“El discurso imperante es el del ganador, pero es mentira, creo que la gente no se identifica con eso”
Por: Javier González
Algo gordo lleva cociéndose durante los últimos años en el sur capitalino. Primero fue “Embajadores”, más tarde el Ep “Arroz con Cosas” y ahora, desde hace unos meses, con coronavirus interruptus por medio, “Calle Para Siempre”; los culpables de tal movimiento sísmico responden al nombre de Camellos, son una formación inclasificable en lo musical, pues beben de diferentes fuentes sonoras cuyo destino oscila entre el pop-rock-punk, con unas letras corrosivas que huelen, saben y respiran a calle, de la de antes, desenfadada, irónica y con un punto de crítica, con sonrisa, sí, pero con el colmillo bien retorcido.
Frescos, deslenguados y orgullosos madrileños de nacimiento u acogida, muestran por convicción su coraje por pertenecer a la categoría de tipos normales que viven en Madrid, demostrando un cierto orgullo capitalino en sus letras, algo que nos encanta.
Camellos llevan al extremo su día a día, sacándole toda la punta posible a lo que ocurre en el mismo, alejados del postureo y con mensajes repletos de polvos pica pica; algo que hoy pone de manifiesto un viejo conocido de esta casa, Frankie Ríos, quien en tiempos de confinamiento, vía telefónica, nos habla del fenómeno más refrescante del rock madrileño.
¿Qué tal va el confinamiento? ¿Cómo lo estáis llevando?
Frankie: Pues como banda no lo llevamos mal. Luego ya a nivel personal tenemos a Toni, que le han hecho un E.R.T.E., y no sabe muy bien qué va a pasar consigo mismo, porque a día de hoy nosotros no vivimos solo de esto. Como banda no lo llevamos mal, porque hacemos cosas desde nuestro Instagram, entrevistamos a grupos en directo para mantener un poco el contacto con gente del gremio. También estamos aprovechando para escribir cosas de cara al futuro. A día de hoy hay cuatro fechas que vamos a tener que mover, las de Abril en principio se van a reubicar. Los conciertos de Madrid, en el Ocho y Medio, Barcelona, Apolo 2, y Valencia, La Matina, se van a ir a otra fecha. Todo esto, así de primeras ha sido un buen susto, la verdad.
¿Cómo habéis recibido en el seno de la banda todos los halagos que ha recibido “Calle Para Siempre”?
Frankie: Con mucha alegría, ya que hemos trabajado mucho en éste trabajo. El primer disco, “Embajadores” y el Ep, “Arroz con Cosas”, los hicimos con mucha espontaneidad mientras hacíamos conciertos. Era todo muy improvisado. Este segundo lo hemos hecho a la antigua usanza, juntándonos más y encerrándonos más tiempo en el local. No sabíamos si podía perder frescura, que era algo que gustaba a la gente, pero parece que en ese sentido les ha parecido bien. Nos daba cosa que les hubiera parecido demasiado serio, pero que va, se lo han tomado para bien. Cuando llevas una línea y poco tiempo como banda, haces cambios y a veces la gente no te sigue, por suerte no ha sido nuestro caso han entendido que sea menos acelerados y que las canciones sean menos locas.
Has citado el Ep, “Arroz con Cosas”, ¿a qué respondió la publicación de aquellas cuatro canciones que nos pillaron con el píe cambiado?
Frankie: Era la efervescencia. Surgieron cuatro- cinco canciones y le propusimos a Limbo Starr sacarlas. Lo pensamos y lo hicimos como algo distinto. Fue un hijo de su tiempo que muestra las circunstancias del momento de la grabación. Creo que hay gente que lo pasó por alto y se han dado cuenta ahora de que sacamos un Ep hace como cinco o seis. Podríamos haber incluidos esos cortes en el disco, pero decidimos no hacerlo porque iban surgiendo nuevas composiciones.
¿Qué os llevó a pensar que era el momento de atacar con un segundo trabajo?
