Páginas

GospelbeacH: "Let It Burn "

Por: Albert Barrios 

“Let It Burn” no es un disco cualquiera. No es solo la constatación de que GospelbeacH es una de las bandas con más clase que habita en este planeta, y que ha sabido adaptar al aquí y ahora los más ricos sonidos que surgieron en los USA a finales de los sesenta y principios de los setenta con un identidad propia digna de los más grandes. También es el testamento sonoro que nos lega uno de los más queridos y talentosos músicos con que hemos tenido la suerte de coexistir, el muy añorado Neal Casal . Casal volvía a la nave comandada por el renacentista Brent Rademaker con ganas de participar activa y decisivamente en el sonido del nuevo álbum, ya que su presencia en su anterior disco, el excelso “Another Summer Of Love”, no pasó de testimonial. Grabado en los californianos estudios Mono Deluxe con el teclista de la banda Jonny Niemann tras los controles, el sonido del grupo se expande, se enriquece y llega a todos los rincones de ese infinito espectro que es la música parida en el Estado Dorado.

La marcha de Jason Soda no ha supuesto un gran cambio en su hoja de ruta : el grupo entrega un álbum posiblemente no tan cristalino y oceánico como los dos anteriores, pero si más setenteramente elaborado. Abre “Bad Habits” como total declaración de intenciones, con una gloriosa cadencia tipo Jayhawks culminada por el conmovedor solo de Casal repleto de ecos de varios de sus grandes referentes, como Gilmour , García o Clapton. El riff de los teclados marca “Dark Angel” , y en “I'm So High” recuperan los soleados coros poperos marca de la casa.

“Baby (It's All Your Fault)” es sin duda una de las mejores pistas del disco , abrazando el soft rock de manera sublime gracias a la adición de slides y steels guitars. “Get It Back” es una especia de puesta al día del muro del sonido, con unos teclados que nos transportan directamente a los mejores momentos de los Carpenters. “Fighter” vuelve a ser conducida por el piano de Jonny Niemann, situándose en un punto equidistante entre Chuck Leavell y Elton John, y en “Unswung” se sitúan en la onda de los Charlatans de Frisco , más poperos que psicodélicos.

Vaya delicia que es “Good Kid” : el celo con que guían la canción la sección rítmica formada por Ben Reddell y Trevor Beld Jiménez (más la incorporación de los diáfanos coros) confieren al conjunto un toque Fleetwood Mac vía Buckingham/Nicks de lo más “cool”. “Nothing Ever Changes” es puro rock and roll, ese sitio imaginario donde Petty , Springsteen y los Eagles se dan la mano. Cierra el álbum “Let It Burn”, que tranquilamente podría estar en una de las últimas entregas de otro destacado de la camada, Ryan Adams.

Un disco de los que aún resonara con el paso de los años. Que recordaremos con cariño porque Casal no solo fue un buen tipo, sino que posiblemente fue el guitarrista más completo de su generación. Y que deja constancia de que tenemos que apoyar y ayudar a músicos como Brent Rademaker, que después de hacernos emocionar y soñar con bandas como Beachwood Sparks y Further entre otros ha encontrado en GospelbeacH el vehículo perfecto para recordar y aprender del pasado proyectándose hacia el futuro.