Por: Jesús Elorriaga
Los chicos de Weezer llevan unos cuantos años disfrutando de una efervescente racha de creatividad que apenas les da tregua entre disco y disco. El pasado enero publicaron el llamado "Teal Album", con el que daban la bienvenida al nuevo año con un puñado de interesantes versiones de éxitos internacionales. Ahora sacan este último trabajo, una vez más (la sexta vez) titulado como el nombre de la banda pero al que, al igual que los otros discos homónimos, se llama "The black album" por el color que predomina en la portada. En estos últimos once años, desde el "Red album" han publicado siete discos más (además de otros dos que tienen en el horno, OK Human y Van Weezer), lo que demuestra que los angelinos están en un momento dulce de su carrera y que han sabido mantenerse en la cresta de la ola renovando (y manteniendo) la buena comunión con su público aunque sin dejar de ampliar sus miras estilísticas.
El combo liderado por Rivers Cuomo demuestra en la calidad de sus composiciones su buen estado de forma y, además, sorprende la buena sintonía que tienen con los escenarios actuales donde se desarrollan las nuevas formas de comunicación y promoción. Verbigracia, la presentación oficial del último disco no se hizo ni en un programa de televisión ni en un concierto. Eligieron nada más y nada menos que uno de los juegos de más éxito, el Fortnite: Dentro de un mapa llamado Weezer World una jukebox pinchaba cuatro de las diez canciones del disco. Nada extraño en un geek reconocido de la talla del señor Cuomo, perfecto conocedor e investigador de las claves para que un tema funcione (le encanta desarrollar aplicaciones informáticas ad hoc de resultados sorprendentes). Hace unos meses parecía que nos estaba vacilando cuando dijo que "The black album" sería "un disco oscuro, experimental y extremadamente negativo". Nada más lejos de la realidad. Lo único oscuro, aparte de la portada, sería el particular sentido del humor de las letras que se ve reflejado en los videos de "High like a kite" o "Can't knock the hustle", canción que abre el disco y que nos sitúa en las antípodas de cualquier halo de negatividad con su pegadizo ritmo funky y su "Hasta luego, adiós" con marcado acento guiri que repiten como si de un mantra se tratase.
La banda ha estado casi dos años buscando al productor adecuado que supiera plasmar sus inquietudes creativas actuales, más arriesgadas y bizarras que las que definieron el sonido de los Weezer de los 90. Bajo la producción del "Tv on the radio" Dave Sitek, el disco derrocha buenas energías, donde las ganas de jugar, bailar y moverse con absoluta libertad de acción atrapan desde la primera escucha. Han querido hacer un disco más urbano con descarados toques modernos, donde las cajas de ritmo y los sintetizadores dominan el pulso a las guitarras. El resultado final ofrece un tono general bastante amable, a veces acercándose incluso hacia la luminosidad psicodélica pero sin perder de vista a unos amarres bien sujetos a un puerto seguro para todos los públicos, incluso los más jóvenes.
Todo ello les permite crear (y experimentar a su manera, por qué no) espacios abiertos y confortables donde caben el pop meneón de "Zombie bastards" o "I’m just being honest" al lado de hitazos brillantes al estilo de "Living in L.A.", un tema llamado a formar parte de sus mejores clásicos. "Piece of cake" aparece casi como una etapa de transición hacia la segunda mitad del disco, un poco menos cargada de intensidad, pero donde destaca una canción de ritmo constante y exuberante luminosidad como "Too many thoughts in my head".
A pesar de sus más de 25 años de carrera, en este disco Weezer continúa el estilo más fresco de los dos anteriores trabajos pero llevándolo más lejos, en la senda del "Colors" de Beck, por ejemplo, y alejándose del alegre powerpop distorsionado de antaño. El último tema, "California Snow" (con ese inicio que recuerda a una versión saturada del "Everywhere" de los Fletwood Mac) cierra el disco con un embalaje genuino de las producciones de radiofórmula actuales que sugieren escenarios sonoros expansivos para contrarrestar los efectos de la ansiedad cotidiana. "Panic attack, stay the hell back/It's me and you against the world". El negro les sienta pero que muy bien.