Por: Javier López Romo
Antes de colgar su batuta definitivamente, el gran músico y director de orquesta italiano Ennio Morricone se adentra en lo que será su última gira internacional con "The Final Concerts World Tour". Una idea que se gestó el pasado 10 de noviembre de 2018, concretamente al cumplir su 90 cumpleaños. Quizás, ese día, Maria Travia, su mujer, hizo la tarta más grande de su vida, y quizás, no puso noventa velas en el bizcocho para poder soplar, o si lo hizo, Ennio sacó su trompeta y de un solo soplo apagó toda una vida entera de compositor, arreglista y director de orquesta, además de ser un fantástico trompestista en sus primeros años, pese a no tener decidido ser músico, por lo menos en su infancia.
Pero su destino estaba labrado, una vez contó que: "Empecé a tocar la trompeta porque mi padre era trompetista, me enseñó el arte, muy pronto empecé a acompañarle y tocábamos por las calles de Roma a cambio de comida y alguna que otra Lira. La vida era muy difícil en la ciudad durante la guerra y después de ella, Tocábamos en los peores locales donde los soldados americanos iban a bailar y sobre todo a emborracharse… Sin embargo, con el tiempo llegamos a ganar un buen dinero. Nunca había pensado en componer bandas sonoras, no era mi plan. Pero sucedió…"
Ennio Morricone abrirá sus partituras en el atril del Wizink Center de Madrid, en lo que promete ser una actuación histórica; siendo una de las ciudades que acoge su gira internacional, donde más de 200 músicos se repartirán escenario junto a la artista invitada Dulce Pontes, famosa compositora de fado portugesa. ¿Pero quién es Ennio Morricone? Si buscáis en su biografía, en Wikipedia, os guiará a un 10 de noviembre de 1928, en Roma, Italia. Nace en el seno de una familia tan humilde como trabajadora, pero terriblemente musical. No es sólo uno de los más grandes compositores de bandas sonoras de la historia, es directamente una leyenda, grande y única. Su carrera abarca más de cinco décadas, e incluye en su haber más de 500 obras tanto para cine como para televisión. Clásicos como "Novecento" (1976), "La Misión" (1986), "Los Intocables de Eliot Ness" (1987), donde le concedieron un Grammy a la mejor banda sonora, y por supuesto la gran variedad de música que escribió en los años 60 para los "Spaghetti-Western" de Sergio Leone. También ha sido inspiración para grupos y artistas como por ejemplo Céline Dion y Metallica, a estos últimos ya les vimos en Madrid el fin de semana pasado abriendo con la banda sonora de "El bueno, el feo y el malo". Canciones que se han convertido en símbolos de la cultura popular.
Ennio Morricone dijo una vez sobre el mismo que: "Soy tan artesano como artista...” Bien, no sé si era su trabajo o su oficio, o era más artista que artesano, da igual, el entusiasmo que le producía escribir notas dentro de un pentagrama personal. Y único era su gran placer, porque placer buscaba esa pura creación que salía de su cerebro y de sus claros sentimientos por componer. Buscaba sobre todo esa fórmula de escritura con claras referencias de Bach, Frescobaldi, Stravinsky, y sobre todo de su gran y querido amigo y maestro Goffredo Petrassi.
Pero érase una vez, que la Academia de Hollywood, tuvo que inventarse el Oscar honorífico para limpiar su mala conciencia y premiar aquellos casos de genios que nunca habían recibido una estatuilla, pese a tenerla ganada, como el caso de Morricone en cinco ocasiones nominado, pero el western no es el tipo de cine que la Academia premie. Luego no sé si ese Oscar honorífico que Ennio Morricone obtuvo sonaba un poco a despedida ya en el 2006, pero se equivocaban, el silbido penetrante de "El bueno, el feo y el malo", o el solo de oboe de "La Misión", tenía el claro denominador de que seguiría componiendo partituras mucho tiempo más. Él en sí siempre fue un misterio de algún modo u otro en su vida diaria. Como dijo: “Los nuevos desafíos no me asustan en absoluto, soy un tipo duro, pese a mi vejez...”