Frankie: No tengo del todo claro si ha sido por no estar quietos o por la necesidad de estar en el candelero. Ahora parece que si estás un año sin sacar nada estás muerto. No sé si nos pudo esa corriente que afecta a todos los géneros. Lo que está claro es que nos entraron ganas de sacar el segundo, pero a la vez queríamos darle unidad. Vamos que al final caímos en la tentación, pero con calma (Risas). En Primavera de 2018, nos encerramos para ir viendo ideas, en Verano, compusimos, y en Otoño, se grabó. Luego ha tardado más en salir porque hemos estado haciendo más cosas, andábamos tocando y demás. En vez de sacar pequeños Eps y singles, fuimos carcas quiero juntar una serie de temas y sacarlos. No creo que al final nos pudiera la prisa, un año hoy en día es una eternidad.
El título “Calle Para Siempre”, ¿debemos tomarlo como una forma de mandar callar a todos los pesados? ¿o una forma de reivindicar ese espíritu callejero de la gente de barrio que parece sobrevolar todo el disco?
Frankie: En alguna letra nos metemos con tipos de gente concretos, pero más que mandamos callar tiene que ver con lo segundo que dices. No sé si se nota en nuestra música, pero somos herederos del rock español urbano. Ahora personalmente, vivo en Carabanchel, que hace años era un hervidero de bandas reivindicativas y callejeras. En nuestro caso es una forma de mostrar que hemos bebido desde el rock urbano más político hasta desembocar en Leño, Los Enemigos e Ilegales. Dijimos, “vamos a hacer nuestra versión más pop y del siglo XXI”, pero sí, creo que tiene esa referencia.
Al hablar de vuestra música se habla de rock, de punk, de irreverencia pop y de sorna. ¿Qué os parece que se os asignen dichas etiquetas?
Frankie: Tiene sentido. Las etiquetas sirven para comunicarnos y entendernos, ninguna de esas etiquetas nos parece una gilipollez ni nos alarma. Creo que en algún caso alarma a otra gente más que a Camellos. Nada de eso se ajusta exactamente a lo que hacemos, pero lo entendemos. Hay rabia, también un componente algo macarra, nos da igual lo que suene porque es punk. También entendemos lo de hablar de pop por la melodía y las voces. Y entendemos la etiqueta del rock, que es amplia, y ahí están nuestras guitarras para mostrarlo. Ya te digo que nos parecen útiles para entendernos. Más de una vez han puesto para referirse a Camellos que hacíamos ska rock, ahí sí que nos hizo gracia, sinceramente. ¿Quién ha llegado a esa conclusión? (Risas). Nos etiquetan como indies y tampoco nos molesta. Pero sí me metes en la misma secta que Dorian, con todo el respeto para lo que hacen, no lo entiendo, aunque me imagino que lo dirán por los sitios en que a veces nos movemos y tocamos.
Personalmente veo a muchos grupos de vuestra hornada y con similar actitud, con más mensaje en sus letras que a muchos de aquellos que van de serios y de tener un discurso, pero que al final no dicen nada en sus canciones. ¿No sé si compartís la misma percepción?
Frankie: Puede ser… Las letras de Camellos, nos han salido así, por decirlo de alguna forma. A cierto sector de la banda le gustan grupos puramente de humor, al estilo de Mamá Ladilla. A mí no, particularmente, aunque son músicos de la hostia. En el caso de Camellos, nos apetecía usar el humor pero desde nuestro prisma, no exactamente como ciertos grupos de humor. Al empezar a hacer letras, cuando salía algo más serio, intentábamos convertirlo en una coña pero que llenara a la gente. Sin ser un examen de inteligencia, pero que estuviera mínimamente rebuscado. Nos hacía gracia, porque a veces ves una entrevista a alguien y hace una broma evidente, para nosotros eso no tiene mérito. La gracia está en hacer algo que vaya más allá. Meter una crítica, sin ser explícitamente críticos. Los grupos de rock urbano suelen tener una crítica más directa. A veces hay bandas como No Konforme, que me consta que también les conoces, que eligen una crítica directa, que me parecen muy bien y de hecho estamos en el noventa por ciento de cosas de acuerdo con su mensaje, pero creo que nosotros lo abordamos desde otra óptica.
