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Entrevista: El Gobierno

“Hay muchas cosas de las que la gente recibe habitualmente como cultura que tienen muy poco de verdad”

Por: Sergio Iglesias
Fotografía: Felipe Hernández

El Gobierno no es, ni más ni menos, que la mutación natural de lo que hasta ahora había sido The Government; una mutación marcada por el uso del castellano para hacer llegar de manera más sencilla el mensaje de sus canciones y que tiene su reflejo en el nuevo disco de la banda, “Rollo Desarrollo”. En este trabajo, la banda parece haber acelerado su, ya de por sí, ecléctica propuesta, basada en sonidos negros aderezados con mucha guitarra ya que la influencia del rock australiano es más evidente que nunca por las giras que, junto a Los Chicos, ha estado haciendo Guillermo Casanova, guitarra y voz de la banda, y sobre todo, por la participación de Johnny Casino en la producción del disco. 

Comencemos hablando del gran cambio de la banda: de ser The Government a ser El Gobierno y de cantar en inglés a cantar en castellano, ¿Cuáles han sido los motivos que os han llevado hasta aquí? 

Guillermo Casanova: Pues hay varias razones: la primera, la edad, porque ya me veo muy mayor para estar cantando “wachi wachi” a la gente, ya me va apeteciendo que la gente sepa lo que canto; luego también por un poco de coherencia… si dices cosas, que sea algo en lo que creas y que se entienda, ya que tienes que sudar tinta china para vender 70 entradas que, por lo menos, esas 70 personas se encuentren algo que sea cierto y que tenga que ver con la vida de uno, que lo sientan y que no sea esa mierda que les meten por la tele o por las redes sociales, y en eso el castellano ayuda a que te crees lo que estas cantando… o al menos que lo parezca (risas).

¿Ha notado mucho la gente ese cambio? 

Guillermo Casanova: Hay de todo, hay gente que nos felicita y otros que nos dicen que incluso les parece un disco de otra banda diferente… hay de todo, pero yo estoy muy contento, somos un grupo de oficinistas y chupatintas y eso nos hace no tener que plantearnos tanto ciertas cosas y poder movernos como nos dé la gana.

Creo que hemos sabido manejarlo bien y la reacción ha sido positiva, especialmente en generaciones más talluditas que nos decían que hacía falta algo así; Nico de Capitán Entresijos, que para mí es una leyenda, me dijo después del concierto que hicimos con ellos en Madrid, que ya habíamos entrado en la primera división del rock estatal, aunque la verdad que ese no era mi objetivo, ya que lo único que yo quería era sentirme a gusto con lo que canto que, al final es lo importante, pero las reacciones han sido buenas y ver que en el bolo de presentación había gente cantando los estribillos nunca me había pasado y es un gustazo. 

¿Y lo del cambio de nombre era una cuestión de llevar la decisión de apostar por el castellano hasta sus últimas consecuencias? 

Guillermo Casanova: Aquí te digo la verdad, yo lo habría cambiado hace tiempo, pero todas las decisiones de la banda se legitiman de manera asamblearia con una mayoría de dos tercios y esto fue algo que ya propuse en el disco anterior pero perdí esa votación (risas). A mí The Government me suena a Malasaña 2004, que es cuando se nos ocurrió el nombre del grupo, es algo como muy garagero, creo que nosotros hacemos algo más ecléctico y el nombre no nos representaba del todo. Pero bueno… al final, una cosa ha llevado a la otra y ahora ha sido el momento de hacer esos cambios. 

¿Qué importancia ha tenido tu experiencia con Los William Folkners para decidirte a dar el paso al castellano?

Guillermo Casanova: Muchísima, yo escribo canciones para las dos bandas, pero en Los William Folkners es donde empiezo a relacionarme con el público en castellano, aunque yo voy a seguir cantando temas en inglés porque están en el repertorio. Con Los William Folkners me pasa por primera vez eso de ver que la gente está cantando lo que tú estás cantando; ahí se crea una relación más profunda que la mera cercanía por una estética musical y, cuando ves que en un sitio donde quizás no existe esa afinidad ni una presencia de gustos musicales sofisticados, sino que es gente más casual que se ha aprendido las letras de tus canciones y que las canta… ahí hay una forma más potente de relacionarte con mi gente, con la gente de mi territorio y le das otra dimensión a la pregunta de “¿para qué coño sirven mis canciones?”.

En ese sentido, Los William Folkners han sido como un banco de pruebas donde yo he hecho más horas de vuelo con el tema de escribir en castellano que, por otra parte, también es más complicado y era un gran desafío… esa es una de las razones por las que no lo hacía antes. 

¿Te ha costado mucho adaptarte a cantar en castellano? 

