"Tengo la sensación de pertenecer a la última generación que vive la música de una manera muy intensa"
Por: El Giradiscos
Por: El Giradiscos
En la historia de nuestra web, El Giradiscos, tan importante como aquellos músicos que nos han gustado y/o interesado resulta el trabajo hecho desde el otro lado de la trinchera, el de tantos y tantos compañeros que en su labor de periodistas nos enseñan, y a la vez, nos acompañan en esta labor. Por eso, en nuestras entrevistas especiales para conmemorar los diez años de existencia de esta humilde web, nos gusta hablar con algunos de esos "plumillas" que seguimos y admiramos. Tal es el caso de Javier Escorzo, multifacético crítico que suele fijar su mirada en el pop-rock hecho en nuestras fronteras y que además ha demostrado su valía como escritor en el magnífico libro sobre Duncan Dhu "Hoy el viento sopla más de lo normal". Por eso, no perdemos más tiempo y pasamos a hablar con él sobre este negocio y por encima de todo de música..
Igual que se pregunta si vinilo o CD, y en tu papel de profesional del gremio, ¿que virtudes, y lo contrario, encuentras en la prensa digital y en la escrita?
Javier Escorzo: En realidad, las virtudes son las mismas que los defectos: a partir de la irrupción de Internet y las redes sociales, cualquiera puede crear contenidos, en este caso de información musical, y ponerlos a disposición de la gente. Eso hace que la oferta se haya multiplicado. Lo bueno es que hay muchísima información al alcance de cualquiera. Lo malo, que es imposible separar el grano de la paja. No hay filtros, ni de calidad, ni de veracidad... También, de cara a los profesionales del gremio periodístico, es muy difícil rentabilizar económicamente el trabajo realizado, ya que el público está acostumbrado a que todo sea gratuito en Internet.
En los últimos años ha habido una enorme proliferación de todo tipo de webs, blogs, de temática musical, ¿la irrupción de tanta oferta es algo siempre positivo o tiene algunas desventajas esa posible saturación?
Javier Escorzo: Como te decía, tiene aspectos positivos y negativos, y creo que los que hemos conocido el mundo sin Internet podemos valorar ambos. Antes no teníamos tanta información; yo compraba todos los meses varias revistas musicales, estaba atento a la radio... Recuerdo llamar a las emisoras de mi ciudad para preguntar si las giras de mis artistas favoritos iban a pasar por Pamplona. Ahora, sin embargo, tienes toda la información que desees a golpe de clic. Creo que pesan más los puntos positivos que los negativos: hay estilos y artistas que de otra manera no tendrían ninguna difusión, mientras que ahora disponen de canales de información. Eso es bueno, sin duda, aunque a veces el exceso de oferta llegue a abrumar.
Y en ese mundo donde la manera de escuchar música es mucho más atomizada y el disco ha desaparecido casi como concepto, ¿qué papel crees que debe de jugar el periodista/crítico musical en la actualidad?
Javier Escorzo: Bueno, esa es la pregunta del millón y, sinceramente, creo que la inmensa mayoría de los periodistas (y de los medios) no conoce la respuesta. En lo que a mí respecta, procuro escribir sobre música con honestidad. Procuro mantener un equilibrio entre la pasión y la objetividad. Si me gusta el artista, no convertir el texto en una hagiografía. Y si no me gusta, que eso no condicione negativamente lo que escribo, tratar con respeto y espíritu constructivo todas las propuestas y públicos.
Dada esa evidente falta de relevo generacional en el interés por la prensa musical, ¿crees que se trata de una cuestión cultural por parte del lector o existe un desapego de la prensa por los intereses más populares?
Javier Escorzo: Sinceramente, intento no pensar en ello ni cuando escucho música ni cuando escribo sobre ella. Pero sí tengo la sensación de pertenecer a la última generación que vive la música (y la cultura en general) de una manera muy intensa: las canciones no son un mero entretenimiento, sino algo sagrado. Me gusta comprar discos, disfrutar de sus portadas, leer los créditos, escuchar los temas en el orden en el que el artista los ha colocado, leer entrevistas, reseñas y libros, ver documentales... En definitiva, profundizar para conocer más detalles sobre las canciones que me emocionan. Habrá excepciones, por supuesto, pero creo que es evidente que mayoría de los jóvenes de hoy en día ya no vive así la música.