El disco comienza con una auténtica sobrada como es “Llamar”, por curiosidad. ¿Al final los camellos qué horarios tienen?
Frankie: No lo sé. A parte de no serlo, no he acudido mucho a ellos (Risas). Durante estos días, deben estar bastante jodido el tema. Aquí deben estar usando toda su astucia. En estos días, ¿qué sales a vender droga con la bolsa de la compra? Para que no te vean nada raro. No sé muy bien cómo andarán sobreviviendo al confinamiento. (Risas)
¿Cómo os sentís al comprobar que habéis compuesto un hit como “Arroz con Cosas”?
Frankie: Estamos muy orgullosos, la verdad.
Incluye una frase mítica que quedará para la posteridad, “vamos a dejar tu casa como el edificio Windsor”. ¿Tanto dan de sí las fiestas de Camellos? Lo digo porque que también hacéis referencia a las mismas en “Pesadilla en el Hotel”
Frankie: A ver, te diré que la realidad es que sí podemos tener momentos más fiesteros, pero lo que intentamos transmitir en las letras son esos instantes en que ocurren cosas surrealistas. Dentro de quedar con amigos y amigas, cuando más nos divertimos es cuando ocurren cosas raras dentro de la normalidad, no algo apoteósico. Somos compañeros de banda y salimos mucho como amigos, ahora menos porque andamos más liados con Camellos. Los retazos surrealistas están en las letras de Camellos, no porque sean bacanales infinitas, sino porque ocurren cosas muy absurdas. Nunca explicamos las letras perse, pero a veces hay letras que están basadas en lo que nos ocurre. Alguien componiendo recuerda una anécdota sin contarla literalmente y se queda en muchas letras. Lo del Windsor es una cosa que hemos vivido. Ahora lo curioso es que estamos los miembros de la banda estamos entre 27 y 30 años, al escribirla pensamos que la gente no la entendería, porque el público que nos sigue tiene una media de edad alrededor de 18-20 años. Pues, tío, lo entienden. Debían tener diez años cuando ocurrió aquello y se acuerdan. Nos hizo mucha gracia comprobarlo.
Ahora que sois famosos hay una frase que no me creo. ¿Es verdad que todos vuestros vecinos follan más que vosotros?
Frankie: También puede ser que en algún momento de nuestra vida haya ocurrido. A nosotros siempre nos ha gustado que si había que inventarse personajes que fueran con actitud de perdedor, que es la que más nos ha representados en la vida. Sin tener vidas dramáticas todo sea dicho. El discurso imperante es el del ganador, pero es mentira, creo que la gente no se identifica con eso.
“Mazo” y “Arroz con Cosas”, suenan muy chuletas y muy madrileñas, de amor y odio a la ciudad. ¿Se está recuperando el espíritu del rock capitalino?
Frankie: Es verdad que la gente que viene a vernos a Madrid, o gente que vive en Madrid, tienen un orgullo que no tenían antes. Ahora parece que ha estallado la chulería, en el buen sentido del término. Hace poco me acordaba de Séptimo Sello que tenían una canción que decía “Todos los paletos fuera de Madrid”, creo que en esa época intentaban sacar una chulería madrileña pero más nueva, ya que acaba de nacer Madrid como región. Es curioso porque el primer disco se llamaba “Embajadores”, cosa que no causó tanto revuelo, pero ahora a raíz de canciones como “Mazo”, vemos que lo han recibido con más entusiasmo. A nosotros por nuestra parte nos encanta ver que a los conciertos que damos en nuestra ciudad, cada vez viene más gente.
