante uno de los pocos discos, que yo conozca, que se han hecho y editado a lo largo del confinamiento. Muchos músicos se han dedicado, desde las redes sociales, a hacer “conciertos” o a tocar canciones desde casa, tú has decidido en vez de eso componer y publicar un disco, y además de mucha calidad..
Miguel Zanón: Para empezar te diré que hacía dos años que estaba totalmente desaparecido de las redes. Dado a un cambio de orientación en mi vida personal y profesional, no vi la necesidad de mantenerlas y estaba totalmente fuera del circuito mediático. También quiero dejar claro que mi incidencia en ellas siempre ha sido muy modesta. De ahí que no se me pasara por la cabeza en ningún momento hacer conciertos por streaming desde mi casa, básicamente porque podía resultar ridículo.
Por otro lado, las circunstancias han hecho que por primera vez en dos años no tenga absolutamente nada más que hacer que ponerme a componer música. Para mi también ha sido una sorpresa muy agradable haberlo hecho con tanta fluidez.
Es conocida la frase que en tiempos de crisis si aviva el ingenio, ¿dirías que en tiempo de confinamiento también o es al revés?
Miguel Zanón: Más que un tiempo de ingeniosos, diría que es tiempo de ver el plumero a quien, no siéndolo, siente que no puede desaprovechar una coyuntura que igual le puede propiciar algo de atención. Hay un poco de efecto “fiebre del oro”, quizás no sea muy apropiado hablar de fiebre en estos momentos, pero creo que es bastante explícito...
Un disco en el que de momento dejas atrás al nombre de Juan Zarppa y te presentas con el tuyo propio. ¿Es signo de que estamos ante un contenido más personal o simplemente que el formato, ahora tú solo, es diferente?
Miguel Zanón: Juan Zarppa siempre ha sido un personaje muy cuestionado por mí mismo. Los dos últimos discos que publiqué bajo su nombre estuvieron a punto de ser firmados de otra manera. Al final, más por alguna extraña fidelidad o por romanticismo, lo mantuve como autor del trabajo. Si tuviera que destacar una diferencia entre Juan y Miguel sería la interpretación vocal por encima de todo. El contenido, a nivel de mensaje y textos, lo considero como una evolución natural fruto de un aprendizaje.
En la divertida nota de prensa detallas algunos pormenores logísticos del disco. Teniendo claro que ha sido “cocinado” durante esta reclusión, ¿son todas canciones surgidas y nacidas durante esos días o has trabajado con ideas, bosquejos con los que ya contabas de antes?
Miguel Zanón: Todo el disco está compuesto en torno a “Elefantes”. La grabé hace dos años nada más instalarme en Barcelona. Quedó ahí, pero siempre sospeché que si tiraba del hilo de esa canción podría salir un trabajo completo. Ese fue el primer impulso “creativo”.
Hubo otro a nivel “técnico”. Resulta que justo antes del confinamiento recuperé un antiguo grabador de cassette de 4 pistas, donde hace más de 25 años armaba mis primeras maquetas. Sobre él he grabado las demos de las canciones restantes, ayudándome con una aplicación de móvil con loops de batería y mi guitarra acústica. Las canciones sobrevivieron a la selección natural de la cinta y, desde ese momento, creí que merecerían una oportunidad de ser registradas y que podían formar un disco. Luego, lógicamente, está grabado, mezclado y masterizado en mi ordenador. Todo esto pasó en un plazo de tres semanas.
Creo que lo más difícil de todo fue conseguir comprar ¡¡cassettes vírgenes!!
Musicalmente sin embargo me parece un disco menos rock, en el sentido más estricto, y que se maneja en sonoridades más diversas. ¿Ese sonido es consecuencia de las limitaciones con las que contabas dada la situación o fue una decisión consciente de ir hacia ese lugar?
Miguel Zanón: En el fondo las limitaciones técnicas casi me las propuse como un juego. Decidí no tocar ningún instrumento de cuerda más que la guitarra acústica, simplemente como ejercicio y bajo el miedo que si me ponía a grabar guitarras eléctricas iría inevitablemente a sitios donde ya había estado. Es lo que más he hecho en mi vida y hay unos vicios adquiridos, algunos también lo llaman estilo, que desde el principio intenté evitar. Sin guitarras eléctricas, la sensación “rock” disminuye. Por otro lado las melodías de voz creo que son más pop, con muy poco “blues”, que es la diferencia con todo lo que he firmado anteriormente.
