Entrevista: Amann & Wayward Sons

"La música es entretenimiento, pero a la vez es una vía de expresión de emociones"

Por: Kepa Arbizu 

Con sede en Bilbao, localidad en la que reside la "cabeza" del grupo, Pablo Amann, pero con un permanentemente abierto puente aéreo con Málaga, la banda Amann & Wayward Sons presenta la continuación a su disco "Free Soul", que marcaba el inicio de su andadura, con un trabajo, bajo el nombre de "Drive Home", que si bien afianza ciertas referencia comunes entorno al variado sonido americano, esta publicación se presenta más compacta y delimitada entorno al rock clásico, espectro en el que conviven desde el más airado Neil Young a The Eagles . Esos son los pilares que sostienen un álbum que certifica a esta formación como un actor importante en la escena local relacionado con este tipo de ambientes musicales. Por todo ello, nos ponemos en contacto con su cantante, guitarrista y compositor Pablo Amann.

"Drive Home” es un álbum que compartiendo en cuanto a estilo mucho con su anterior, sí parece que esté orientado más claramente al rock americano clásico, no sé si es un paso deliberado..

Pablo Amann: Si, si, totalmente deliberado. El primer álbum “Free soul” era más ecléctico diría yo. Queríamos mostrar una paleta más amplia de nuestro mundo musical, por si acaso era el primer y último álbum (risas)...Pero en éste quisimos mostrar esa vena más americana que tanto nos gusta. 

Habéis publicado este segundo disco casi sin dejar tiempo a que se olvidara el anterior, editado hace año y medio. ¿No queríais perder el ritmo en el que parece estar inmersa la banda? 


Pablo Amann: ¡Absolutamente! Nos sentíamos completamente engrasados después de la gira del "Free Soul", además teníamos material de sobra que nos encantaba, con el que entendíamos que podíamos dar un paso adicional: tener la experiencia de convivir una semana en un estudio de grabación, y grabar un álbum completo como antiguamente, tocando todos a la vez. Dicho y hecho. Elegimos Tío Pete Estudio, que se adapta a la perfección a ese objetivo.

Entiendo que fue una experiencia agradable y gratificante...

Pablo Amann: Inolvidable. Cris Zubiaga nos hizo sentirnos en casa, e Iñigo Escauriaza que ejerció de técnico en las grabaciones, hizo un trabajo espectacular. Hacíamos un tema por mañana y otro por la tarde. Lo tocábamos un par de veces y a grabar. Máximo 2 o 3 tomas, buscando mantener la frescura. Además con la convivencia ahí surgieron ideas como lo del piano, o un banjo que no estaba previsto y sirvió de intro en "Rocking Chair"...

Y dentro de esas aportaciones instrumentales, destaca la sección de metales en “Ice Breaking Conversation” o “I’ve Been Waiting”, que les aporta un gran poderío. ¿estaban pensadas desde un principio?

Pablo Amann: Concretamente los metales, es lo único que no grabamos en directo con los músicos. Emi Bares, compañero de banda y productor del disco, vio claro casi desde el principio que esos temas iban a cobrar esa fuerza enorme con los metales. Por diversas circunstancias no conseguimos casar fechas para que los músicos vinieran al estudio. Así que agarró el petate y se fue a Madrid donde se grabaron esos metales con Manuel Machado a la cabeza.

Regresando al concepto que hay detrás de la banda, y por extensión en vuestras canciones, destaca el enarbolar la libertad individual, el de elegir el camino propio pese a las dificultades que eso pueda suponer… 


Pablo Amann: Si. Está en las canciones, y en el propio nombre de la banda (Wayward Sons), en homenaje a la canción de Kansas "Carry on Wayward Son”, en el sentido de hijos díscolos, o los que siguen su camino y no viven al dictado de imposiciones. El tema de la libertad y el problema de cómo abordarla es una constante en el rock americano, el blues o el soul...y en nuestras propias vidas, claro.    

Un individualismo que sin embargo no os aleja de la empatía con los demás, como se demuestra en “Let Me Row”, centrada en el drama, inducido, que es la muerte de seres humanos en los océanos en su intento por llegar a otros países en busca de oportunidades… 


Pablo Amann: Por supuesto. Si defiendo mi libertad individual voy a valorar más fácilmente la de aquellos seres humanos que, desde esa también libertad individual, anhelan una vida mejor, para ellos y sus familias, huyendo de la persecución, la guerra, la miseria, la intolerancia, lo que sea...Afrontan el reto de atravesar un continente a pie, un mar en balsas neumáticas, a menudo para encontrarse con muros, con, Trumps, Salvinis...Es terrible, una situación que me avergüenza y me indigna a partes iguales. La canción es un tributo a ellos y a quienes les ayudan a sobrevivir, por lo que desde aquí mandamos nuestro agradecimiento a Open Arms y otras ONGs por la labor que realizan.

¿Crees que a veces el rock and roll vive demasiado ensimismado en sí mismo y se olvida de lo que pasa a su alrededor? 


Pablo Amann: Lamentablemente si. No sólo el rock. Una gran parte de la sociedad, hoy está basada en pasarlo bien y mirar para otro lado. La música es entretenimiento, pero a la vez es una vía de expresión de emociones. Yo entiendo que escribir canciones es contar cómo me siento ante determinadas cosas. Contar historias que evoquen un sentimiento común con el oyente. Una causa común. Una conexión.

