Por: Àlex Guimerà
Ya casi han pasado diez años desde que nos abandonó Alex Chilton a los 59 años tras padecer un infarto de corazón, allá por marzo de 2010. Oriundo de Memphis, el músico en cuestión creció bajo las enseñanzas jazz de su padre, pero también impregnándose del sonido de la local Sun Records, para luego quedar flipado con la invasión británica (Beatles, Stones, Who,...), hecho que definió sus inquietudes musicales. Con ello, muy pronto dio su cara adolescente a los Box Tops aportando su poderosa voz en gemas como "The Letter" (firmada por el gran Dan Penn) dentro de esa maravillosa ola de las bandas "Blue-Eyed Soul" que aparecieron a mitad de los sesenta en América. Unos años después lideraría los seminales Big Star junto al "maldito" Chris Bell, con tres discos power pop para la posteridad; banda de culto -influencia para muchas otras posteriores que también lo serían (REM, The Replacements, The Posies,..), tuvo su punto y final con la prematura muerte de Chilton en 1978, pues aunque nuestro protagonista la intentó resucitar en varias ocasiones nunca fue lo mismo.
Con una carrera en solitario que ha pasado demasiado desapercibida, le encontramos en numerosas colaboraciones con bandas en su día emergentes tocando en sus discos clave (The Replacements) o produciéndolos (The Cramps); pero también en elepés que son auténticos fogonazos rockanrolleros ("A Man Called Destruction" de 1995), visionarias odas blues ("Cubist Blues" de 1996 junto a Alan Vega y Ben Vaugh) o buques insigne de la nueva ola ("Like Flies On SHebert" de 1980). Pero la historia nos lleva a 1982 cuando, en permanente búsqueda de las nuevas tendencias del rock sin perder las raíces puras de su tierra natal, Chilton se refugió en la otra cuna que fue, es y será, del rock, New Orleans. En el que se ha considerado su periodo perdido, sin giras ni nuevo material discográfico, el músico se puso a tocar con bandas locales de versiones buscando encontrar una nueva senda musical y personal.
De esta época surgen los temas recuperados en este nuevo álbum "From Memphis To New Orleans", en el que Chilton cambia su forma de cantar, del poderío que le conocemos de sus anteriores dos bandas a una voz más ligera y algo displicente. Lo mismo con su sonido, precursor del low-fi noventero, en el que se aprecia su búsqueda de la autenticidad de los sonidos primarios y de la baja producción.
Todo ello entronca con los 15 nuevos cortes contenidos en el nuevo paquete, llevándonos hacia nombres capitales del rock americano de los 90 como Pavement o Elliott Smith, a pesar de que las composiciones que aparecen son clásicas, country, soul y, cómo no, el sonido Nueva Orleans. De la ciudad del huracán Katrina surge esa influencia que refleja la inmediatez de la música en directo a la que tanto daño ha hecho el formato digital. Las protagonistas son unas canciones con las que nos viene a la mente ciertos momentos de Jonathan Richman o Lou Reed.
Para comenzar le roba a Carla Thomas el hit que Porter/Hayes le compusieron, "B-A-B-Y", para rebajarlo vocalmente aunque no en vientos. Unos vientos presentes en la mayoría del disco, en "Nobody' s Fool", recuperando a Dan Penn autor del gran éxito de su primera banda, y en "Let Me Get Close To You" de Carole King y Gerry Goffin mostrando su cara más pop , mientras que en "Lonely Weekend" aparece más rockanrollero de la mano de Don Gibson.
Pero no solo de versiones se nutre el álbum, pues siete cortes llevan su firma, de los que destaca la soul "Guantamerika", y los blueses "Underclass", aguerrido, y "Lost My Job", dylaniano. También la potente "No Sex", que nos regala una guitarra digna de su etapa Big Star y propia de, cómo no, Lou Reed. Mientras que sus experiencias personales quedan retratadas en "Lost My Job" (también en "Underclass").
El segundo de los flamantes e inéditos compilados del genial músico recién publicados por Bar None Records, "Songs From Robin Hood Lane", nos traslada hacia la década de los 90 pero también hacia la infancia de Chilton. Vayamos por partes. La infancia de Alex Chilton transcurrió en su casa familiar de la calle Robin Hood de Memphis , lugar en el que su padre, el trompetista de jazz Sidney Chilton, le enseñó los clásicos del género como el disco "Chet Baker Sings" (1956), trabajo que le acabaría marcando para siempre. Fue en aquella época cuando murió su hermano mayor hecho que hizo que la familia se mudara a una casa victoriana de un barrio adinerado de Memphis. Marcado por su pasado y por los standards del jazz de los años cincuenta, Chilton decide en 1994 grabar "Clichés", un disco plagado de temas popularizados por Chet Baker, Ray Charles, Cole Porter, Nina Simone y otros del Gran Cancionero Americano.
El segundo de los flamantes e inéditos compilados del genial músico recién publicados por Bar None Records, "Songs From Robin Hood Lane", nos traslada hacia la década de los 90 pero también hacia la infancia de Chilton. Vayamos por partes. La infancia de Alex Chilton transcurrió en su casa familiar de la calle Robin Hood de Memphis , lugar en el que su padre, el trompetista de jazz Sidney Chilton, le enseñó los clásicos del género como el disco "Chet Baker Sings" (1956), trabajo que le acabaría marcando para siempre. Fue en aquella época cuando murió su hermano mayor hecho que hizo que la familia se mudara a una casa victoriana de un barrio adinerado de Memphis. Marcado por su pasado y por los standards del jazz de los años cincuenta, Chilton decide en 1994 grabar "Clichés", un disco plagado de temas popularizados por Chet Baker, Ray Charles, Cole Porter, Nina Simone y otros del Gran Cancionero Americano.
De las grabaciones de aquel trabajo se nutre principalmente este trabajo recién estrenado en el que aparecen temas inéditos mientras que otros repiten, como es el caso de las formidables versiones en formato acústico de "My Baby Just Cares For Me", "Let' s Get Lost It" y "All Of You" , en las que el punteo de la guitarra y una voz cálida de Chilton se apoderan de las ondas. También repiten "Time After Time" y "Save Your Love For Me", menos dramáticas que en "Clichés" merced a un ágil piano y vientos jazzy.
Pero es con toda la banda jazz (batería de escobillas, contrabajo, piano,...) y con el saxofón tocado por el propio Chilton lo que acaba imponiéndose en este álbum de descartes luciéndose en temas como "There Will Never Be Another You" o "Like Someone in Love" (gran solo al saxo). Y no, no nos olvidamos del maravilloso cierre con una taciturna y misteriosa "What Was" que nos entronca con aquel Elvis joven que cantaba "Blue Moon" en su elepé de debut.
Son las dos nuevas entregas póstumas de este músico tan inspirado como incomprendido, que tuvo gran impacto con sus dos bandas de referencia pero que su desapercibido legado en solitario se presenta interesante. Lo que supone que no es para nada innecesaria la publicación de álbumes como estos que a buena fe superan la media de los trabajos que semana a semana van poblando los apartados de novedades de las plataformas digitales.