Y es que 90 años es toda una vida entera. Ennio Morricone buscó durante todo este largo trayecto la perfección, y una marca estilística que se tomaba muy en serio. Cualquiera podría haber hecho su trabajo, cualquiera si, pero él era el Maestro. Una vez le preguntaron ¿qué opinión tenía sobre la la música que se hacía actualmente para películas? Él responde, sin pelos en la lengua, y dice: “ Hoy en día hay una invasión de compositores de cine y algunos de ellos, por no decir la mayoría, no tienen ni idea de escribir música. La profesión está cayendo en una especie de amateurismo muy preocupante. Los compositores están dejando que los ordenadores y los sintetizadores hagan todo el trabajo, y la calidad ha empeorado muchísimo. Los estándares son mucho más bajos y eso obviamente gusta a los productores, porque les permite bajar los precios… Pero a mi edad, no tengo ni interés ni necesidad de trabajar en ciertas condiciones..."
En esta vida, en esta dura instancia, Ennio sabía que más pronto que tarde, o quizás nunca, como le dijo a su mujer, esa estatuilla le abrazarían sus manos. Pero no tenía demasiada fe, cuando a pesar de estar nominado por la música de la película "La Misión", y no conseguirlo, declaró públicamente que era uno de los más grandes errores de La Academia. Salió del teatro enfurecido y molesto, su fe se había frustrado una vez más, y ya eran muchas. Hasta que llegó Quentin Tarantino y le pidió, rogó, que fuese él quien compusiese la música para su película "The Hateful Eight", en español "Los odiosos ocho".Al principio se negó, pero cuando Tarantino le dio total libertad de creacción, Ennio acedió y se puso manos a la obra. Por su cerebro pasó toda la gama de matices líricos, y engendró composiciones diferentes, no quería volver a plagiarse a si mismo; quería que su música fuese más fuerte que los diálogos de un western que mezclaba elementos de cine de misterio y comedia negra.
Y esta vez, si. El Oscar competitivo cae en 2016 a la mejor película y a la mejor banda sonora. Ennio Morricone es feliz.
Pero la felicidad nunca es completa, o no se completa si hay algún impedimento para ello. A Ennio Morricone le proponen que se adentre dentro de los registros de otras músicas, como el pop, el jazz, e incluso la música clásica, y abandone ese status ya establecido que lo condicionan a escribir notas solamente para películas del oeste, dejando esa emotividad ya contrastada por algo superior. Bueno, lo hubiese logrado, sí, pero no le seducía la idea de dejar atrás todo lo conseguido y arriesgar en otros mundos lo que ya había logrado en éste. Laura Pausini dijo sentirse muy orgullosa en un concierto ofrecido bajo la batuta de Morricone, consiguió un Grammy, lo que significa que Ennio era el genio de la lámpara. Muchas veces pensó, quizás en su juventud, escribir canciones con música para salas de conciertos, adentrarse en ese mundo donde la fama y el éxito te hacen tener una estrella en el famoso paseo del Hollywood Walk Of Fame. Pero no lo hizo, y si consiguió su estrella, pero bajo otros registros.Daba igual, de una manera u otra, el éxito era bienvenido. El cine y su música era como su matrimonio con María: "María y yo hemos estado juntos durante 70 años, y vamos a estar juntos para siempre..." Era su definición.
Le hubiese gustado haber tenido relación con más directores de cine para mostrar su valía, como por ejemplo Stanley Kubrick, pero no pudo, o no supo gestionar con su manager el hecho de cruzar alguna que otra frontera más. Pero su objetivo ya estaba claro, guiar a otras gentes, a otras generaciones a la estrategia diseñada por él. Y no necesita presentación quien tiene en su haber 2 premios Oscar, 3 Globos de Oro, 6 premios BAFTA, 2 premios Grammy, 10 premios David de Donatello, y 11 premios Nastro D`Argento, por citar los más importantes, ya que alcanza la friolera cifra de más de 20 premios menores, pero no por ello menos importantes
Su paso por Madrid, en el Wizink Center, dará buena prueba del éxito alcanzado por este italiano llamado Ennio Morricone.
Hasta siempre maestro, yo me quedo silbando ese clásico del Oeste...