Por cierto, me ha jodido la afirmación de que el Atleti ya no tiene su campo aquí, me ha hecho pupa en la patata…
Frankie: Es verdad que tú eres muy Atlético, me acordaba. También nos ha entrevistado otro amigo común, Nacho Álvaro, que es muy Atlético. Ya tío, pero es verdad, aunque te duela, ya no está aquí. Además, yo antes vivía relativamente cerca del Vicente Calderón en el Parque de Atenas. Era un homenaje para nosotros decir que el campo ya no estaba aquí. En el futuro ocurrirá como en ciertas canciones de los 70, que tienen referencias a lugares, que a lo mejor nosotros como oyentes no hemos conocido.
“Healthy” me ha gustado mucho, da la sensación de que ajustáis cuentas con los fuertes de gym y con los tipos de corbata que van de lobos de Wall Street, y en “Tentaciones”, dais un palito a los jefazos abusones. ¿Si el proyecto Camellos sale mal, se os va a rifar cualquier empresa, sois conscientes?
Frankie: Sí, sí, estamos cavando una gran tumba (Risas). Hoy en día nos podemos permitir más licencias en el trabajo porque Camellos va algo mejor como banda, antes vivíamos solo de otros ingresos. Pero como sigamos así, va a ser una apuesta total por la música. Alguna vez algún compañero de trabajo ha oído las letras y ha dicho “¿Habláis en serio?” (Risas). De momento la gente se lo toma bien, pero también creo personalmente, que a veces decir las cosas de maneras desenfadas entra mejor que decirlo en plan serio. Es curioso porque a mí la música política me gusta, pero a veces al decir las cosas de otra forma, te escuchan más y te entienden.
En “Vaya a la Cárcel”… dais un repasito a un montón de cosas que se echan en falta y también se toca el tema de las censuras. ¿Os preocupa la deriva que están tomando ciertas cosas? ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
Frankie: Puede ser. A nadie se le escapa que Camellos somos cuatro personas de izquierdas, progresistas o personas bastante abiertas y con críticas muy radicales a veces. Nosotros, por suerte o desgracia, no nos hemos topado con censura de nadie que nos haya atacado directamente, hay haters pero son más musicales que hacia lo que decimos. Nadie nos ha reprobado ninguna letra. En la izquierda hay un problema y entre artistas también, creo que se centran en criticar al de al lado, en vez de hacerlo con el de enfrente. Se preocupan más de mirar dentro que de limpiar fuera. Es frustrante ver la crítica de alguien del gremio en vez de hacerlo con aquel que te jode. De vez en cuando evitamos decir alguna cosa, para evitar malos entendidos, pero nunca nadie se ha tomado nada de lo dicho, que no es poco, de mala manera. Tampoco nos cortamos mucho, la verdad. En alguna entrevista hemos dicho que hay que saber quién dice las cosas. No es lo mismo para mí que mi padre hiciera una broma con algún perjuicio, que sé quién es y cómo opina, a que lo diga alguien de Vox. No es lo mismo. De no andar con cuidad, acabaremos como Stalin, haciendo purgas a cada rato y acabando unos con otros. (Risas)
“Es tan 2020” me parece brutal, la más distinta del disco y otro zarpazo a la mierda de la sociedad actual, por cierto, ¿le habéis metido unas castañuelas?
Frankie: Sí, más o menos. Se llama vibraslap, tiene una especia de castañuela con una vibración muy fuerte. Es una mezcla de castañuela y de cascabeles. Es un cacharro de percusión. Esa canción la escribimos a propósito con otro tono más melancólico. Es una crítica a la sociedad, en ella ponemos frases en boca de quien canta típicas para llamar la atención, y hablamos de cuántas maneras tienes para conseguir que te miren y escuchen. Que hoy en día parece lo más importante, ya da igual el porqué. La gente quiere ser el centro de atención.
¿Con qué bandas del panorama os sentís hermanados?
