Por: Txema Mañeru
Ramón Rodríguez es ya uno de los cantautores modernos más claramente consagrados. Su combinación entre folk, pop y otros aromas posteriores al indie y sus personales y emocionales historias le han convertido, como The New Raemon, en un artista a la altura de Nacho Vegas, Iván Ferreiro, Remate, McEnroe (gran disco el compartido también entre ambos) o Julio de la Rosa. Pero ojo que también se le puede equiparar a nombres internacionales como Bon Iver, The National, Eric Bachamn, Arcade Fire, Jeremy Enigk o Bill Callahan (Smog).
Muy atrás quedaron ya sus inicios post-hardcore de la mano de Madee. El año pasado ya entregó un extensa trayectoria en solitario. Te hablamos del doble compacto y libro “Quema la memoria” (Music Bus), que sigue siendo ideal para conocer el conjunto de su obra, musical y literaria, o desde el desnudo "A propósito de Garfunkel" hasta el franco y más personal "Oh, rompehielos". Y es que el pasado año se cumplían diez años desde el inicio de su personal andadura en solitario. En el libro "Quema la Mmemoria" traía 84 canciones suyas acompañadas por las preciosas y libres ilustraciones de Paula Bonet. El completísimo disco doble contenía 27 canciones recogidas en un precioso triple digipack de pastas duras y con un libreto-póster realmente bonito. Magnífico diseño y portada también confeccionado con mimo por la misma autora. Las canciones comprendían veinte de las mejores y más aclamadas de su trayectoria y añadían siete nuevas en las que en alguna contaba con las importantes colaboraciones de su compañera de sello como Zahara, pero también de otros grandes artistas y amigos como Eric Fuentes, María Rodés, La Brigada, o el gran productor y músico Paco Loco. Todo un lujo que por cierto ya pasó merecidamente por estas páginas,
Este nuevo "Una canción de cuna entre tempestades" (BMG / Music Bus) ya presagiaba ser algo grande al escuchar tres estupendos adelantos a lo largo del verano. Primero fue "En el centro del baile", que ya supera las 30.000 escuchas en Spotify. Una preciosidad oscura y abismal pero con un estribillo más luminoso… y hechicero. A continuación llegó "Charlestón (Flores y dolores)", otra belleza que mira sin rubor a su infancia, recuperando versos de canciones de acerbo popular, y que sorprenderá a sus oyentes de siempre. Además cuenta con un entrañable vídeo con el que conocer a sus nuevos compañeros para el directo. Ya en agosto fue el turno de "Un posible final", en la que le acompaña con su rotunda voz flamenca la gran Rocío Márquez. Para Ramón fue algo sobrenatural cantar con ella y no lo olvidará jamás, dicho en sus propias palabras. Se percibe el entusiasmo y las ganas de lanzar el mensaje de dicho tema. Narra hechos horribles pero es una de las canciones más bonitas que ha hecho nunca, también en su opinión y nosotros no le pensamos llevar la contraria. Los arreglos de cuerda son realmente espectaculares y yo me he vuelto a acordar de temas clásicos de Smog o The National.
Además Ramón es un nostálgico de los tiempos del vinilo, y por supuesto que el nuevo trabajo tiene una impecable edición en vinilo que te recomendamos desde ya. Pero es que por si fuera poco con cada uno de esos tres singles de adelanto nos ha regalado inéditas caras B que no aparecen en el disco y que merece la pena escuchar. Te hablamos de "Una belleza propia" que realmente hace honor a su título y ha tenido casi tantas escuchas en Spotify como la cara A. También está "Juan Basilio (Cangrejo)", con otra de sus especiales historias sobre personajes ajenos y desconocidos para el gran público. Justo en vísperas de la publicación del muy esperado disco apareció la estupenda y sentida "Wittgenstein", en la que se atreve a combinar en su emocionante narración los paseos por el parque con su hijo con la obra del filósofo "Los cuadernos azul y marrón". Necesitamos mucho hoy en día miradas limpias como la de los niños. Igualmente es una preciosidad de gran mensaje el videoclip de la canción. Es la otra cumbre del disco con un increíble y hermoso aire épico como en los mejores momentos de Arcade Fire.
En todo esto tiene mucho que ver la gran producción de Raúl Pérez en La Mina y los exquisitos arreglos de cuerda de Antonio Fernández Escobar. Pero todavía queda más. En "Cielos estrellados" manda a la mierda todo y se envuelve de mágicos coros y en esa triste melodía de "Océanos" puede recordar a los momentos más desoladores de los últimos temas más crípticos de Antonio Vega. Otra vez las cuerdas te congelan los latidos del corazón y vas entrando en las aguas heladas del océano del que nos habla la canción. El final con "Tengo el as", sólo con piano y voz, recuerda de nuevo a los temas hechos de esta guisa por el madrileño para Nacha Pop como "Una décima de segundo". Luego se transforma como por arte de magia para acabar con un "Abracadabra" que nos hace creer más aún en él. ¡Quizás su mejor disco y uno de los trabajos más destacados de este año sin lugar a dudas. Ahora toca estar al tanto de sus esperadas actuaciones en www.thenewraemon.com y en www.musicbus.es, donde puedes agenciarte por cierto la estupenda edición en cuidado vinilo.