Por: Javier Capapé
“Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal”. Con esta cita del libro del Génesis presenta Óscar Llorente, el músico cántabro afincado en Zaragoza, su nueva colección de canciones: el EP titulado “La mujer de Lot”. Cinco canciones grabadas en los Estudios Tripolares de León y en la Refinería de Zaragoza bajo la producción de Juan Marigorta, Fabián D. Cuesta y Carlos Gracia. Esa mujer convertida en estatua de sal preside la portada, como queriendo encapsular el momento, convirtiendo la experiencia de inmiscuirse en estas canciones como un privilegio. Estas cinco canciones parecen la continuación natural del que fuera su primer LP “Gente Corriente”, en la misma línea sonora a consecuencia de repetir en los mandos de la producción el tándem formado por Juan Marigorta y Fabián (salvo en “La violencia de las nubes” que produce el ya mencionado Carlos Gracia).
En cuanto al equipo artístico, sus músicos de directo están solamente presentes en la canción grabada en Zaragoza, “La violencia de las nubes”, que cuenta con Cuti Vericad a los teclados además de sus fieles escuderos Elvira López, Carlos Páramo, Yerai Rubio, Alberto Solobera y Jaime Lapeña. El resto han sido grabadas por los también productores del sello La Viejita Música, que se reparten mano a mano los instrumentos, junto a las aportaciones de Alfredo González a los teclados, David Franco al violín y Álex Larraga al acordeón.
Esta vez la propuesta de Llorente se basa en descubrir estas cinco canciones en las plataformas de streaming una vez al mes de acuerdo al orden del disco, reservándose así el regalo de la obra completa desde el principio para el que la adquiera en su edición física, que está disponible en su web desde el pasado 13 de septiembre así como en las próximas fechas de su gira de presentación. Sus canciones pretenden hacernos reflexionar sobre cinco maneras diferentes de mirar atrás con unas letras directas, como ya demostró en su debut, que ponen en cuestión el hecho de mirar siempre adelante, como le ocurrió a nuestra protagonista, la mujer de Lot, aunque esta vez para nosotros sin correr el riesgo de convertirnos en estatua de sal.
Desde “Los 90”, que abre el disco, hasta “Una canción de despedida” el estilo predominante es el folk bien estructurado, con aroma a clásico y con regusto fronterizo. Las cinco canciones fueron escuchadas en la última parte de la gira de presentación de “Gente Corriente” y ya entonces supimos que Llorente escondía un pequeño tesoro que ahora toma forma. La delicadeza se mantiene en unas canciones que se convierten en fieles compañeras y que lamentablemente saben a poco, porque todo el que se acerca a ellas hubiera querido un buen puñado más con las que hacer camino.
Alfredo González es el invitado en “Los 90”, una canción que recuerda con nostalgia el sonido de aquella época, los músicos que inspiraron a nuestro protagonista y que impregnaron nuestros corazones de “guitarras sucias”. En una línea más cercana al cantautor Javier Bergia se sitúa “De lluvia los zapatos”, un tema costumbrista que también remite a los primeros discos de Javier Álvarez en el arpegiado de su guitarra (¿no tiene un aire el inicio a la fantástica “Sombra mía” del madrileño?). Los Secretos y su admirado Enrique Urquijo se hacen presentes en la dramática “La violencia de las nubes”, con una cadencia también cercana a Quique González en el tratamiento de sus guitarras. Y de Dylan y algunas de sus claras referencias, e incluso de sus propios versos, se compone “Para que no me llores”, una canción que rinde homenaje al de Duluth también en la forma de encararla y que ya nos dejó impresionados al escucharla por primera vez en directo el pasado verano. Como la cosa puede parecer que va de homenajes, además de saber mirar atrás sin renunciar a nuestras referencias, cada canción de estas cinco resuena a un artista que podría ser vital en la carrera del cántabro, mostrándose en “Una canción de despedida”, cantada mano a mano con Nadia Álvarez, el tono escocés de Mark Knopfler, que nos lleva directamente a aquel lejano “Darling Pretty” que supuso el arranque de su carrera solista tras poner fin a los Dire Straits.
No hay ningún pudor al admitir estas referencias en “La mujer de Lot”, un EP que crece a cada escucha y con el que volvemos a sentirnos plenamente identificados en las letras de su autor, porque Óscar Llorente sabe conectar perfectamente con quien le escucha y consigue hacer nuestras una vez más sus experiencias con gran acierto, además de ir forjando poco a poco una personalidad que escoge lo mejor de sus artistas de cabecera para transformarlos en algo fresco y duradero.