Por: Kepa Arbizu
No existe ciencia matemática que asegure que la unión de dos versados en el arte de la retórica, como lo son el periodista Carlos H. Vázquez y Jorge Martínez, líder de Ilegales, obtenga necesariamente un resultado a la altura de la suma de ambos talentos. Por eso, asistir al sobresaliente nivel alcanzado por la comunión entre los citados protagonistas para dar forma al nuevo libro editado por Efe Eme, requiere buscar unos méritos que seguramente se encuentren en la perfecta asunción, y entendimiento, de los roles adoptados por cada uno de ellos; ejerciendo el entrevistador madrileño de sutil pero impertérrito cicerone que encamina -a través de unos capítulos ordenados bajo un enfoque cronológico pero por encima de todo (multi)temático- al verbo incendiario y procaz del músico hasta un territorio exitoso.
Resulta evidente que un escrito donde ejerce de actor principal el carismático e irreverente asturiano va a estar plagado de la Santísima Trinidad del “modus vivendi” crápula: sexo, drogas y rock and roll, convertida para la ocasión en una tetralogía por la aparición de la omnipresente variable de la violencia. Términos todos ellos que huirán de misticismos o satanizaciones para mostrarse con total naturalidad y aceptándose como ingredientes indispensables en su vida, una que como quedará claro a lo largo de las páginas resulta incomprensible sin la presencia de la música. Una pasión a la que en este caso se le pondrá origen en el descubrimiento producido por Los Bravos y Elvis Presley y que se irá desgranando en profundidad a lo largo de una obra donde se intercalarán indiscriminadamente reflexiones lanzadas contra el negocio, saliendo mortalmente heridas entidades como la SGAE o las discográficas, pero sobre todo focalizadas hacia apreciaciones artísticas y valoraciones técnicas, destripadas con sobrados conocimientos y bajo una forma nada condescendiente pero igualmente amistosa a la hora de referirse a muchos de sus compañeros.
Un recorrido global que podría ser orientado a degustar utilizando diferentes hojas de ruta: desde aquella biográfica, en la que descubrimos variopintos episodios de este hombre perteneciente a una familia de rancio abolengo, como la determinada por su discografía, que desentraña con honestidad y detalle, o una argumental. Quizás sea esta última la que más jugosa resulte ante los ojos de quien quiera acercarse al inabarcable cerebro de este irredento astur, en el que se agolpan, a veces con verbo coloquial otras más reflexivo, consideraciones acerca de la fama, la política, la literatura o la muerte, en definitiva sobre todo lo que alimenta una mirada particular, fascinante y afilada.
Por una vez quizás habría que hacer caso al dicho popular y darle a una imagen relevancia mayor que a mil palabras, y es que la fotografía que abre el reducido espacio (éste es un libro donde se prioriza el blanco sobre negro) dedicado a ellas, en la que Jorge Martínez aparece en primer plano blandiendo una sonrisa que delata mayores niveles de picardía que de agresividad, resulta un perfecto resumen del exacto tesoro que esconde esta obra, que no es otro que mostrarnos al casi siempre ofrecido como belicoso líder de Ilegales en muy diferentes tesituras, descubriéndole aquí conviviendo en salvaje compañía con los animales, esperando hasta el cierre de los museos para exprimir su disfrute de la pintura, coleccionando soldados de plomo, o abatido por la pérdida de su inseparable bajista Alejandro. Todo ello nos muestra un perfil personal y artístico poliédrico y repleto de matices, algo que desde siempre ha definido a los genios, una condición por otro lado llamada a ser expuesta, como es el caso, por aquellos profesionales capaces de ponerse a su altura y sacar a relucir toda esa información de la mejor manera.