Sala Razzmatazz (Room Festival), Barcelona. Jueves, 14 de febrero del 2019
Por Àlex Guimerà
La segunda parada en nuestras tierras de Echo & The Bunnymen, tras el concierto en San Sebastián (12 de febrero en el Teatro Victoria) y antes del de Madrid (15 de febrero en La Riviera), tuvo lugar el pasado día 14 en la Sala 1 de Razzmatazz. Venían presentando su nuevo álbum "The Stars, The Ocean & The Moon"(18), con el que han retocado, sin gran fortuna, trece de sus grandes éxitos, por lo que el viaje por sus clásicos venía garantizado. Y es que los de Liverpool tienen en sus cinco álbumes de estudio de los ochenta- "Crocodiles", "Heaven Up Here", "Porcupine", "Ocean Rain" y su homónimo- sus mejores credenciales, con su particular y oscuro post-punk y pop de pegada.
Supervivientes de aquella época únicamente aguantan el carismático vocalista Ian McCulloch - con ese estilo ante el micro que luego heredarían otro Ian (Brown) y Liam (Gallagher)- y el habilidoso guitarrista Will Sergeant, fundador y compositor de muchos de los éxitos de los Bunymmen. La formación en directo la completan unos solventes músicos como son el guitarrista acústico Kelley Stoltz, el bajista Stephen Brannan, el teclista Jez Wing y Nick Kilroe a las baquetas. Así, el sexteto abordó un repertorio cuya primera (y grata) sorpresa fue que no sonaba como la reciente revisión efectuada en el disco del año pasado sino buscando el sonido original. La pega, quizás, estuvo en que con los problemas vocales de Ian, a quien le cuesta abordar los tempos bajos pero que suena poderoso en los altos, el control del sonido y la instrumentación en demasiadas ocasiones pusieron en el centro de las canciones la irregular voz en detrimento de la música, mientras que cuando hicieron lo contrario la cosa funcionó.
Pero de lo que no hay duda es que nadie salió del breve concierto (apenas hora y media) sin gozar de lo mejor de un cancionero que tuvo en su tercer corte "Rescue" la primera de las ovaciones; luego llegarían también los gritos de "Over The Wall", la deliciosa e hipnótica "Seven Seas", el himno "Bring On The Dancing Horses", la aclamadísima y exigida "The Killing Moon" y el brutal cierre "The Cutter", con todo el desarrollo final épico a toda castaña para nuestro deleite. Entre medio también hubo versiones de sus admirados The Doors (blueseros con "Roadhouse Blues" metida en "Villiers Terrace") y de Lou Reed (malotes en "Walk On The Wild Side" tras "Nothing Lasts Forever"), bromas de Ian hacia Barcelona como cuando cantó "Take a Barcelona on The Mersey Side" en clara referencia al río y sonido "liverpooliano", o sus parlamentos en un castellano, aunque esforzado, inteligible.
Para los bises guardaron la esperada "Lips Like Sugar", coreada al unísono por la audiencia, y una sentida "Ocean Rain" que hizo enmudecer la algarabía. Con la salida una segunda ocasión pusieron el broche de oro al directo a toda caña con "Do It Clean", que para ser post-punk sonó muy punkarra. Fueron los mejores momentos de un directo que con matices estuvo genial de esta banda puro sello british que marcó época en los ya lejanos ochenta.