Por:
Txema Mañeru
El trío holandés se ha erigido, merced a poderosos discos y excepcionales directos continuados, como el mejor grupo de rock de su país de la última década. Pero es que además han llevado ese dominio a prácticamente todo el territorio europeo. Tres elementos que suenan con la fuerza de un completo quinteto y que se mueven por terrenos blues-rock, rock sureño preñado de psicodelia y hard-rock 70’s. El potente y muy presente sonido de su órgano Hammond es una de sus señas de identidad más características y hace que en muchos momentos nos recuerden a los mejores Deep Purple, aunque su formato trío y esos arrebatos guitarreros y la poderosa voz de Pablo Van De Poel nos puede recordar a los mejores Free.
Cuentan además con la bendición del gran Seasick Steve, que les llegó a comparar con una versión actualizada de los Allman Brothers.
El caso es que siguen con su ritmo frenético de discos y actuaciones. A mediados del 2018 sacaron su último y, quizás, mejor disco de estudio. Un “Thrust” (Mascot Label / Top Artist) con el que giraron sin parar. Hace unos meses, tan solo, llegó su segundo y muy completo directo con más de 70 minutos titulado “Live & Outta Sight II”. Varios temas al borde, e incluso superando los 10 minutos de duración, que son todo un viaje sonoro. Tras él, más conciertos y giras y una chispa que se les encendió entre actuación y actuación, entre viaje y viaje y con intoxicaciones alimentarias de por medio. Querían hacer un álbum de carretera y barato. Tanto que este séptimo disco de “estudio” ha costado menos de 50 euros. Su título ya lo dice todo.
“Tascam Tapes” (Mascot Label / Top Artist Promotion) está grabado con la grabadora de cassette de los años 80 Tascam Porta Two y en tan solo 4 pistas. Tampoco querían electricidad porque los temas los iban componiendo en los viajes y los tocaban en la parte trasera de su furgoneta, en algunos pequeños backstages y otros sitios más recónditos e improvisados. Lo más sorprendente es que decidieron dejar fuera también su característico Hammond, su poderosa batería y hasta los amplificadores de guitarra. En su lugar un sampler con extraños ritmos de batería hasta con toques funk, un sintetizador que funciona con pilas y una guitarra conectados todos directamente a dicha Tascam. Por si fuera poco les dio muchos problemas en forma de averías y tuvieron que pillar otra para hacer reparaciones caseras sobre la marcha. Ellos mismos lo dejan bien claro desde la portada que reza así: “This is DeWolff’s new album. It was recorded on the road for less than 50 dollars… But it sounds like a million bucks”.
Pero si escuchas con atención este disco realmente lo-fi, “Tascam Tapes”, apreciarás y disfrutarás con todas las esencias de han llevado a los DeWolff al lugar que ocupan dentro del panorama rockero actual. Comienzan con los sorprendentes ritmos entrecortados de "Northpole Blues". Lo bordan con los aires sureños y el buen groove, aunque sea en acústico, de un "Blood Meridian I" de gran estribillo. Agradable y soleado medio tiempo con buenos punteos en "It Ain’t Easy" y haciendo las cosas fáciles. "Rain" es un guapo y sentido lento de tonos country mientras que "Made It To 27" es más country-folk, pero ahora con tonos a J.J. Cale hasta en la guitarra. Encontraremos hasta aromas hip-hop en "Nothing’s Changing" y toques funk en "Let It Fly". En temas como estos o "Blood Meridian II" y "Awesomeness Of Love" nos hacen acordarnos, para bien, hasta del Beck más marciano. Otro de los momentos más brillantes lo pondrán en "Am I Losing My Mind", un buen lento con buenos punteos acústicos, voz aguda y curiosos teclados. Un disco que supone algo más que un divertimento para una de las bandas más en forma de todo el rock’n’roll europeo.