Por: Clara López Vallejo
A pesar de contar con poco más de un mes de vida, el nuevo álbum de Frank Turner, "No Man’s Land", ha suscitado ya numerosas críticas. El propósito del artista con esta nueva obra es narrar la vida de diferentes mujeres de diversas épocas, varias de ellas relacionadas con el mundo de la música, cuya historia se ha visto silenciada y es generalmente desconocida por el público común por el mero hecho de ser mujeres. Se trata, por supuesto, de una empresa algo arriesgada ante la que no pocas voces se han alzado: ¿hasta qué punto le es lícito, desde su posición de hombre, explicar, a modo de salvador, la vida de estas mujeres? Ante tales comentarios el artista se ha pronunciado alegando sus motivos para lanzar el álbum, consciente de su importancia y potencial riesgo. Os invito a echar un vistazo a su página web y a los podcasts que acompañan cada una de las canciones, ampliando el tema que cada una introduce con la ayuda de diversos expertos – y expertas – en la materia.
En "No Man’s Land" Turner vuelve a rendir homenaje a la música que le ha dado la vida, literalmente, pues muchas son las influencias de las que bebe para componer sus temas. Tal y como hizo en "I Still Believe", dedicando un tema a hacer tributo a la música, Turner ha escogido en este caso un formato algo más largo – todo un álbum – y una fuente de inspiración más concreta: todas las artistas de las que habla son mujeres.
Dejando a un lado la polémica y las distintas opiniones que esta obra ha alzado, hemos de reconocer que estamos ante una creación rica e interesante tanto por el contenido de sus letras como por la variedad de estilos que contiene. El álbum vuelve a suponer un cambio en la discografía del artista. A medio camino entre sus primeros discos rockeros y su último álbum, algo más pop, pero sin llegar a romper completamente en ningún momento con esa mezcla de punk-rock y folk que caracteriza sus temas, Turner incorpora ahora instrumentos que, si bien ya habíamos podido escuchar previamente de la mano del músico, no lo hacían en la medida en que lo hacen en "No Man’s Land". Y es que en su octavo disco, Turner ha interrumpido su colaboración con los Sleeping Souls (tranquilos, el artista ya ha anunciado que es solo un pequeño parón y que tiene previsto seguir con ellos en el futuro) para rodearse de una banda compuesta íntegramente por mujeres.
"Jinny Bingham’s Ghost" da comienzo al álbum con una melodía rápida que bebe más del folk que del punk-rock al que el artista nos tiene acostumbrados. Unos lentos acordes introducen un tema que no tarda en adentrarse en un frenético ritmo que nos transporta a las profundidades del londinense Camden Town. La creciente energía del tema, que culmina en un solo de violín, es tan solo un preludio de la intensidad que predominará en los temas consecutivos.
"Sister Rosetta", homenaje a Rosetta Tharpe, tiene en su esqueleto ese riff de rock and roll tan propio de la época de la artista. Adaptado al estilo de Turner, con unos coros que acompañan a la voz del cantante, es un tema lleno de vida que recuerda a sus trabajos anteriores. En "I Believed You, William Blake", que ya conocíamos dado que Turner lleva varios meses tocándola en sus conciertos, presenciamos un cambio en el ambiente, que, continuando con la intensidad que predomina en el primer tema del álbum, adquiere ciertos tintes de dolor y desesperación que Turner transmite con su voz de la forma más pura y sincera. En "Nica" vuelve a decrecer la intensidad y nos encontramos con un ritmo más ligero y distendido que nos adentra en la música jazz, acompañando a la figura a la que la canción hace honor. No es éste el único tema en que la música crea un ambiente que transporta al oyente a la cultura o período histórico en que la mujer en cuestión vivió: podemos ver esto también "The Death of Dora Hand", con melodías que recuerdan al oeste americano mezclado con el punk-rock que tanto le gusta a Turner, o "The Hymn of Kassiani", que parece querer sugerirnos una ceremonia litúrgica.
"The Lioness", en honor a Huda Shaarawi, feminista de origen egipcio, es ya una de las favoritas. Uno de esos temas que irá catapultado al escenario, donde Turner lo tocará con la fuerza y entusiasmo que lo caracteriza. Una letra difícil de pasar por alto tanto por su contenido como por la fuerza que Turner le otorga con su voz, una base musical impetuosa y atractiva y unos punteos de guitarra perfectamente colocados. Sin duda una de las joyas de la corona.
El octavo álbum de Turner destaca por tener a sus espaldas un proceso de investigación y un propósito social por parte del músico. No obstante, si bien el contenido lírico es diverso y digno de ser escuchado con detenimiento, puede llegar a eclipsar el contenido musical, dando la sensación, en ocasiones, de que la música es un mero acompañamiento, un telón de fondo en el que los verdaderos protagonistas son los datos históricos y las hazañas contadas. Puede ser también que, como oyentes, estemos poco acostumbrados a escuchar fechas y datos en una canción. En cualquier caso, tras escuchar varias veces "No Man’s Land" de principio a fin, os invito, en primer lugar, a investigar un poco acerca de las mujeres que el álbum presenta, cuyas historias son, cuanto menos, interesantes. Os invito también, por otra parte, y sin duda alguna, a ver a Frank Turner en directo si tenéis la oportunidad. La pasión que pone en cada uno de sus temas encima del escenario es razón más que de sobra para hacerlo.