Por: Kepa Arbizu
No cabe duda, ya desde la perturbadora portada del nuevo disco de Uncle Sal, que el sueño americano al que se hace referencia en él no está compuesto precisamente de luces y fuegos artificiales, ni mucho menos pertenece a ningún reino en el que nunca se pone el sol. No significa sin embargo la adopción de ese lúgubre retrato -más íntimo y simbólico que social- con las "barras y estrellas" de fondo que el grupo ibicenco no sienta una escrupulosa y total admiración por el sonido fraguado en esa parte del mundo, y que, sin que suponga una incongruencia, le rinda homenaje a través de estas canciones.
“The American Dream”, tercer álbum en la carrera de la banda, por encima de todo, y al margen de representar la completa consolidación de su personalidad, supone una absoluta eclosión de la misma. Como si de un proceso de sutil metamorfosis se tratase, el leve pero constante desarrollo perceptible en la formación, estable desde sus inicios, lo que probablemente también haya influido en ese natural devenir, ha traído como colofón su florecimiento definitivo bajo unas fornidas y exuberantes hechuras. Un tránsito que alcanza su materialización más evidente en la consagración de un sonido rotundo, recio, pero capaz de transmitir con plenitud y claridad todas las diversas tonalidades que acapara. Emergiendo afilados cada uno de los elementos distintivos que les definen, el resultado arroja un trabajo de vibrante y emocionante calado.
Va a ser el blues, siempre presente en su itinerario, quien se encargue de poner en movimiento este conjunto de composiciones por medio de “Last Will”. Bajo un clásico y descarnado ritmo -paisaje pintiparado para las maneras interpretativas de su cantante Soulman Sal- que comienza desnudo, irá nutriéndose progresivamente de acompañamiento hasta alcanzar una esplendorosa culminación. El mismo género, pero esta vez presentado bajo las enseñanzas de ZZ Top o John Leee Hooker, lo que se plasma en una atronadora escenificación eléctrica a paso de boogie, servirá de homenaje en "South of Memphis" a dicha zona y su idiosincrasia musical. Insistiendo en ese contexto genérico añadirán visos de hard rock sobrio y crudo a "Station Blues", configurando así, junto al explosivo -a lo Led Zeppelin- “Rock and Roll Soul”, que contiene una evidente toma de posiciones artísticas, la parte más directa y contundente del disco.
La amplia musicalidad de la que hace gala esta producción tiene su lógica plasmación en una alternancia de revoluciones. Pese a albergar algunos despuntes verdaderamente virulentos, sobre todo a lo que se refiere a la explosividad en las seis cuerdas, una importante esencia del álbum recae en el poso emocional y profundo con el que riegan un buen número de temas. Una situación que, con lógica, encontrará su expresión más acorde a través de medios tiempos. Una dinámica que tanto en lo estilístico como en su concepto de fondo les acerca mucho a lo realizado por Drive-By Truckers; primero por ese rock de pulsión dramática que ostentan y luego en cuanto a la elaboración de viñetas cotidianas como espejo de un contenido intimista. Probablemente esas trazas confluyan en su máximo esplendor en el crudo retrato que esconde “All the Family Tragic Deaths”, aunque igualmente se hacen perceptibles en la ágil épica de su descomunal tema homónimo o en la majestuosa "Drinkin’ Days (Waffle House Bar)". Para decorar y modificar esa hondura recurrirán a la elaboración por ejemplo de un paisaje más ambiental, tanto que lo adornan con los propios sonidos de la naturaleza, en un sinuosa "Snakebite Fever", mientras, por el otro extremo potenciarán todavía más esa introspección con la totalmente desenchufada y desnuda "Homeless & Drunk", de elocuente título.
No sería ni justo ni sobre todo exacto hablar de "The American Dream" como un disco de madurez de Uncle Sal. Su pretérito recorrido ya nos había ofrecido a una banda consistentemente establecida en en la órbita americana, pese a ello, tampoco se debe obviar el salto adelante que significa para ellos un trabajo como éste, tanto en su aportación musical, donde despliegan una capacidad sonora que les permite acceder con sobresaliente resultado a su faceta más rabiosa o a una más sensible y emocionante, como en su capacidad para articular, gracias a unos textos de calado, una mirada reflexiva. Lo que hasta ahora eran indicios más que sólidos de su destacada condición, con estas nuevas composiciones se ubican en una inamovible primer línea del rock hecho en nuestras fronteras, que desde ahora no podrán obviar las Islas Baleares, su lugar de origen.