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Entrevista: Matilda Blue

"Ahora no me importa nada desnudarme al escribir"

Por: Kepa Arbizu
Fotografías: Andreu Robusté

Surgidos como proyecto tras la disolución de la banda Sol Lagarto, Matilda Blue se forma entorno a la figura del que fuera cantante de dicha formación rockera, Ernest Armengol. Manteniendo parte de aquella idiosincrasia, de carácter sureño,  sin embargo la nueva andadura tiene como característica una apertura hacia otros tipo de sonidos, en los que sobre todo despunta la presencia del soul, elemento especialmente clave y vertebrador de  este segundo disco, "De ayer ya hace tiempo",  que se presenta igualmente emocionante como intenso. Es momento, con la vista ya puesta en la presentación de dicho trabajo, de hablar con el cerebro de esta formación tocada cada vez con un sonido más definido e interesante.

Han pasado cuatro años desde vuestro anterior disco, sin embargo, creo que este nuevo álbum fue grabado ya hace tiempo y ha tardado en ser publicado, ¿cómo ha sido el proceso hasta poder verse editado? 

Ernest Armengol Sí, Matilda es una "persona" que hace las cosas a su ritmo, sin prisas, cuando realmente lo siente. La verdad es que entramos en el estudio, La casamurada, en octubre de 2017, ahí estuvimos tres días durante los que dejamos grabadas las bases, el esqueleto. Después, durante el siguiente año, estuvimos acabando de vestir las canciones. Más adelante nos tomamos nuestro tiempo para buscar con quién queríamos seguir caminando, hasta encontrar a RGB, que apostó por este disco y a quien, por supuesto, estamos muy agradecidos. 

En definitiva, grabáis cuando sentís que hay algo que contar, que decir... 

Ernest Armengol Exactamente, pero más que cosas que decir, que creo que siempre las tenemos, es sobre todo encontrar el momento en el que las energías y las circunstancias se alinean para dedicarse a parir un disco, que no significa solo grabar, ni mucho menos...

Y en una banda como Matilda Blue, y viendo que salvo contados nombres has renovado todo el plantel que te acompaña, ¿cuánto hay en este proyecto de personal y cuánto de banda al uso?

Ernest Armengol: Pues la verdad es que Matilda es mi proyecto personal, pero siempre quise que fuese lo más parecido a una banda. Pero como no es fácil encontrar quien te acompañe en el viaje con inquietudes y ganas similares, a veces hay que seguir caminando aunque sea solo. Actualmente Matilda somos: Salva Criado, quien está a mi lado desde los inicios en el 2013 , Ybra Rodríguez, Marcel Botella y Roe Armengol , mi hermano pequeño, con quien me hace una especial ilusión compartir este momento.

Aunque siempre ha estado muy presente en tu forma de hacer música, el sonido soul explota definitivamente con este disco, ¿era una decisión que tenías claramente planteada de antemano o han sido estas canciones las que te han dirigido en esa dirección ? 

Ernest Armengol: Pues ha sido un poco de ambas cosas... Como bien dices, el soul siempre me acompaña de una forma u otra y, esta vez, tenía claro que quería mostrar todavía más claramente sus raíces con algunos arreglos de vientos, órganos o coros negroides. Aunque es cierto que los temas escogidos quizás pedían eso ya.

En el disco se percibe además un tono genérico de melancolía, ¿es consecuencia lógica de interpretar ese tipo de sonoridades o querías expresar esa sensación? 

Ernest Armengol: Yo diría que más que melancólico es nostálgico, que son conceptos que pueden llegar a coincidir pero tampoco necesariamente. Aunque al final cada persona percibe algo distinto y eso es lo mejor de la música.. La nostalgia que emana parte del disco quiere ser positiva, echando la vista atrás con una sonrisa, no con ánimo de querer volver al pasado. 

Una sensación que queda reflejada en frases como “empapado de pasado cuesta más andar"... 

Ernest Armengol: Exactamente. Uno va llenando la mochila para el viaje y, a veces, algunas de las cosas que te acompañan no son alegres. Esa frase concretamente, y esa canción, "El rey de las disculpas", tienen un componente de lucha por dejar atrás cierto pasado que pesa y pueda llegar a impedir que uno siga avanzando. Pero incluso así, la intención siempre es la de seguir caminando. 

