Por: Oky Aguirre
El mes de septiembre tiene su banda sonora. Las tormentas nos avisan de la vuelta a la realidad, haciendo a nuestro cuerpo y mente sufrir lo que se denomina “la bajona”, que unida a la melancolía, nos obliga irremediablemente a refugiarnos en la música. Hay algo de nosotros que nos empuja a irnos a sonidos alejados de hits veraniegos y movimientos de nalgas. Es el caso del tercer trabajo de Madisen Ward and the Mama Bear, “Started With a Family”, una deliciosa colección de canciones de este dúo formado por madre e hijo que ya nos dio en el corazoncito hace cinco años con sus actuaciones en “Later… with Jools Holland” y “David Letterman”, interpretando “Silent Movies”, aquella hermosura de su primer trabajo “Skeleton Crew”.
Desde Independence, Missouri, esta peculiar pareja (así de pronto se me ocurre Ben Harper con su mamá) estuvo tocando por todas las cafeterías de los alrededores de Kansas City, perfeccionando todos los géneros que allí se aprenden antes de nacer, especialmente el blues y el góspel, los dos terrenos en los que se mueve su sensible propuesta. No estamos hablando de un disco en el que haya que diseccionar cada canción, comparándolas con unos u otros artistas o encasillando en géneros dispares -que si lo-fi, hi-lo, indie…-, “Started With a Family" no sorprenderá por la variedad, pero te atrapará por su simpleza y sinceridad hacia la música de raíces. Lo que a unos les pueda parecer un auténtico ladrillo reiterativo, a otros nos aliviará de esa rutina invernal que nos espera. Tan sólo hacen falta dos guitarras y dos voces, contando historias que suenan salidas de una cocina con olor a pollo frito.
Con “Saturday Morning Cartoons” abren así un trabajo lleno de buenas vibraciones, con la particular y cuidada voz de Madisen, predominante en todo el disco, evocando con su letra “Happy times are coming…“ aquellas mañanas de sábado y dibujitos que todos hemos tenido con nuestras hermanas y hermanos, de los que se habla en las preciosidades “Started with a Family” y “Lightning Kids”, con momentos de guitarra acústicos sin florituras, que sólo pueden “hermanar” madre e hijo y que en “Crackle Lyn Wood” se vuelve insuperable, aunque empatada con “Little Mountain”, un blues que cierra el disco, tan cálido que te hará cerrar las puertas, no sea que vaya a entrar frío.
Puede que a lo largo de sus diez canciones podamos encontrar historias y melodías ya escuchadas o reconocibles, pero la forma de acompañar de Mama Bear o las variadas voces que nos ofrece Madisen Ward, suponen un buen lugar o estado para quedarse, en este caso en casita, con los tuyos, como bien dice el título del disco: todo comienza con la familia.