Por: Txema Mañeru
El disco homónimo de este cuarteto de Washington suena con la frescura de un debut. También desde su título puede indicarte que estamos ante su puesta de largo, pero no, “Chastity Belt” (Hardly Art/ Everlasting) es ya su cuarto disco y, eso sí, una excelente manera de conocerlas si aún no lo habías hecho.
Se juntaron a comienzos de la década cuando estaban en la universidad y casi como si de relajarse unos momentos y divertirse se tratara. Esa amistad y buen rollo ha hecho que el mismo cuarteto que comenzó por aquel entonces siga todavía junto. Las voces y las guitarras de Julia Shapiro y Lydia Lund se empastan a la perfección dejando siempre el espacio mayor para la primera. Además, la batería Gretchen Grimm se reserva alguna canción para aportar su tierna voz principal.
Pronto firmaron por Sub Pop y fueron apreciados por nombres de prestigio como Death Cab For Cutie o Courtney Barnett, que se las llevaron de gira. Su anterior disco salió hace un par de años con el estupendo y acertado título de “I Used To Spent So Much Time Alone”. Contó con la excelente presentación habitual de Hardly Act y con la prestigiosa producción del guitarrista de Wire Matthew Simms, que ya había trabajado con ellas también en su anterior “Time To Go Home”.
Ahora se producen ellas mismas con la ayuda de Melina Duterte. Así la cosa es todavía más femenina aún. Su bajista, Annie Truscott, mete un bonito violín en varios temas y cuentan con el chelo de Jessica Kitzman en un par de las más destacadas canciones de este nuevo disco. Trabajo en el que siguen combinando guitarras noise con pop y rock de los años 90, así como muchos toques shoegazer y hasta acercándose al dream-pop o al after-punk más lánguido de formaciones como Felt, The Chameleons o The Church.
Comienza cantando Julia en "Ann’s Jam" tras un precioso arranque con su guitarra y el bajo de Annie en primer plano. Luego le acompañan Lydia y Gretchen con unas hermosas voces que todavía brillan más en su flamante estribillo. Lydia canta la exquisita "Elena" con sus aromas que se mueven entre The Breeders, Kristin Hersh e incluso los Beach House. Se adentran en territorios más cercanos aún al rollo shoegazer en piezas como "Ray-4", con sus voces lánguidas y sus prístinas guitarras, o en la más reposada aún "It Takes Time", que cierra la cara A con auténtica emoción.
La cara B comienza con la voz y las guitarras de Gretchen en "Apart". Las melódicas guitarras y el detallista violín nos llevan a acordarnos de los ya citados The Church o The Chameleons. En "Effort" teníamos ese buen detalle del chelo. Detalle que se repite en la cumbre final con una "Pissed Pants" que se convierte en el tema más delicado del disco y a la vez uno de los más hermosos. Y así siguen ellas, tan sonrientes y alegres como en todas las fotografías en las que aparecen, desde la de la simpática y bonita foto de portada.