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Los Planetas contra la ortodoxia flamenca

Teatro Fernán Gómez Madrid. Miércoles, 29 de Mayo de 2019

Texto y fotografías: Jesús Elorriaga 

Una versión acústica de Los Planetas abarrotó la sala Guirau del Centro Cultural de la Villa "Teatro Fernán Gómez" el pasado miércoles 29 de mayo, en una apuesta más dentro de la V edición del festival Flamenco Madrid por abrir ese estilo a otros sonidos menos convencionales pero que comparten la misma magia y pasión que guarda este género tan dado a mover y remover pasiones en ocasiones enfrentadas y, en otras, maravillosamente creativas. 

En las gradas se respiraba un ambiente de concierto de rock pero sobre el escenario la disposición de los instrumentos indicaban que habría una comunión entre paisajes eléctricos con otros más cálidos. Junto a unas sillas, un piano de cola y dos guitarras enchufadas a sus amplis (con sus respectivos pedales) compartían sin complejos el mismo espacio con otra guitarra (flamenca) y un pequeño set de percusión formado por un cajón, un pandero, un plato y un djembé. Esta vez no estaba Eric Jiménez para dirigir el ritmo, al que sustituyeron por dos músicos sacados del Sacromonte que acompañaron al “checopolaco” Julián Méndez al piano y al núcleo duro planetario, Florent Muñoz y Jota. 

La idea original de este concierto semi acústico de Los Planetas, una banda que siempre ha reivindicado la importancia del flamenco en la música popular, era rescatar los temas que mejor se podían adaptar a esta versión atípica de los granaínos. Comenzaron tímidamente con "Colombiana" donde ya se atisbaban las guitarras atmosféricas que Florent aportaría en muchos temas. La inconfundible voz nasal de Jota se fue colando también en "Ya no me asomo a la reja", y fue cogiendo más confianza a medida que iban repasando sobre todo temas de los discos "Una ópera egipcia" y "La leyenda del espacio", como "Si estaba loco por ti".

Con "Romance de Juan Osuna" y "Señora de las alturas" rozaron los momentos más aflamencados de la primera mitad, que tocó la cima con la colaboración de Niño de Elche en las canciones "Tendrá que haber un camino" y "Que me van aniquilando", cuya voz en los temas originales fue del gran Enrique Morente. Esta vez, la sola interpretación de Niño de Elche elevó varias alturas el sentimiento, el alma, el duende o como como diablos queramos llamarlo, de aquel concierto, navegando en solitario con una fuerza apasionada en su ejecución y desbordante cuando sonaba amplificada; y el mundo pareció encogerse durante unos minutos ante su presencia. Por entonces Florent ya se había levantado de su silla y en "Ijtihad" volvieron a mantener el vuelo raso en una buena versión de este tema de su último disco, el sobresaliente “Zona temporalmente autónoma”. Continuaron con otra versión muy interesante de "Las alegrías del incendio", menos ruidosa y más llena de color que en su versión original, y dejaron para los bises las "Bulerías del Renault Fuego", versión inspirada en un tema original del grupo de rock argentino Las Ligas Menores, que sonó muy jondo y animado, para terminar con una versión del "Se me va", tema original de Manuel Alejandro que popularizó en su día Raphael, más cercano aquella noche, quizás, a una ranchera apagada que a un palo flamenco. 

Después de perder la vergüenza al lanzarse en directo con este nuevo formato en Casa Patas el año pasado, Los Planetas supieron resolver con bastante dignidad en el Centro Cultural de la Villa su particular manera de entender el noble arte del flamenco desde una perspectiva más heterodoxa y rockera, como ha sucedido en sus tres últimos discos de estudio, pero esta vez sin un ápice de ruido.