Por: Albert Barrios
Será complicado encontrar este año un disco más bello, espiritual y trascendente que el cuarto álbum de la Tedeschi Trucks Band, "Signs". Una obra profundamente marcada por el doloroso sentimiento de pérdida : en los tres años que separan “Signs “ del anterior trabajo de la banda , "Let Me Get By”", perdieron a familiares y mentores tan importantes y queridos como Bruce Hampton, Butch Trucks y Gregg Allman , y durante la grabación del mismo ese auténtico pulmón del grupo que era Kofi Burbridge sufrió gravísimos problemas de salud, que le permitieron participar en este festejo musical pero del que no pudo disfrutar al morir repentinamente el 15 de febrero de este mismo año.
La recuperación de Kofi acabó de matizar el mensaje, de girarlo, de encarar todas las dolorosas perdidas sin miedo a explorar, ahondando en un sentimiento de gratitud, positividad y perpetua reflexión . Su marcha no es en vano, porque todo lo que nos enseñaron , todos los buenos momentos que nos hicieron vivir reforzarán lo que nos queda, con más intensidad, y nos mantendrán unidos en estos turbulentos tiempos que nos han tocado vivir.
Pocas bandas más auténticamente americanas que esta : Derek y Susan son el centro de un genuino grupo de doce personas que funcionan como un solo ente musical, un espectro sónico que vive y respira blues, soul , rock, R&B, jazz y todos los estilos que han hecho grande a la música del sur de los Estados Unidos. Grabado en Swamp Raga, su propio estudio en Jacksonville, Florida, el álbum cuenta con la colaboración de viejos amigos como Warren Haynes y Doyle Bramhall II , siendo el productor el mismo Derek junto a Bobby Tis y Jim Scott.
"Signs, High Times" arranca por todo lo alto, con Tedeschi cantando como nunca; vientos, coros y fogonazos de Derek al slide dan más sabor y brillo a la canción. Con "I’m Gonna Be There" ralentizan el tempo, con sección de cuerdas ( cortesía del añorado Kofi) y aroma R&B , casi seis minutos donde Trucks se explaya y expande gracias a su filosofía de "menos es más", como en "When Will I Begin".
En "Walk Through This Life", Burbridge eleva a sus compañeros con un infectivo groove y "Strengthen What Remains" es tan corta como intensa en emociones, acústica pero mecida en sección de cuerdas , con la flauta de Kofi para el recuerdo.
"Still Your Mind" se inicia con unas suaves notas de piano, y "Hard Case" es pura Motown, tan contagiosa como funky. "Shame" es de las más potentes de todo el album, con un genial riff digno de los mejores momentos de la dupla Haynes/Trucks en The Allman Brothers. "All The World" nos devuelve esa cadencia tan blues, esa descomunal exuberancia de tonalidades y sonidos. En "They Don’t Shine" vuelven a trotar, a fusionar en pos del objetivo común. "The Ending" vuelve a conmovernos hasta hacernos aparecer lágrimas de emoción : dedicada al gran maestro de Derek, Bruce Hampton (que recordemos murió en 2017 encima del escenario, rodeado de todos sus amigos, entre ellos Susan y Derek), es más que un tributo, es una carta personal, intima, una declaración de amor y amistad, en definitiva, una celebración de vida.
Estos músicos no pueden parir un disco malo, es imposible debido a su ADN. Pero es cierto que en su cuatro anteriores entregas las expectativas creadas por la unión de estos dos maravillosos talentos no acababan de cuajar. Formalmente intachables, carecían de la emoción y clarividencia que si posee "Signs". Un álbum vital que no solo recoge y filtra lo mejor de la música americana, sino que lo eleva con un estilo y mensaje propios. Será debido al shock de las perdidas de los seres queridos o al paso al frente que ha dado Susan, todo el conjunto rezuma una calidez y belleza que lo hace indispensable para cualquier discoteca que se precie. Strengthen What Remains…