En este disco se percibe una presencia recurrente del tema de la pérdida, del abandono, no sé si ha habido un interés explícito por centrarse en ese tema o es un recurso a la hora de escribir..


Pablo Amann: No hay una voluntad de centrarse en el tema, pero sí la de contar situaciones que han podido vivir personas cercanas que me pueden haber conmovido de una manera especial, e incluso imaginar cómo puede uno sentirse al vivirlo y ponerle música y letra, sentimiento.

En una canción como “Heroes” hablas de la música como un elemento vital, de inspiración, incluso de aprendizaje, que siempre te ha acompañado, ¿crees que la música ha perdido ese papel decisivo en la mayoría de la gente? 


Pablo Amann: Ese tema lo evocó el recuerdo del momento en el que empecé a escuchar música en mi casa, en el plato de mi padre, y lo feliz que era pinchando los discos que iba comprando mi hermano mayor y posteriormente yo. Aquellas bandas y músicos fueron mis primeros “héroes”. El sentimiento que tengo, en general en mi vida, y es de lo que hablo en esa canción, es que desde entonces la música siempre me ha acompañado, y que no puedo desligar vivencias y canciones. Ambas están entrelazadas para siempre. Así que mis recuerdos son de personas, situaciones, y música todo junto en muchos casos. Me imagino que esto nos ocurre a todos, y aunque la música que se escuche varíe, quiero pensar que acompaña a la gente en su vida, dotándola de una dimensión de expresión o de sentimiento extra.

En el disco aparecen dos versiones del tema “Drive Home”, una más campestre y otra más desnuda, acústica a piano y voz, ¿por qué mantuvisteis ambas?


Pablo Amann: Porque nos encanta el resultado de la acústica, que no estaba prevista para nada cuando entramos en el estudio. Había por ahí en Tío Pete un piano antiguo y desafinado y a Emi se le ocurrió la idea de afinarlo y ver qué pasaba. Javier Flores se puso al piano una tarde que volvíamos de comer un chuletón en Azkorri, y yo le acompañe cantando. Lo que surgió nos encantó y ahí está. Ambas líneas (piano y voz) son a toma única, con sus imperfecciones pero su autenticidad.

Siendo Amann & Wayward Sons un sexteto, y por lo tanto supongo que una suma de muchas y diversas personalidades, ¿cómo es el mecanismo a la hora de componer, hay unos roles claramente definidos y aceptados o se trata de una suma de aportaciones? 


Pablo Amann: Yo aporto las ideas originales de las canciones con música y letra, pero a partir de ahí, las trabajamos en equipo con Emi Barés, Amando Gottardi y Javi Flores. Son unos musicazos y amigos con los que es un privilegio trabajar. A veces la idea original no se toca, o se se introducen arreglos, y otras se toca la idea original a nivel compositivo más en profundidad con las ideas y aportaciones de uno u otro. Nos entendemos muy bien y nuestro objetivo siempre es tratar de que una canción sea lo mejor posible, sin egos.

La banda cuenta con hasta tres guitarristas, supongo que es una característica que ayuda a darle intensidad a vuestra música, pero, ¿resulta a veces complicado poder amoldar y acoplar esas tres aportaciones?


Pablo Amann: Si, es difícil, pero entendemos que tres guitarras pueden dar texturas diferentes y enriquecedoras, sin pisotearse. Para ello, volvemos al tema del ego. Lo que cada uno haga tiene que ser una aportación al resultado, sin ánimo de lucimiento personal. Por eso muchas veces uno u otro está con las manos arriba.

Me llama la atención que viendo tu carrera musical, pese a que has formado parte de otros proyectos, este es el primero con una verdadera entidad profesional, ¿cómo se vive empezar en una banda bajo esas características ya con una cierta madurez? 


Pablo Amann: (Risas) ¡Con madurez! Pero bueno, por explicarme mejor, la madurez quizá ayuda mas a centrarte en el sonido que te gusta y quieres, a relativizar los éxitos y los fracasos, a profundizar de otra forma en las emociones, a comprender mejor a los compañeros....incluso a escribir mejores letras. Todo esto son ventajas a mi modo de ver. También es verdad, y esto es un inconveniente, que uno tiene una cierta sensación de que tu música nunca será parte ya del mainstream., que no es tan comprendida, pero qué se le va a hacer...

Otro elemento curioso es que el resto de los miembros de la banda, si no me equivoco, residen en Andalucía, ¿resulta difícil entenderse, ensayar, en definitiva cohesionar una idea musical con esa distancia de por medio? 

Pablo Amann: Después de “ocho apellidos vascos” todo ha sido más fácil (risas). Realmente es una situación que añade ciertas dificultades, pero ha venido dada así y tiene más de positivo que de negativo, al menos en este momento. Yo, que he residido bastantes años allí, presenté algunas canciones a Amando Gottardi, que entonces acababa de volver de Galicia a Andalucía y estaba montando un estudio. Él es bajista y quería también tener la experiencia de producir un disco. Enseguida nos entendimos muy bien en el aspecto musical y personal. Me presentó a su hermano Gustavo, gran baterista; después apareció por ahí Emi Bares, pedazo de guitarrista y productor, que ya colaboró en el primer disco y a la postre ha producido y mezclado este "Drive Home". Y luego se incorporaron Javier Flores y Henrik Larsson. Todos juntos hemos creado un sonido y una forma de tocar con la que nos sentimos muy cómodos. Por eso hay que aceptar el inconveniente de la distancia. Qué se le va a hacer, toca hacer mas kilómetros ¡Carry on wayward son!