Centro Joaquín Roncal, Zaragoza. Miércoles, 3 de julio del 2019
Texto y fotografías: Javier Capapé
Las grandes canciones siempre te llevan por nuevos caminos. Así conocí yo a Llorente. En un concierto de Fabián. Cuando sonó “Aquí”, mano a mano entre el leonés y el cántabro, se produjo un instante de magia que inundó la sala donde nos encontrábamos. Y sin duda recurrí al único disco publicado hasta el momento por Óscar Llorente, el delicado y folkie “Gente Corriente”, con ecos a Quique González, Enrique Urquijo y el ya nombrado Fabián, que se encargaba de la producción. Por eso, al saber que la despedida de este disco a reivindicar se celebraría en la ciudad adoptiva de Llorente, dentro del ciclo “Noches de Verano” de la fundación CAI (el fin de gira efectivo tendrá lugar el próximo 9 de agosto dentro del Festival Sonorama Ribera), supe que ese sería el momento indicado para encontrarme definitivamente con estas canciones en directo. Y mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí que lo que escondía este disco era una gota en el vaso del universo que forma parte de este músico. Sus canciones en directo se ensanchan, abren puertas y desprenden aromas que cobran nuevas vidas, a cada cual más sugerente. Las once canciones de “Gente Corriente” ganaron enteros en la calurosa noche del 3 de julio en Zaragoza, pero también lo hicieron las exquisitas nuevas canciones que guardaba como as en la manga el músico y que formarán parte de un inminente nuevo EP, así como las escogidas versiones que nos regaló.
El auditorio del centro cultural Joaquín Roncal recibía con las localidades agotadas a una de las últimas promesas de nuestro panorama local, pues Óscar Llorente tiene su centro de operaciones en la ciudad de Zaragoza a pesar de haberse criado en Reinosa. Con las luces encendidas nuestro protagonista comenzó totalmente desenchufado afrontando una versión muy intimista de “Otra tarde” de Los Secretos mientras los miembros de su banda se iban incorporando de entre el público a esta fiesta de despedida. Tras enchufar las guitarras encararon con electricidad “Arrugas”, dejando patentes incisivas frases de su cancionero como ese “para partir no me llevaré nada”, que abren de par en par sus canciones para sentir cada una de sus frases como una posible y factible experiencia propia. Con “Papel mojado” las formas de encadenar estrofas recordaron al Tontxu más inspirado, ese que sorprendió a propios y extraños a finales de los noventa, mientras volvía el tono íntimo con “Días de vino y ron” con un Yeray Rubio a la guitarra eléctrica que dibujaba arreglos sutiles muy inspirados. En “4° sin ascensor” empezamos a ser conscientes del magnífico empaste de la voz de Óscar Llorente con los coros de Elvira López, haciendo de esta pequeña pieza folk de tintes melancólicos una gema a reivindicar de entre los cortes que forman el debut del cántabro.
Hubo tiempo también para presentar nuevas canciones más allá de este “Gente Corriente”, y así la banda nos regaló la otoñal “La violencia de las nubes” con un solo de guitarra épico y unos toques armónicos que recordaban al “Daiquiri blues” de Quique González. La violencia de esas nubes descargaron “Lluvia en los zapatos”, otra composición nueva que presentaron en un estilo cercano al de Javier Bergia, sobretodo en la manera de afrontar las voces al unísono. Nuestro protagonista disfrutaba de cada canción así como de las presentaciones de las mismas, con las que intentaba acercar más sus composiciones a todos los presentes. Así advirtió que “Corazón Coraza” estaba inspirada en una poesía de Benedetti, pero que a pesar del intimismo de la letra era una de las canciones con más garra del disco, y por eso mismo invitó a cantarla con él a Jorge Martínez de Despierta McFly que aportó su punch ganador a una canción que se vistió todavía más si cabe de rock gracias al saxo de Jaime Lapeña. A continuación la banda al completo disfrutó encarando la versión de una de las canciones más emocionantes de los últimos años. Me estoy refiriendo a “Me dejó marchar” de Coque Malla, que interpretaron entre el agradecimiento y la emoción desbordada. Y es que es difícil no conmoverse con canciones tan bien escritas como ésta, que por esta noche estos seis músicos hicieron suya.
