Sala Las Armas, Zaragoza. Viernes, 15 de marzo del 2019
Texto y fotografías: Javier Capapé
Las guitarras potentes, la rítmica marcada y las palabras contundentes volvieron a inundar el espacio cultural de Las Armas el pasado viernes. Esta vez era el turno de los sevillanos Full. La banda de rock capitaneada por Javier Valencia venía a tierras del norte a presentar su más reciente trabajo "Capadocia", marcado por un mayor empaque sónico que hace de las once canciones que lo componen algo grande, derrochando energía y nervio por los cuatro costados. Lo que nos encontramos por tanto los que nos acercamos a ver la renovada propuesta del quinteto en directo fue precisamente eso: rabiosas guitarras, mensajes crípticos, y actitud por momentos desafiante. Además, el fantástico sonido de esta sala, que me sigue teniendo encandilado, ayudó a dejar volar nuestra imaginación con las letras de unas canciones que invitan tanto a la reflexión como a la camaradería eufórica en algunos pasajes.
En los primeros meses de 2019 y como consecuencia de la acogida de su último disco producido por Raúl de Lara, la banda sevillana ha conseguido colgar el cartel de "no hay entradas" en muchas de sus citas por salas durante este invierno. Este fin de semana cerraban la primera parte de su gira de presentación en Zaragoza y Barcelona, y aunque en la ciudad del cierzo la sala no estaba llena, la entrega se palpó desde el primer momento (destacando la presencia de varios niños en las primeras filas que corearon todas y cada una de las canciones de la noche).
Todos escuchamos atentos desde los primeros compases de "Derinkuyu", el instrumental que abre el disco y que puso a los músicos sobre las tablas, que desembocaron en el potente arranque con "Penúltimo escalón". Quedó claro desde el primer momento que lo importante era dar espacio a sus más recientes creaciones, como ocurrió con la enérgica "Alfombra roja", aunque también nos regalarían perlas de sus dos primeros discos "Mi primer atraco" y "Tercera Guerra Mundial", demostrando que el repertorio del grupo es sólido y soporta perfectamente el paso del tiempo. La potencia iba a ser preponderante y apenas quedaría espacio para la calma, aunque no por eso faltó emoción, que se palpaba casi en cada canción desde la complicidad entre Bubby Sanchís y Javier Valencia hasta la sonrisa casi permanente que mostró este último.
"Otra vez" fue su primera parada en el pasado, con ese estribillo con tintes épicos en el que brilla plenamente la voz de su líder, y tras ella lograron convencernos con la luminosidad de la más reciente "Deniebla", que cuenta con claras reminiscencias a Pucho, de Vetusta Morla, en la forma de cantar. El palpable dolor que resuena en "Aullando" se mostró como un grito descarnado y antes de afrontar "Mejor Opción" tomaron aire para entregarse por completo y desgranar ese brillante texto sin apenas respirar. Full seguían dando en la diana mientras la Rickenbacker de Javier Valencia sacaba todo su brillo sin bajar los decibelios, y sin perder esa línea entre la agresividad y la emotividad llegó "Será Mejor", otro momento álgido que desató los coros de los presentes aún siendo una canción muy reciente y no haber sido lanzada como single, prueba de que este disco terminará consolidándose por la grandeza de sus canciones a pesar de que a primera vista le sobre garra y se aleje algo de la vena más pop de "Tercera Guerra Mundial" o de la postura más intima de su debut.
"Distintos" fue otro estallido colectivo, una canción con mucha fuerza, marca de la casa de los sevillanos, con una gran capacidad para conquistar a los presentes gracias a contar con un estribillo ideal para corear con puño en alto. Seguidamente vendrían los aires de ranchera electrificada de "Historia Perdida", la explosión de "Zombis", con un final encendido, y la agresiva combustión de "Misión y Funeral", que otros grupos soñarían copiar para convertirla en su himno particular, antes de explicarnos la críptica "X" de la que se confesaron muy orgullosos y por la que todo el grupo siente debilidad.
Todo se sucedía con cierta presteza, y casi sin darnos cuenta llegábamos a la más serena "Espantapájaros" y a la sublime "Quiénes somos realmente", que nos condujo al falso final, a pesar de sólo haber pasado una intensa hora de concierto. Apenas un par de minutos fuera del escenario, el cantante apareció solo acompañado por el piano para interpretar una versión renovada de la canción con la que se cierra el viaje sugerido en este último disco. "Contra un Imperio" sonó muy sentida en su primera parte, convirtiéndose en el único momento de la noche en el que bajaron sensiblemente las revoluciones, y tras la incorporación del resto de la banda se marcaron un final épico donde estalló la tormenta eléctrica que amenazaba con descargar durante toda la noche. "Alabama" arrasó con sus "fuegos artificiales" y ese riff que puede recordar a unos inspirados Muse, y que aquí sonó menos impostada que en el disco y mucho más convincente. Y el broche llegó como era de esperar con"Adiós", donde pudimos ver a una banda segura de haber ofrecido un concierto muy bien medido, con un sonido casi perfecto sin quitarle peso a las guitarras (rasgando casi todo el tiempo tres de estos instrumentos a la par), aunque quizá algo escaso en su duración, que quedó más cerca de lo habitual en un festival que en un concierto en sala.
La banda que ha sido definida como la del "crecimiento silencioso" gustó servirse del ruido y la electricidad para llevarnos de la mano por las recónditas ciudades subterráneas que pueblan este "Capadocia", bajando hasta nuestro yo más íntimo para encontrarnos siempre con la sorpresa y la pasión, no perdiendo ni un ápice de intención tras llevar estas canciones del disco al directo. Es cierto que los seguidores de Full somos cada vez más numerosos y que este disco puede llevarles a llenar más salas y lograr un mayor reconocimiento por su sonido compacto a la vez que épico, pero es que el combo sevillano bien merece disfrutar de un merecido aplauso que trascienda el postureo indie y reconozca el potencial de un grupo inteligente a la par que exigente con su público y consigo mismo. Ojalá no se cansen nunca de explorar las múltiples capas de su "Capadocia" particular.