Guillermo Casanova: Me sigue costando encontrar la voz para cantar, aunque creo que, poco a poco, lo voy consiguiendo. Escribiendo en castellano piensas mucho más todo lo que dices y de las primeras canciones que hice, creo que escribí 5 ó 6 bocetos.

Hablando de esto, Hendrik Röver, que es un maestro en todos los sentidos, me dio una clave: escribir música es como un tetris y, a los que escriben en inglés, les sale siempre la barrita y a nosotros nos sale siempre la puta “L” que no sabes nunca dónde ponerla (risas). 

Hablando de Hendrik, al final va a conseguir que todas las bandas cantéis en castellano ¿eh?

Guillermo Casanova: Sí, sí. Para mí ha sido muy importante aunque no ha sido el único, porque ahí ha estado Robertez, compañero en Los William Folkners y otros que me decían “¿pero qué coño haces tú cantando en inglés?”… son muchos los que me han “braseado” y me han ido metiendo en ese debate una y otra vez pero, desde luego, Hendrik ha tenido mucho que ver… es el puto amo. 

¿Sientes una responsabilidad añadida al cantar cosas que todo el mundo va a entender?

Guillermo Casanova: Totalmente, porque en ingles puedes decir lo que quieras aunque yo siempre he sido responsable con lo que digo y siempre que escribo quiero que la canción diga lo que pienso, sea en el idioma que sea.

Pero sí que, para mí, es una responsabilidad más grande porque lo que escribes queda escrito y no hay vuelta atrás y si lo entiende todo el mundo en tu país, ahí está. De todas formas, tampoco le daría más importancia porque hay muchas bandas en España que cantan en inglés y me encantan, mientras las letras sean sinceras y honestas, a mí me vale y ese ha sido el proceso que yo he tenido. 

En cuanto a la temática de las letras, tampoco te escondes, y hablas clarito de temas sociales que cualquiera puede entender… 

Guillermo Casanova: Por supuesto, yo soy una persona totalmente politizada, militante del Partido Comunista y que, además, últimamente he activado bastante más esa militancia porque estoy presente en una agrupación de mi barrio y actuando en diferentes movimientos sociales.

Aunque no quiero que mi única expresión en la música sea esa, porque creo que también hay que escribir sobre otras cosas para airear la cabeza, creo que contar lo que está pasando de otra forma diferente a como lo cuentan en los medios, es una pequeña labor que podemos hacer como músicos y que, cuando esté en un escenario con un micro delante, el que haya venido a verme, además de disfrutar del rock and roll, se lleve a casa la experiencia de una persona que ve el mundo de determinada forma.

Hay gente que tiene miedo de que les encasillen o les pongan una etiqueta determinada pero, si por decir lo que quiero decir me van a poner en una lista de “no sé qué”, yo encantado de estar en esa lista… al final, se trata de buscar que lo que se diga sea cierto, porque hay muchas cosas de las que la gente recibe habitualmente como cultura que tienen muy poco de verdad.

¿Crees que a la gente todavía le choca recibir determinados mensajes en estilos musicales como el vuestro ya que parece que, hasta ahora sólo los punks y los raperos podían cantar ese tipo de letras?

Guillermo Casanova: Puede ser, pero yo veo que es una tendencia que está creciendo; date cuenta de que estamos hablando de ámbitos muy minoritarios y sí que es verdad que en el contexto español no era lo común si estabas haciendo un rock, digamos “gourmet” y que en el garage, aunque sí que se utilizaba el castellano, abundaban más las letras tipo “Mi novia la ha abducido un zombi” y cosas así (risas)… ese tipo de cosas que a mí tampoco me han convencido mucho nunca.

Pienso que, quizás, esto es una de las pocas consecuencias que se mantienen vivas de todo lo que sucedió con el 15M y las mareas y procesos sucesivos; en aquel momento, mucha gente nos politizamos y muchos que, a lo mejor estábamos militando en la estética, empezamos a pensar en la crítica.

Pero sí que veo, leyendo entrevistas, que en contextos en los que antes primaba la estética, hay cada vez más gente pasándose al castellano y escribiendo este tipo de cosas. Al principio, yo me sentía un poco aislado y ahora me siento más acompañado porque parece que hay un sentir generacional en este sentido. 

Volviendo al estilo, igual es una sensación personal, precisamente por el cambio de idioma, pero ¿es todo más punk en este disco que en vuestros anteriores trabajos?

Guillermo Casanova: Sí y no. Hay una realidad y es que en el disco anterior parecía que habíamos bajado las revoluciones y para este, tanto Guti como David, mis compañeros, me pidieron más caña porque, aunque los temas los acabamos entre todos, el primer impulso creativo lo llevo yo.

