Por: J.J. Caballero
Algunas bandas entienden que es mejor esperar a asegurarse de que lo que quieren decir lo dirán de la forma adecuada, o al menos en la que ellos se sienten más seguros. De ahí que los adelantos en forma de EP digital que Deniro publicaron como paso previo a esta nueva docena de canciones que forman un todo, un nuevo disco física y propiamente dicho, supieran a poco a quienes los siguen desde el principio de su trayectoria. Nano Ruiz, músico avezado y creyente férreo en las posibilidades de una banda contundente y en continuo avance, se desmarca definitivamente de su anterior etapa con Habeas Corpus y ayudado por la voz, tibia en ocasiones, de Tanke Ruiz (también firma la mitad de las letras de "De las cenizas a la gloria") y los imaginativos arreglos de guitarra del gran Javi Lisón, graba aquí otro muestrario de poderío y bases noventeras en su mayoría marcados por el fuerte peso de las melodías, que tradicionalmente se han venido disociando de la potencia rockera al uso. Aquí, sin embargo, ambas se conjugan sin que el conjunto acabe chirriando en ningún momento. Un síntoma de inteligencia y saber hacer, sin duda.
La banda sigue apostando la mayor parte de sus haberes al caballo ganador del hard rock, a veces con un buen tinte ochentero, y ajusta la producción del habitual Carlos Santos a trallazos como "Ha llegado el rock & roll", con la elocuencia de un sonido aumentado por los coros de Laura Rubio (Garaje Jack) y las teclas de Marta Ruiz (Sex Museum), nombres destacados entre la amplia nómina de colaboraciones que incluye el disco. Ahí están, sin ir más lejos, su ex vocalista Dave Gómez, recordando viejos tiempos en "No se puede superar", o su siempre presente inclinación al rap encarnada por las voces de un viejo colega como MARS (en la formación actual de Habeas Corpus) o Kelo Gamboa, de los certeros Dremen. Más escorados al metal se muestran en "Bienvenido a mi sueño" y más centrados en lo suyo, es decir, en las descargas de ortodoxia rockera, en un tema impecable titulado "Espalda con espalda". Pueden incluso aproximarse al indie en "Ni tú ni yo" o al stoner de base americana en “"Lo que ves es lo que soy". Lejos de desproveerse de personalidad, no hacen concesiones a la previsibilidad y afinan las guitarras en modo funk para parir perlas como "Mi compañera" y hallan remanso en las aguas templadas de "El adiós", una buena manera de concluir un trabajo que también se detiene en páramos instrumentales. Escúchese "Iceland" y se podrá comprobar que Deniro tienen muchos más ángulos que los obvios cuando se les oye sin demasiada atención.
"De las cenizas a la gloria" es la confirmación de que tenemos en ellos a un valor firme del rock español, por mucho que su propuesta –quién sabe si por demasiado obvia o algo tendente a la uniformidad- no alcance las recompensas que otras similares disfrutan con iguales o menores méritos. Y hasta el fantástico cuadro de Marta Gómez Pintado, retratando al quinteto con sus pinceles en la portada, prueba el excelente ánimo creativo de una banda destinada a seguir intentándolo. De seguir así, se les agradecerá siempre el esfuerzo.