Sala BBK, Bilbao. Martes, 1 de octubre del 2019
Por: Jon Bilbao
Fotografía: Cristina Arrigoni
Que una leyenda de la música del último medio siglo base su repertorio actual en sus canciones más bien recientes dice mucho de las intenciones del propio artista, así como del conjunto de su legado. Mientras coetáneos suyos basan su propuesta en rescatar logros del pasado y poco más, John Mayall actúa de manera opuesta, aunque tampoco es de los que centran la lupa únicamente en su último álbum, pues de hecho en el concierto de este lunes en la Sala BBK bilbaína, Mayall y su banda tampoco interpretaron ninguna de las nuevas canciones aparecidas en su último lanzamiento, "Nobody Told Me", editado este año. ¿Y entonces, qué tocaron? Principalmente rescataron canciones ajenas a la década de los sesenta (con puntuales excepciones) y picotearon de álbumes no demasiado icónicos del artista, haciendo parada en los setenta, ochenta, noventa y , sobre todo, en sus más recientes trabajos.
El inglés apareció sobre el escenario sonriente y vital, con un vestuario juvenil y veraniego, y acompañado de sus habituales escuderos Jay Davenport (batería) y Greg Rzab (bajo), que llevan tocando con Mayall una década ininterrumpida. A la guitarra (al menos para esta gira) teníamos a la bluesera Carolyn Wonderland, que ya participó en el último álbum, "Nobody Told Me", y que goza del honor de ser la primera guitarra solista de todas las formaciones de John Mayall. Wonderland se salió del marcador en su interpretación del "Judgement Day Blues", tema de la propia guitarrista en el que pudo recordar por momentos a Janis Joplin por su poderío vocal, y cumplió con creces en su papel de guitarra solista en todas y cada una de las canciones. "Talk About That" (2017), "Gimme Some Of That Gumbo" (2017) o "Demons In The Night" (2002) evidenciaron que lo que "el jefe" de la velada deseaba era poner de manifiesto algunas de sus composiciones propias no demasiado manidas, y a la vez enlazarlas con versiones no tan trilladas de clásicos del blues: "I Fell So Bad" (Lightnin' Hopkins), "Voodoo Music" (J.B. Lenoir), "Help Me" (Sonny Boy Williamson II), "I Want All My Money Back" (Lee Baker Jr) o el slow blues "Drifting Blues", original de Charles Brown.
Mayall tocó por momentos una pequeña guitarra eléctrica del estilo que solía llevar Johnny Winter, aunque la mayor parte del tiempo lo paso detrás de sus dos teclados, soplando a la vez la armónica con una técnica y una naturalidad que a muchos dejó pasmados. Greg Rzab transmitió groove y buen hacer en todo momento, mientras que Jay Davenport aportó la solidez que demanda un concierto de puro blues y blues-rock, y es que este dúo (tras una década junto al maestro) sabe muy bien cómo edificar. Mención especial nuevamente para Carolyn Wonderland, quién cantó y tocó un tema original de Mayall, "The Laws Must Change" (1969), de forma inmejorable. El cuarteto se despidió con "Chicago Line", de la que comentó Mayall que siempre se divierten mucho interpretando, y tras la obligada petición de bis se lanzaron sobre el clásico "Oh Pretty Woman" (Albert King) y el público quedó entonces saciado. Para algunos/as fue un concierto demasiado largo (tocaron durante unas dos horas) aunque no en mi caso, que disfruté los extensos desarrollos instrumentales, aún sobrándome, en determinados momentos, algún que otro solo.
En esta gira John Mayall está celebrando sus 85 años y su estado es realmente envidiable. El blues es su oficio, se le da de miedo y no piensa jubilarse. Brindemos por ello.