El recuerdo a su ciudad natal no podía faltar, y así “Reinosa” se convirtió en un regalo que todos los presentes disfrutamos aunque alguno no hubiera recorrido sus calles. El tema terminó en una medio recitada canción con ecos al “Knockin’ on heaven’s door” de Dylan titulada “Para que no me llores”, donde el protagonismo se lo llevó Elvira López, a la que Llorente presentó como la Emmylou Harris española, y la verdad es que no le falta razón. La que es el 50% de Santoral, un dúo alternativo maño de gran proyección formado también por el bajista de Llorente Alberto Solobera, tiene unos dotes vocales que conjugan a la perfección el lirismo y la capacidad para sobrecoger al oyente, afrontando en todo momento su papel con suavidad, pero sin perder estilo. Una voz que puede recordar en algunos momentos a Ana Laan o a Nieves Arilla en su nada desdeñable labor como corista de Javier Álvarez. Una voz que complementa a la vez que aporta personalidad al cancionero de Llorente, incluso cuando las canciones muestran más potencia como en “Para no volverte a ver”, donde también ayuda añadiendo garra al asunto la batería de Carlos Páramo, que es capaz de pasar de la pegada más contundente a la caricia con escobillas de su instrumento para llevarnos con su ritmo a donde las canciones nos pidan.
Uno de los temas más destacados del disco, que todos veníamos a despedir tras un intenso año de gira, es “Aquí”, canción con la que tuvo unas palabras para aquel que se la inspiró y que después llevaría la batuta de la producción del disco. La calidez de Fabián revoloteó por el auditorio mientras desgranaban algunos de los versos más acertados del álbum. También hubo mención a los Celtas Cortos al presentar “Desde el 20 de abril” donde Jaime Lapeña y su violín hicieron un guiño a los mismos en la parte final del tema. La fantástica ranchera a dúo que es “Desde que no te veo” anticipó el folk vibrante de “La camiseta del 92” que fue precedida por unos versos del “Yesterday” de los Beatles antes de despedirse momentáneamente del escenario.
Tras una breve pausa Óscar Llorente regresó en solitario para hacer un homenaje a uno de los músicos que más le han inspirado. Con una proyección del rostro de Enrique Urquijo en la pantalla del fondo nos deleitó con “Ojos de gata” coreada por todos los presentes. A continuación fue el turno del segundo invitado de la noche, Cuti Vericad, presentado con cierta pompa además de mucho humor. Juntos nos regalaron otro tema nuevo que rezaba la estimulante frase “¿Dónde quedan las guitarras sucias de los noventa?”. Toda una declaración de intenciones del propio Llorente, que nos muestra su espíritu inquieto mucho más allá del folk que domina su disco debut y que se pierde desde el country hasta el pop, la canción de autor o el rock con toques clásicos, porque su música puede parecer fácil de clasificar en una primera escucha, pero sin embargo dibuja nuevas corrientes a explorar en cada uno de sus temas. Cuti Vericad derrochó profesionalidad con su caudal de potente voz, no necesitando adornar la canción con nada más que la guitarra y el teclado para grabarse en nuestras cabezas como una de las más efectivas de la velada.
“Una canción de despedida” fue otro de los temas nuevos que presentó la banda antes de darlos a conocer en su siguiente proyecto que será publicado tras el verano. Su aire irlandés propiciado principalmente por los arreglos de violín parecían transportarnos a aquel “Golden Heart” de Mark Knopfler, y sin solución de continuidad llegamos al final con una versión más que correcta de “Free Fallin’” de Tom Petty, dibujando otra de las grandes influencias de nuestro protagonista y deleitando a todos los allí congregados con una canción eterna, de las que por sí solas bien valen una entrada.
Las versiones de la noche fueron generosas, al igual que las canciones nuevas presentadas, pero lo que constatamos desde este recién inaugurado ciclo “Noches de Verano” en el Joaquín Roncal es que “Gente Corriente” es un gran disco, una delicia para disfrutar en las distancias cortas, donde abundan las referencias a los más reconocidos songwriters en español y donde sus sinceras y directas letras nos muestran a un músico que quiere compartirlo todo con quien se acerque a él, ya que como dice esa canción que tanto le conmueve, “se vuelve vulgar al bajarse de cada escenario”. Ese es Llorente, un músico cercano que nos regala canciones como capítulos de su día a día, que también es el nuestro, el de la gente corriente.