Frankie: Nos identificamos con quienes creemos que hacen lo que les da la gana. Aunque si preguntas todo el mundo te va a decir que hacen lo que les da la gana pero es mentira. Nos gusta gente que nos sorprenden como Biznaga, con quienes nos llevamos bien, de hecho estuvieron en nuestro Instagram no hace demasiado. Nos parecen un perfecto equilibrio entre la música alternativa y la música política. Nos sentimos un poco más cerca de ellos. También cerca de Medalla, que son de Barcelona y hacen mezcla de heavy y pop. Hemos conocido recientemente a Califato 3/4 que hacen folclore andaluz con bases de Hip Hop. Luego con Carolina Durante nos llevamos muy bien en lo personal, de hecho les vamos a entrevistar en Instagram dentro de poco, entendemos que nos relacionen, siempre decimos que son gente muy maja, y que entendemos que les citen porque hacen música de guitarras y desenfadadas. En lo demás no vemos nada de parecido. A nosotros nos gusta todo tipo de música, pero nos llama mucho la atención la gente que hace cosas muy transversales.
¿Dejaste finalmente el tema de la crítica musical?
Frankie: Sí, prácticamente sí. Tuve un dilema moral cuando acabé las prácticas, tuve la suerte de contar con una beca muy guay en TVE. Pero me encontré con la crisis que era terrible en el sentido de que tenía que trabajar 50 horas por 500. No pasé por ahí. Entendí que la gente por necesidades económicas pasara, pero no me apetecía hacerlo. También paralelamente estudié profesorado de inglés que estaba mucho mejor pagado y tiré por ahí. Me duele decir esto porque parece que quien ha estudiado periodismo se ha equivocado y no es así. Cuando veo que determinada gente hace ciertas cosas me da mucha envidia, sinceramente. Ahora hago cosas informales y por gusto, pero no para que sea mi modo de vida.
Vamos a rematar la entrevista, pensando en qué ocurrirá con Camellos cuando acabe el confinamiento.
Frankie: Nos ha pillado esto en mitad de la presentación del disco. Presentamos en Madrid, Barcelona, Sevilla, Granada, Málaga, Alicante y Murcia dos veces. Pero nos ha jodido bastante, la verdad. Íbamos a repetir Madrid y Barcelona, donde había muchas entradas vendidas. No sabemos cuándo acabará el confinamiento ni en qué condiciones se podrá estar en sitios cerrados. Confiamos en que todo el verano se de bien, aunque está el tema de los festivales masivos y las aglomeraciones en el aire. Hasta final de año teníamos un montón de planes en salas y festivales. Los planes eran maravillosos, iba muy bien, quedaban cosas por confirmar todavía. Imagino que todos esperarán a ver qué dice el gobierno. No queremos publicar cosas y tener que desdecirlo en unas semanas. Todo esto es tenso. Te tiras un año y pico currando, luego sacas el disco y a ver a quién echas la culpa de lo sucedido. A veces nos gustaría tener una cabeza de turco para atacar a alguien, pero creo que no es el caso. Esperamos que tras el verano todo se haga con tranquilidad, ojalá que el verano y la primavera se joda lo menos posible. Los festivales gustarán más o menos pero para las bandas son un medio de vida. A día de hoy no vivimos solo de la música, por lo que no hacer los festivales es perder un montón de ingresos. Pienso en bandas como Triángulo de Amor Bizarro y creo que si les quitas la temporada de primavera-verano, les jodes. Vamos les arruinas, les dejas sin ingresos. La venta de discos y Spotify no da para vivir, por lo que tienes que tocar en directo. Por otro lado, es lo que más nos gusta, no solo por el dinero sino porque la música está pensada para ser tocada ante gente. Pero claro también si no de qué vives. Para bien y para mal lo que mejor sobrevive en España es la música en directo, porque aquí no se compra tanta música como en otros sitios. Si ya jodes la música en directo, estamos heridos de muerte. Somos optimistas pero a ciegas.