También ha coincidido que, entre un disco y otro, yo me he ido dos veces a Australia con Los Chicos, así que me he vuelto con ganas de hacer cosas de guitarras, riffs interesantes… he estado allí con un montón de bandas y, cuando vuelves, dices “yo quiero tocar lo que toca esta gente”. Así que es cierto que ha habido una intención de meter más caña… ahora bien, sí que intento siempre que las melodías de voz suenen a blues, algo que, aunque para mí es evidente, se nota menos cantando en castellano. 

Esa conexión australiana de la que me hablabas, se hace más evidente con el hecho de contar con Johnny Casino para la producción, algo que supongo que habrá sido muy especial para todos ¿no?

Guillermo Casanova: Era perfecto, si yo estaba inspirándome para componer en grandes grupos australianos como Celibate Rifles, imagínate qué lujo poder contar con un top como Johnny Casino como productor artístico del disco. Durante la grabación seguimos sus consejos al pie de la letra en todo momento, porque para eso le contratamos… y te digo una cosa: en las partes que dijimos “No, Johnny esto se queda así”, nos hemos arrepentido y hemos visto que tenía razón él (risas). Al final, sabe más que nosotros y eso se nota, Johnny es un hermano, le queremos muchísimo y nos ha hecho mucho más grandes de lo que éramos antes de trabajar con él, así que sólo podemos besar por donde él pisa. 

¿Cambió mucho la idea original que teníais al pasar por las manos de Johnny?

Guillermo Casanova: No es que cambiara, sino que Johnny entiende perfectamente lo que queremos desde una posición de humildad y compañerismo y proponiendo las cosas como uno más de la banda; todas las ideas que nos proponía nos parecían cojonudas, pero no cambiando el concepto de lo que queríamos, sino mejorándolo o dándonos los elementos para que ese concepto estuviera más claro. 

Cuando os planteáis este nuevo disco, ¿qué teníais claro que queríais cambiar respecto a vuestros trabajos anteriores? 

Guillermo Casanova: Una de las razones por las que trabajamos con Fran (Meneses) es porque es un máquina grabando guitarras, y una de las cosas que yo, personalmente, pensaba que tenían que cambiar eran, precisamente, las guitarras. Yo nunca había estado muy contento con cómo sonaban en los anteriores discos y, por fin, lo hemos conseguido en este; en ese sentido, la combinación entre Fran y Johnny ha sido mágica. También teníamos claro que hay muchas cosas que no queríamos cambiar como grabar todos juntos, por lo menos las bases, y seguimos creyendo en ello porque pienso que es algo que le conviene a la música que nosotros hacemos. 

Los William Folkners, Los Chicos, El Gobierno… ¿Cómo lo haces para tener tiempo para todos tus proyectos?

Guillermo Casanova: Pues con mucho cuidadito (risas)… La verdad es que lo hago gracias a mis compañeros porque yo soy un puto desastre; en el caso de El Gobierno es el Guti quien lo organiza, en el caso de los Folkners, el Roberto y en el caso de Los Chicos, Gerardo, porque se saben mejor que yo mi agenda (risas).

Hay que tener mucho cuidado y hacer encaje de bolillos para organizarse, manejando las expectativas, sabiendo hasta dónde podemos llegar y teniendo la suerte de trabajar con gente muy generosa porque, aparte de talento, hace falta más cosas para llevar bien un grupo, como la humanidad, la paciencia y la generosidad… yo tengo suerte de que, en todas las bandas en las que estoy, todas esas virtudes se manifiestan de manera clara y así conseguimos poder pasárnoslo bien muchas veces al año. 

¿Cómo manejas esa bipolaridad, sobre todo con Los William Folkners y El Gobierno, a la hora de componer? 

Guillermo Casanova: Cada proyecto son dos sensibilidades diferentes que tengo. A mí me ha gustado de toda la vida el punk rock y el folk y el blues viejuno del delta, así que es como algo normal expresarme de esa forma y, cuando van saliendo cosas digo: “esto para aquí, esto para allá…” De todas formas, también me gustaría que hubiera más voces en las bandas, no por quitarme trabajo, sino porque pienso que las bandas son más ricas cuando hay más voces componiendo, como en el caso, por ejemplo de bandas que me gustan como NRBQ, esto lo he dicho muchas veces pero me siguen dando largas (risas).

¿Tenéis preparados ya los bolos de presentación del disco? 

Guillermo Casanova: Por ahora vamos a parar un tiempo porque el Guti va a ser padre y, al final, la vida es más importante que el rock and roll, pero a partir de marzo y abril estaremos en la carretera de nuevo y, si hasta entonces salen cosas ineludibles, ya estamos preparados. Pero, como te digo, el parón es por una buena noticia porque, que en un mundo lleno de hijos de puta, la gente decente tenga hijos, en principio es una buena noticia y, aunque hay mucho antinatalismo por ahí, creo que tendríamos que tenerlos de once en once porque los fachas los tienen de cinco en cinco (risas).