Por: Txema Mañeru
Ellos mismos no tienen reparos en admitirlo desde el mismo título de su nuevo disco. Estos es una “Fiesta Rara” que tenía que tener cabida en un sello como Everlasting Records, junto a otros majaras como Monodrama, Clint o ‘L’Exotighost. Es su mejor (y también más rara) fiesta hasta la fecha. Ha ido a la tercera la vencida y han superado la locura pero también los resultados de su sorprendente debut hace casi 3 lustros con “Díscolo”.
Cuando todos pensábamos que estaban definitivamente “dead", regresaron con otro buen disco titulado “Sale”. Seguían jugando con la música surf, las bandas sonoras, el rockabilly arcaico, el exotismo y otros palos instrumentales, pero siempre en primer lugar con el jazz más free que imaginar puedas. Una formación en la que Javier Adán brilla con las guitarras, con mucho y buen espacio para la guitarra barítono (y ahora también al bajo de seis cuerdas) y Javer Díaz Ena con el contrabajo y su singular y precioso theremin. En la batería y vibráfono, y colaborando en la mayoría de las composiciones con Adán, tenemos a Santiago Rapallo. Álvaro Pérez es el que ahora se desgañita los pulmones con los saxos alto y tenor. En “Sale” se atrevieron a versionar al Vangelis de “Blade Runner” y también a su máxima fuente de inspiración que no es otro que Thelonious Monk. De él bordaron una trepidante "Well You Needn’t’"a la que le dieron un toque a lo Henry Mancini. Además le rindieron homenaje en una estratosférica "Monkatis Revisited".
Ahora han vuelto a atreverse con Monk y han bordado su "Brilliant Corners", al que le han dado un giro total. Los vientos son jazz, la guitarra suena surf, pero no tiene nada que ver con Los Coronas o Los Tiki Phantoms, porque todo rula sobre un impetuoso ritmo garage-punk sesentero. Pero antes de eso tenemos muchas otras cosas reseñables. Por ejemplo el arranque con "No Names", que es puro free-jazz galáctico e inter-planetario a lo Sun Ra. Siguen con su versión del "Ghost Rider" de los Suicide, pero acelerándola y pasándola por aromas que van desde el rockabilly hasta el jazz, nuevamente. Porque los Dead Capo no dejan de ser, básicamente, un combo de jazz, aunque sea jazz majara y para una “Fiesta Rara”. Además les ayuda bien en la voz un Pierre Omer (Dead Brothers, Los Gatillos) muy en la piel de Alan Vega. "Pies De Lodo" combina mambo y otros ritmos latinos, pero marcianos, con gran brillo para el saxo y las percusiones. En "Por Las Sombras" tenemos por fin una deliciosa melodía más convencional y, por fin sí, “asequible” a todos los oídos. ¡Qué saxo tan sexy!
La cara B la abre el rockabilly siniestro y troglodita "Sloth Fandango", con las buenas guitarras surf de Adán y aromas a los garajeros discos de “The Munster Dance Hall Favorites”. En ""Santas Cachapas" tenemos misterios orientales dirigidos por el theremin de Ena. La tercera versión es el "Pingüinos De Madagascar", de L. Balfe, demostrando que les encantan los dibujos animados contemporáneos y andan metidos también en esas aventuras y haciéndole sonar a loco free-jazz con ritmos tribales, guitarras surf y el theremin marciano poniendo otra nota más de color. El sonido es realmente contundente y con calidad tanto en los momentos más relajados, que son los menos, como en los más alocados, bizarros o freakies. En esos momentos se nota el gran trabajo por parte de la banda en ensayos y demás. Finalizan con "A Veces", un sensual tema cantado por Mariona Aupí (Fang) que suena a jazz crooner apacible y hermoso con un toque arrabalero entre Zenet y Corcobado. Te habrá extrañado leer esto porque es la primera vez en sus dos décadas de vida en la que utilizan voces, y la verdad es que ambos experimentos han quedado más que satisfactorios por lo que desde aquí les animo a que vuelvan a intentarlo en un futuro. Ahora esperamos una presentación hermosa e inquietante acorde a la música que contiene.