Por: Pepe Nave
Tras la posición lograda por Kate Tempest con sus dos primeros discos, con esa magnética mezcla de hip hop, spoken word, pop, dub, etc., todo ello grabado en estudios del sur de Londres de donde ella procede, había curiosidad por lo que podía salir de su primera grabación en Los Ángeles con el mítico productor Rick Rubin.
Y aunque algunos rasgos distintivos siguen ahí, empezando por la especial dicción de Kate, siguiendo por la presencia de su anterior productor Dan Carey que continúa a su lado ya que Rubin ha actuado más como mentor y selector, con una escucha es suficiente para darse cuenta del gran vuelco que ha experimentado su sonido.
Por lo que explican en las entrevistas, la obsesión de Rubin ha sido desnudar lo máximo posible la música de Kate, de forma que las letras, su voz, tomen mucho más protagonismo si cabe. Así, estuvo rechazando cualquier toma que sonara similar a las canciones de "Let Them Eat Chaos" (2016). No debía haber distracciones que desviaran al oyente de la atenta escucha de cada palabra pronunciada.
En primera instancia, puesto que la anterior propuesta era tan atractiva musicalmente, el disco suena austero, casi lo-fi, y se echan de menos esos estribillos en los que Kate casi cantaba, esos riffs de sintetizador y las bases rítmicas que incluso incitaban al baile. En esta ocasión, la voz suena muy por encima de la música, que se sitúa en un plano más bajo. La sexta canción "All humans too late", por ejemplo, no lleva ningún acompañamiento musical, y la de otras es mínimo.
Cierto es que aunque la pronunciación pausada de Tempest hace que se le entienda bastante bien por los que no tenemos el inglés como lengua materna, se hace recomendable hacerse con las letras por escrito y leerlas con atención para sacarle todo el jugo a este álbum.
Aunque como indica el título del disco hay canciones con una visión más negativa (las trampas), y otras que ofrecen algo de luz ( las lecciones), y aunque algunas de ellas se centran en temas concretos, lo cierto es que su poesía explota multidireccionalmente. A pesar de que algunos reciban más cera, los poderosos, nadie se libra. Ella considera a cada persona, incluyéndose ella misma, como responsable de la situación actual de las sociedades capitalistas. Tal como ha declarado, si tienes la ilusión de que el mundo cambie, debes cuidar también tu comportamiento en el ámbito más íntimo.
Unas notas solemnes de piano abren la primera canción, “Thirsty”, y cesan para dar paso a un sonido fantasmagórico de sintetizador en cuanto ella empieza a recitar sin ninguna base rítmica de fondo. Cuenta cómo se hallaba sin rumbo, desesperada, entregada a la bebida cuando esa mujer especial apareció y le acompañó a casa y... “cerramos las cortinas”. Esta frase que parece cerrar la primera, pertenece a la segunda canción, que entra con un pausado ritmo comandado por una bajo. Todas las composiciones del disco están entrelazadas entre sí, como formando una única pista, aunque los cambios de una a otra sean notorios.
En “Keep moving, don’t move” se dirige en segunda persona al oyente para entre imágenes oscuras dictarle una serie de acciones a realizar para limpiarse por dentro y empezar de nuevo, como si fuese una salvadora de almas. La última orden, la más enigmática, es la del título: “sigue en movimiento, no te muevas”. No es fácil resumir todo lo que dice cada una de las letras, ya que aunque haya más o menos un tema central en cada una de ellas, hace muchas alusiones a otras cosas, genera muchas ramificaciones y aunque hay párrafos muy explícitos, otros son algo más crípticos.
Con “no muevas un músculo” como frase de transición comienza “Brown eyed man”, sobre unas notas dispersas de piano, unas cuerdas y una nota continua de sintetizador, al modo de la música de una película de miedo. Habla con bastante claridad de abuso policial y de la destrucción en otros países por dinero liderada por nuestros gobernantes bajo la bandera de la libertad.
“Three sided coin” se parte en dos musicalmente, una primera mitad con una base rítmica clásica de hip hop y una segunda solo con piano y órgano de fondo. Sus palabras son más sinuosas, alude al miedo y al “yo contra ti”, “nosotros contra ellos”, y a lo vieja que es esta idea que siempre consiguen instaurar entre nosotros.
El fondo musical de “I trap you”, como de feria de atracciones, es de los que más se quedan en primera instancia. Sobre dicha base onírica una diatriba de cómo el amor a menudo se convierte en una trampa para el otro, una ausencia total de libertad por nuestras inseguridades. Cuando hacia el final ella declara que quiere ser libre, se descubre a sí misma mirando 17 veces el teléfono para ver si ha llamado su pareja.
La sexta, es la más radical de las canciones en el concepto sonoro de la voz por delante, ya que no hay ningún otro instrumento, ni sonido. Es quizás la más oscura, una radiografía del grado de podredumbre moral, egoísmo y vacuidad al que hemos llegado, haciendo referencia a ese “qué ciego he estado todo este tiempo” que siempre llega demasiado tarde, “All humans, too late”.
Como una reacción a la anterior, aunque también minimalista musicalmente, “Hold your own” se convierte en toda una lección para salir del hoyo. Empieza por sostenerte a ti mismo, no te dejes caer, la felicidad no está en el consumo etc. Contado así parece una vulgar soflama de autoayuda, pero las imágenes que utiliza, la pasión que pone en cada consejo hacen que suene más a una advertencia desesperada a alguien a quien quieres. Deja una frase memorable “ellos nos toman por idiotas, pero ese es su problema; cuando nos comportamos como idiotas se convierte en nuestro problema”.
“Lessons” se podría resumir como “el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”. Aprendemos la lección y volvemos a errar en lo mismo. De fondo una inquietante melodía de sintetizador retrofuturista.
El primer single “Firesmoke” es una sentida canción de amor, se nota también en la manera de recitar de Kate, más tierna, según cuenta es algo que le ha pasado recientemente y que ya aparece en “Thirsty”, como hemos citado. Es la canción más accesible del lote, mientras que la siguiente “Holy elixir” es la más desafiante líricamente. Se remonta al principio de los tiempos de la humanidad para hacernos ver hasta qué punto hemos perdido el rumbo, el sentido de la vida, y hemos llegado a esto que tenemos. Una amenazante base con un bajo generando tensión subrayan la oscura visión, que justo cesa para dar paso a la última estrofa en la que apunta que aún puede ver una luz en las personas.
Es justo el mensaje que desarrolla en la canción que cierra el disco, “People’s Faces”. Sobre una solemne melodía de piano, empieza contando que su país se está rompiendo, que todo está siendo una farsa y un desastre, los alquileres son altos y las pagas bajas, nos han puesto contra la pared, pero en medio de esta oscuridad ella nota que algo está cambiando y dice que puede encontrar la paz mirando a las caras de la gente. Las notas del piano marcan el final de la canción y del disco dejando una sensación de sosiego.
Así acaba un trabajo exigente si se quiere llegar al fondo del mismo, pero que incluso escuchado superficialmente, aporta una especie de calma, una sensación muy distinta a los sonidos más directos de sus anteriores álbumes que puede dejar a muchos atrás pero puede recompensar a los perseverantes.