Por: Albert Barrios
Como en los viejos tiempos cuando un vinilo lo era todo, la portada del último álbum de Drive-By Truckers es la perfecta síntesis del concepto y mensaje que quieren transmitir al cómplice oyente, una dicotomía más que presente en nuestro día a día: la foto en la playa del hijo de Patterson Hood y un amigo representa la esperanza, la convicción de que existe un futuro mejor para las nuevas generaciones. Pero también es oscura y apocalíptica, reflejo de estos tiempos convulsos y oscuros que nos ha tocado vivir.
Después de “American Band” (2016) ,un disco de recuperación de los de Georgia después de varias entregas en piloto automático, Patterson Hood y Mike Cooley se toparon con el bloqueo del escritor. Pero en 2019 Hood baja del autobús de gira en Wyoming y mientras se dirige a un restaurante de carretera se le comienzan a ocurrir unas ideas que al sentarse para comer comienza a garabatear en una servilleta, abriéndose de par en par la compuerta de la inspiración. Alérgicos a la repetición de esquemas, el enrarecido clima político y social empuja al dúo de compositores en la misma dirección que “American Band”: "The Unraveling" prolongará con naturalidad su gemelo anterior.
"Escribir el álbum fue complicado, pero realizarlo fue un placer". Producido por David Barbe, graban por primera vez en los Sam C. Phillips Recording Studios de Memphis, empapándose del mojo que destila el legendario lugar. Nueve canciones que conforman un álbum tan emocionante como conmovedor, político pero a la vez personal.
“Rosemary With A Bible And A Gun” abre con una gran introducción de piano marca de la casa, recordándonos a todos los grandes del rock and roll americano, de Petty a Springsteen, de Seger a Zevon. En “Armageddon's Back In Town” destacan las guitarras afiladas desde el principio, un gran riff y un interludio donde la batería de Brad Morgan repunta la mala leche de la banda hasta la explosión final. “Slow Ride Argument”, energética y con grandes coros y estribillo precede a “Thoughts And Prayers”, canción que llevan tocando ya un tiempo en directo: pianos y acústicas enfrentándose a Trump y al despropósito del control de armas en los USA.
“21st Century USA”, la canción del desbloqueo garabateada por Hood en una servilleta, transita tranquila entre slides y cuerdas, mientras que “Heroin Again” destaca por su poso moderno, con el bajo y teclado expandiendo el sonido de la banda. Cody Dickinson ayuda con la washboard eléctrica en la proto funky blues “Babies In Cages”, y “Grievance Merchants” es un rabioso alegato con pinceladas country de Cooley contra la locura de los tiroteos masivos. Cierra “Awaiting Resurrection”, casi nueve minutos donde predomina la exploración sónica, donde todos los instrumentos brillan y encuentran su sitio: no es un simple ejercicio de instrumentación, es el compendio de todo lo expuesto por el grupo en los ocho cortes anteriores.
Una obra de nuestro tiempo, madura y necesaria, emocionante y cortante, directa y constante. Solo el tiempo dictará si fue una señal que precederá al fin del mundo…