Por: Jon Bilbao
Violent Femmes es un grupo que en cada momento de su carrera ha hecho lo que le venía en gana. Un punto para el trío de Milwaukee por ello. También ha portado desde el principio un sonido propio y vital que sus miembros fundadores ayudaron a forjar hace casi cuarenta años y que es lo que en mayor medida los caracteriza. Su folk-punk casi siempre ha resultado divertido, y sólo unas pocas veces ha mostrado su lado serio de forma evidente, aunque leyendo sus letras uno cae rápidamente en la cuenta de que hay un poco de ambos adjetivos en sus canciones. Gordon Gano puede estar cantando sobre un tema aparentemente liviano y a la vez dotar a esa letra de una carga moral o filosófica que le proporcione mayor peso narrativo. Y también ocurre al revés: en ocasiones trata temáticas como por ejemplo la soledad, pero dejando la posibilidad abierta a la mofa. Y la ironía casi siempre está ahí.
Para su décimo álbum de estudio (el segundo desde que se reunieran en 2013), Gano, Ritchie y sus nuevos compinches (el percusionista Victor DeLorenzo volvió a abandonar la nave en 2013) ofrecen diez nuevas composiciones con la firma, como siempre, de Gordon Gano, además de versionar dos canciones inesperadas y de revisitar una de su viejo catálogo. En realidad a esta vieja canción le dan una vuelta de tuerca variando parte de la letra y grabándola, esta vez, con banda al completo y con coros del skater Stefan Janoski incluidos; y es que Janoski, que también es diseñador, ha creado y comercializado recientemente unas zapatillas marca Violent Femmes. El dueto de versiones está formado por un tema original del grupo griego Pyx Lax que los Femmes llevan a su terreno pero que no pasa de la anécdota, y también el himno de Irving Berlin "God Bless America", que en este caso el grupo tiñe para oscurecerlo tanto como sea posible, y que sirve de acertado cierre para el álbum. Éste ha sido grabado en dos estudios no precisamente cercanos, uno situado en Denver, Colorado, y el otro en Hobart, Tasmania, y de la producción se ha encargado el aclamado Ted Hutt (Lucero, Jesse Malin, Old Crow Medicine Show..etc).
Y, ¿qué pasa con lo sustancial del álbum? ¿y las nuevas canciones? ¿dan la talla?
Realmente hay momentos muy destacables como la idiosincrásica y adictiva "I Get What I Want" con sus múltiples coros, la realista y divertida "Not Ok", "It´s All Or Nothing" (que, por cierto, no hubiera desentonado en alguno de los discos ochenteros del grupo), la suave aunque punzante "Paris To Sleep", que trata acerca del terrorismo, o la propia canción homónima, que además de llevar una letra de lo más sincera, surrealista y certera, cuenta con la participación del héroe (para Violent Femmes seguro) guitarrero Tom Verlaine, del grupo Television. En "Adam Was A Man" Gano se mete en terrenos bíblicos, interpretándolo a su manera, la apertura de "Another Chorus" es acertada, mientras que el rapeo de "Sleepin´ At The Meetin´", con los únicos sonidos del chasquido de dedos y varias voces, puede parecer fuera de lugar para los neófitos y todo lo contrario para los que siguen al grupo desde hace años. Ahí están totalmente en su salsa.
Da la sensación de que en este nuevo trabajo, Violent Femmes han sido más conscientes de sí mismos que en otras ocasiones, aunque eso no lastra el resultado final del álbum. Este "Hotel Last Resort" no llega al nivel de sus primeros discos pero tampoco es lo que pretende, al contrario que muchos de sus fans, que no se sabe si lo valoran negativamente por no cumplir este injusto requisito o bien porque ellos mismos, hastiados y descolocados, han perdido gran parte de su (antaño valorado) sentido del humor. Pero tras varias escuchas, uno puede llegar a vislumbrar la ironía, la fuerza melódica y el arte conviviendo juntos, quizá no en armonía, pero sí formando algo que lleva su propio sello tras cuatro largas décadas. Y eso ya es mucho.