Por: Jon Bilbao
Para alguien que se dedica a la música, unir fuerzas con otros músicos supone una clara forma de salir del anquilosamiento, de expandir horizontes e incluso, en ocasiones, puede servir para descubrir que las capacidades propias son más amplias y variadas que lo que se pensaba en un principio. Colaborar puede ser muy recomendable, pero para una artista como la americana Rhiannon Giddens, esta acción se vuelve necesaria. La mencionada banjista, violinista, cantante y compositora (que lleva casi quince años en la banda de música añeja Carolina Chocolate Drops, además de haber participado en innumerables proyectos, el más reciente el muy interesante Our Native Daughters) publicó este pasado mes de mayo su tercer álbum como solista, inmejorablemente acompañada por el multiinstrumentista italiano Francesco Turrisi.
La criatura se ha llamado "There Is No Other" y está construido a base de varias versiones, algún que otro tradicional y hasta cuatro nuevas composiciones. Giddens ya nos tenía acostumbrados a su particular variedad estilística y quien conozca al italiano ya sabrá que aunque lo suyo sea principalmente el jazz, suele demostrar que es capaz de amoldarse prácticamente a cualquier estilo, sobre todo por su condición de improvisador nato. Según se reproduce el álbum en cuestión ya surge la magia. Melodías orgánicas, a veces inquietantes ("Gonna Write Me A Letter", "Black Swan"), pero siempre evocadoras e imborrables. También destacan varias canciones sustentadas sobre todo por el piano, como son "Trees On The Mountains" (original del compositor de ópera Carlisle Floyd) o el precioso cierre titulado "He Will See You Through", escrito entre el experto Dirk Powell y la propia Giddens.
A lo largo y ancho de las doce interpretaciones que contiene el álbum, sus dos creadores vuelan alto, destacando las contadas canciones propias: el evocador arranque de "Ten Thousand Voices", la vibrante canción homónima o la inigualable "I´m On My Way", compuesta entre Rhiannon Giddens y el siempre certero productor Joe Henry. Casi todo el álbum está interpretado únicamente por el dúo Giddens-Turrisi, sonando en algunas de las canciones también el violonchelo y la viola de Kate Ellis. Este trabajo ha sido producido por el mencionado Joe Henry en la ciudad de Dublín (Windmill Lane Studios), donde reside actualmente Francesco Turrisi.
Ciertos sonidos árabes se entremezclan con los africanos y americanos, añadiendo aires mediterráneos que se hacen evidentes por el bagaje de Turrisi y a través de instrumentos como el acordeón. Y es que el italiano lo toca todo (más de diez instrumentos) y todo encaja con la voz y el inseparable banjo de Rhiannon Giddens. Esto es folk en el más amplio sentido de la palabra, erigido además con mucho gusto y suscitando a cada escucha las más variadas y apasionantes sensaciones. Genuino.