En el disco hay canciones de muy diferentes épocas, algunas incluso de hace 25 años, ¿cómo se sabe cuándo una canción tiene que dejar de estar guardada en un cajón y es tiempo de que salga a la luz?

Ernest Armengol: Es algo que me hace especial ilusión. Y no es premeditado. Cuando la idea de plasmar canciones en un disco aprieta se abre el cajón y se empieza a remover. Es un proceso largo, donde algunos temas salen enseguida y otros seguirán esperando su momento. Es lo que tiene componer desde hace más de 25 años y sólo haber publicado dos discos. Lo mejor de todo es la sensación de que una música compuesta un cuarto de siglo atrás siga teniendo vigencia, en mi mente por lo menos.

Y ese hecho de utilizar canciones de diversas épocas, ¿en algún momento te preocupó que pudieran impedir dar una unidad al disco o que no representara el momento actual de ti y de la banda? 

Ernest Armengol: En realidad lo que son de distintas épocas son las músicas. Las letras las escribo siempre poco antes de entrar en el estudio. De esa forma, consigo esa unidad letrística por lo menos. Y en cuanto a la música sí es verdad que puede suceder que se mezclen diversos tipos de estilos y aires, pero la única premisa que tienen que pasar es que nos gusten a nosotros, más allá de cuando hayan sido compuestas. 

Hay en el álbum un par de temas escritos y cantados en catalán, ¿te sientes diferente escribiendo en esa lengua, te incita a expresar otro tipo de sentimientos?

Ernest Armengol: De adolescente empecé escribiendo en catalán, mi lengua materna, pero dejé de hacerlo porque me daba cierta vergüenza expresar sentimientos de una forma tan cercana. Y encontré en el castellano, mi segunda lengua y que domino perfectamente, el vehículo ideal para expresarme con ese punto de distancia necesaria para vencer el miedo. Nada tuvo que ver con política ni aspiraciones comerciales. Ahora no me importa nada desnudarme al escribir, así que pude recuperar el catalán en algunos temas. La verdad es que me siento muy cómodo. 

Cerráis el disco por todo lo alto, con un tema realmente emocionante y doloroso, “Ven”, que incluso tiene aspecto de ajuste de cuentas...

Ernest Armengol: Pues sí, la verdad es que la producción la enfocamos con esa mezcla de oscuridad en las estrofas y épica en los estribillos. Los teclados de mi amigo Fluren Ferrer y el solo de Alex Vivero, productor del disco, ayudaron a crear ese clima para un gran final de disco. 

Es inevitable no mirar hacia tu pasado en Sol Lagarto, ¿sientes que su sombra todavía se nota en lo que haces con Matilda Blue o te gustaría que fuera visto como una ruptura con aquello?

Ernest Armengol: Sol Lagarto nunca será una sombra, es algo que solo me puede dar luz y recuerdos increíbles, sea para hacer música o solo de cara a recordar lo vivido. Seguro que los años con Ramon, Norman, Frank y el mismo Alex, impregnan mis canciones o, por lo menos , mi forma de enfocar el hecho de hacer música, que no puede ser de otra forma que a pecho descubierto.

¿De alguna manera echas en falta que todo ese seguimiento y admiración que existe por Sol Lagarto se manifieste también en este proyecto?

Ernest Armengol: Sol Lagarto empezó en 1998, yo entré en 2003, y esa admiración de la que hablas nos la ganamos kilómetro a kilómetro, bolo a bolo. Así que no me queda otra que seguir ese camino si me quiero acercar a lo que llegamos a cosechar con los lagartos.

Hace poco tiempo pusisteis momentáneamente de nuevo en marcha Sol Lagarto, además has cantado con la mítica banda Lax'n'Busto y ahora este nuevo disco ¿te cuesta ir saltando y adaptándote a los diferentes roles que adoptas en cada uno de esos casos? 

Ernest Armengol: La verdad es que estoy en un buen momento personal en el que le estoy dedicando a la música toda la energía que esta requiere, que es muchísima. Volver con Sol Lagarto fue como un fogonazo interior mágico. Poder grabar y girar con Lax'n'Busto, una experiencia única, y poder enseñar mis canciones con Matilda, mi máxima ilusión. Así que aquí seguiremos metiendo caña a todo lo que venga.