Teniendo en cuenta esas lógicas limitaciones que supone grabar un disco desde la sala de tu casa, sin embargo parece que te has preocupado porque las canciones no fueran radicalmente austeras y desnudas, has conseguido jugar con muchos matices y capas musicales, ¿te propusiste que el resultado no pareciera demasiado “amateur” y sobrio?
Miguel Zanón: Últimamanente intento no asociar el concepto “amateur” como algo peyorativo cuando hablamos de componer, producir y grabar música. De hecho creo que en ese mundo “amateur” está parte de la esencia y la originalidad que un día perdimos en pos del conocimiento y la profesionalización. Hace unos años leí una entrevista a Brian Eno que realmente me hizo cambiar toda mi filosofía a la hora de componer y producir trabajos, y no es porque sea fan de Brian Eno. Al tipo le preguntaban que qué discos o trabajos discográficos actuales le interesaban o escuchaba él. La contestación era, en esencia, que prestaba atención solo a discos que se habían realizado con menos de mil dólares de presupuesto y estaba hecho en un mes, con tiempo finito.
La tecnología musical en el mundo profesional de hoy en día permite que un chimpacé afine cantando y eso no tiene ninguna gracia. Creo que en el mundo “amateur” pasan cosas realmente originales. Casi todo lo demás es muy probable que ya lo hayamos escuchado o que una máquina lo ponga en un lugar predecible. En esta colección de canciones hay una búsqueda de mi parte más “amateur” sin el yugo de “el buen sonido”, porque en definitiva ¿Qué es el buen sonido?
En innegable que este disco nace con la peculiaridad de haber sido escrito durante un momento y unas circunstancias muy específicas, pero ni tanto su contenido como su continente se han ceñido a ello, consiguiendo que el disco se pueda escuchar perfectamente dentro de diez años, ¿era tu propósito, no jugar con esa inmediatez solamente?
Miguel Zanón: El impulso definitivo para ponerme a componer, a parte de no tener nada más que hacer, fue escuchar al segundo día de confinamiento una canción en la radio que ¡¡ya hablaba del confinamiento!! Me molestó muchísimo. Luego ha sido una avalancha, y hay casos dentro del mainstream que me parecen realmente ridículos.
Como compositor siempre he evitado la coyuntura en mis canciones. Me llega a molestar. Hacer una canción sobre aquello de lo que ya habla absolutamente todo el mundo, ni le veo la gracia ni el sentido, desde un punto de vista artístico. Creo que el arte, tiene otra función, entre las que no se incluye describir la evidencia. Solo el arte que evita de manera explícita la coyuntura no envejece y siempre tendrá sentido. Me atrae mucho, como reto, que desde la descripción de algo muy local y cotidiano se puedan dar explicaciones universales, validas tanto para un sueco como para un brasileño.
En la nota de prensa que ya hemos mencionado dices que nadie espere que este sea un disco que haga grandes lecturas o reflexiones sobre la situación concreta en la que estamos, pero escuchando el
disco con detenimiento, tengo mis serias dudas de si eso es verdad del todo o simplemente no lo has hecho de una manera explícita pero sí jugando con ciertas dobles lecturas…
Miguel Zanón: Siempre me han gustado las canciones con diferentes niveles interpretativos o cognitivos. Creo que lo bonito es que cada oyente se haga su propia interpretación, por muy alejada que esté de la mía. Considero que la interpretación de cualquiera puede ser igual de válida que la que me impulsó a mi a escribirla.
Por otro lado es inevitable que la situación me afecte, que tenga una opinión de ella y que algo de ella salga reflejada en algún momento de alguna canción, pero te aseguro que es algo muy mínimo.
En cuanto a esa hoja de prensa, algo de vacile hay, claro… No he comprado en mi vida el ABC, soy un hipocondríaco y creo que no he estado más de tres días sin ducharme.
Curiosamente en mi opinión este disco contiene algunas de tus mejores letras, y todas en general, son un gran ejemplo de escritura a diversos niveles, ¿nunca albergas esa sensación de que el oyente halle el camino correcto a su solución?