¿Y cuál es tu percepción respecto al espacio, y al contenido, que se le otorga a la cuestión musical en esos medios generalistas?
Javier Escorzo: Aquí no voy a tirar de tópicos: hay grandes profesionales sacando adelante contenidos magníficos en prensa escrita y en algunos programas de radio y televisión de medios generalistas. ¿Esos contenidos no tienen más espacio porque el público no lo demanda? ¿O el público no lo demanda porque esos contenidos no tienen más espacio? ¿Cuál es la verdadera causa? Me gustaría creer que hay que potenciar las secciones culturales, que haciéndolo se podría “educar” al gran público, si se me permite la expresión, y que de esa forma esas secciones volverían a ser rentables para los medios. Aunque, sinceramente, no estoy seguro de ello.
¿Dónde situarías tus primeros recuerdos en los que pensabas que te gustaría ser quien firmara tal o cual artículo?
Javier Escorzo: Siempre he leído todo lo que he encontrado sobre música, aunque, sí te digo la verdad, no empecé a fijarme en las autorías hasta que yo empecé a escribir. En mi caso, si escribo sobre música, saco fotos de conciertos y demás es porque la música me gusta tanto que siento la necesidad de escribir sobre ella.
Y dentro de esa ya larga carrera en diferentes medios, ¿cuál es el momento, el comentario o la situación, que con más cariño y/o emoción recuerdas?
Javier Escorzo: La primera vez que ves publicado algo tuyo es especial, ya sea en Internet o en papel. De todas formas, el verdadero motor es el placer que sientes cuando terminas de escribir algo y crees que es bueno. Te sientes lleno, satisfecho. Ahora, con las redes sociales y demás, es muy fácil saber cuáles son los contenidos que tienen más aceptación. Yo intento no guiarme por la tiranía de los “me gusta” y los retuits, sino dedicar mi tiempo a cosas que creo que merecen la pena, aunque muchas veces sé de antemano que la repercusión va a ser mucho menor.
¿Y el momento o situación que siempre has soñado que te gustaría que se produjese?
Javier Escorzo: Nunca he soñado con nada, la verdad. De hecho, nunca he tenido ningún plan. Una cosa me ha ido llevando a otra por puro gusto y casualidad. El mero hecho de poder escribir sobre las cosas que me gustan, haber podido hacer fotos, entrevistar y conocer a muchos de mis artistas favoritos es lo más valioso que me llevaré de todo esto.
Si se puede contar, ¿cuál ha sido ese personaje (del ámbito musical) con el que te has topado que sin esperarlo te haya sorprendido gratamente y por qué?
Javier Escorzo: Lo que más me ha sorprendido es que, en general, los artistas más grandes son los que más en serio se toman tu trabajo, los que más atención te dedican, cuando en realidad son los que menos te necesitan. He podido tratar con artistas de la talla de Mikel Erentxun, Diego Vasallo, Bunbury, Alaska, Amaral, Quique González, Iván Ferreiro o Luis Eduardo Aute, por citar solo a algunos de los que ya están por encima del bien y del mal, y todos han sido extremadamente amables y tremendamente profesionales. Lo que me ha llamado la atención es, precisamente, no haberme encontrado ninguna sorpresa negativa.
Otro aspecto consustancial, por la propia esencia del aspecto musical, es el factor social, las amistades… ¿crees que a veces en la forma de realizar la tarea informativa se impone demasiado ese aspecto frente a una mirada más profesional, más objetiva?
Javier Escorzo: En esta pregunta está el quid de la cuestión, pienso mucho en ello. Yo siempre intento ser lo más objetivo posible, aunque también reconozco que prefiero no escribir sobre cosas que no me gustan. Como decía Calamaro, “qué temeridad acusar de maldad a una canción”. No creo que haya música buena o mala, ni mucho menos que porque algo no me guste sea malo. Como te he dicho antes, cuando tengo que decir algo negativo, procuro ser lo más constructivo y respetuoso posible. No soporto a los críticos musicales que utilizan su espacio para ridiculizar con sus sarcasmos el trabajo de los demás.
Nos encantó la biografía que dedicaste a Duncan Dhu. ¿Qué diferencias existen entre la elaboración de un libro tan exigente y profundo, con respecto a los artículos o entrevistas que suelen ser la base de tú día a día? ¿Con qué disfrutas más?
Javier Escorzo: Vaya, muchas gracias, de verdad. La biografía de Duncan fue un trabajo muy profundo, sí, porque se trataba de resumir más de treinta años de carrera, muchos de ellos con actividad doble por los discos en solitario de Mikel y de Diego. Quería repasar todos los aspectos importantes, entrevistar a mucha de la gente que colaboró con ellos... Mucho esfuerzo, pero también mucho disfrute, porque estaba escribiendo sobre el grupo de mi vida y mis dos artistas favoritos. Escribir artículos cortos sobre temas de actualidad también me gusta mucho, es más inmediato. Las dos cosas están muy bien.
¿Qué valoración haces de esa necesidad de información al instante frente a los textos con más calma y reposados?
A mí me sigue gustando no quedarme en el titular. Prefiero leer con calma y reposo, profundizar.
Hoy en día, todos sabemos, creo, qué tipo de artículos son los más leídos o los que tienen más repercusión, ¿de qué manera lidias con esa corriente que propugna por encima de cualquier otra consideración la polémica, el ruido en redes; la imposición del clickbait, en definitiva?
Javier Escorzo: Es lo que te decía antes: procuro no guiarme por eso, sino dedicar tiempo a lo que creo que verdaderamente lo merece, independientemente de que su repercusión vaya a ser menor. A veces tenemos que hablar de temas más populares y aportar nuestra opinión sobre ellos, pero otra de nuestras misiones, creo, es divulgar y dar espacio a propuestas menos conocidas. Un tabú para mí es el amarillismo, huyo de él como de la peste. También de inmiscuirme en la vida privada de los artistas y de hacer sangre con polémicas gratuitas. Dos ejemplos: el primero, en la biografía de Duncan, que solo mencioné temas personales cuando tenían incidencia en sus obras. Así, hablé de una separación de Diego porque incidió mucho sobre uno de sus discos, pero omití la de Mikel que no marcó su obra musical. El segundo ejemplo es más reciente, una entrevista que he hecho a El Drogas por el lanzamiento de su último disco: quedó larga y profunda, me gustó mucho, pero estuvo centrada únicamente en lo musical, que creo que es lo interesante. En casi todas las demás que leí le preguntaban mucho por política, buscando el titular incendiario, y casi nada (o absolutamente nada) sobre su disco. Es fácil adivinar cuales tuvieron los titulares más incendiarios y supongo que también mayor número de visitas, pero yo sigo perseverando en mi método. Al final, intento hacer las entrevistas que me gustaría leer.
Sabemos que económicamente ésta no es una profesión bien pagada es un hecho. ¿Compensa al menos en parte el esfuerzo, el poder dedicarte a tu pasión que es la música?
Sin ninguna duda: sí.
¿Eres consciente del gran cariño y el respeto que sentimos hacia todos tus textos? No en vano creo que tenemos una percepción bastante cercana de éste mundillo…
Javier Escorzo: Muchas gracias, ya sabéis que es mutuo. Yo también siento mucha cercanía hacia vuestro trabajo, no solo en gustos, sino sobre todo en la manera de acercarnos a la música, con mucho respeto y una actitud constructiva.
¿Qué valoración haces del trabajo que desempeñamos en El Giradiscos?
Javier Escorzo: Muy positivo. Y hablo con conocimiento de causa, porque sois uno de los pocos medios que consulto a diario. Abarcáis un espectro muy amplio de estilos y lo hacéis con cariño y rigor. Lo que más me gusta es que soléis publicar artículos (me da igual que sean reseñas de discos, entrevistas a grupos o crónicas de conciertos) con mucha profundidad, que es lo que busco cuando leo (y, humildemente, cuando escribo). En El Giradiscos escribe gente muy buena. Un placer disfrutar de vuestro trabajo, espero seguir haciéndolo durante muchos años más.