Miguel Zanón: Como ya te he dicho no creo que estas canciones tengan una solución “correcta”. De hecho creo que me satisface más que el oyente encuentre una salida diferente a la mía de ese laberinto del que hablas. Siempre he intentado escribir de una manera muy visual, a partir de mostrar pequeños retratos o pequeñas fotos que son las que llevan a evocar situaciones, momentos o cuentan de manera tangencial historias. Esa evocación o ese momento coincide con una situación mía muy concreta y, en concecuencia, con mi historia, pero es muy poco probable que sea la tuya. Si simplemente te explico mi vida, se acaba el juego y es muy posible que no sea nada interesante. Cuando un compositor, un escritor, un dramaturgo es capaz de hacer arte de la cotidianidad, trasladándola a un “estadio universal” es cuando hay unanimidad de su valía como creador.
Hablando sobre esto, y los significados que uno puede entender en tus canciones, personalmente veo en “Arrieros", bajo esa casi costumbrista y sencilla historia, una reflexión precisamente sobre el proceso creativo, la necesidad de enseñar lo que uno lleva dentro y la forma de hacerle llegar eso al que escucha. Aunque me temo que voy totalmente desencaminado... (Risas)
Miguel Zanón: Pues tu interpretación es el ejemplo de lo que te he contestado antes. Entiendo que asignas el concepto “mercancía” como ese contenido de cualquier proceso creativo y la lucha del creador (el arriero) por que tenga un recorrido, un camino y un punto de llegada (el público). En realidad detrás de “el arriero” solo hay una historia familiar verídica, con un alto nivel de concreción. Todo lo que explica es real. Son historias que contaba mi abuela de su padre, arriero en las
Alpujarras. Esa es la realidad, mi realidad, pero detrás de ella hay muchas interpretaciones y lo que tiene que hacer el que la escribe no es más que propiciarlas y conducir, en este caso al oyente, a la suya propia.
Para mi, como curiosidad, la clave que cambia el sentido de toda la canción es el verso final a modo de epílogo lapidario, cuando dice que “solo es mi ausencia lo que me da valor”. Aquí se abre una nueva vía de interpretaciones, ¿no?
Más clara, creo, resulta la ironía que manejas en “El empadronamiento”, y ese gusto de muchos autores por buscar una apariencia más cosmopolita y chic...
Miguel Zanón: Si dentro del concepto “autor” incluyes también a tus compañeros de profesión, lo ves igual que yo. Durante mucho tiempo en mis hojas de prensa dije que era de Granada… igual no hace falta añadir mucho más. Mi familia es de allí y yo heredado su “mala follá”. En esta canción reconozco que está concentrada.
Otra canción que me llama mucho la atención es “Antihéroes”, esas personas que no se sienten parte fija de un colectivo ni amarrados a un pensamiento concreto. Entiendo que hay mucho de autobiográfico en ella…
Miguel Zanón: Creo que si algo nos ha sobrado estos días son las ganas de atribuir heroicidades, por parte de los sectores de la sociedad con más peso, a gente normal que simplemente hacía su trabajo o que cumplía una obligatoriedad muy concreta impuesta bajo la amenza de la sanción. La retórica del héroe me parece que solo trata de simplificar problemas complejos hasta un punto infantiloide y paternalista.
A modo personal me cuesta mucho identificarme con causas comunes, básicamente porque llevo muchos años cotizando a la seguridad social en el régimen de autónomo y porque en el campo de la música cualquier intento de colectivización ha sido un fracaso y en ocasiones incluso fraudulento. El músico además es un individualista patológico. Astrud lo describieron muy bien en “Todo nos parece una mierda”. Si sustituimos “vuestro” por “nuestro” aparece la realidad más extendida en el campo de la creación.
Por cierto, ¿hay que ver en este disco la defunción de Juan Zarppa y el nacimiento de Miguel Zanón o ha sido cuestión de un episodio concreto...?
Miguel Zanón: Juan Zarppa siempre ha sido en realidad un zombie. Ha estado más tiempo muerto que vivo, aunque reconozco que ha tenido algún momento bueno y alguna canción es posible que se aguante. Me gustaría experimentar una temporada con Miguel Zanón pero no hay ninguna garantía de que en cualquier momento sea mordido por Juan y se convienta en un nuevo zombie.