Por: Artemio Payá
Entre penumbras y conducidos por unas lineas de piano nos adentramos en un nuevo trabajo de los campeones del riff patrios, otra invitación más a sumergirnos sin remisión en el hard rock sin remilgos de Sex Museum. Hacía falta, hay que decirlo más, una nueva entrega de estos titanes de los sonidos pedregosos, y aunque probablemente con sus proyectos paralelos les renta más, desde luego en ninguna de esas vertientes ( Coronas o Corizonas ) pueden contar con la característica voz de Miguel ni con la efectividad de Marta a las teclas.
Su nuevo trabajo, con nombre de difícil digestión ("Musseexum") comienza con "Dopamina", en el que ponen las guitarras encima de la barra en la que están pinchando Massive Attack. Declaración de principios. Han pasado rapidísimo cuatro años desde "Big City Lies", pero les echábamos mucho de menos porque no hay mucha gente haciendo su rollo. Que sí, que cada vez que se pronuncia su nombre sale a relucir la bandera de Deep Purple, pero vamos, que los de Malasaña van diez pasos más allá; queremos rock, nos gusta el rock, pero también se puede bailar y sonar a dos mil dieciocho. Buena muestra de ello son "First Time", "Breakout" o "Breaking the Robot" que suenan roc(k)osos y hedonistas a partes iguales.
La producción es soberbia y el sonido como siempre es brutal haciendo justicia a la plantilla que hay detrás de los instrumentos. A lo largo de los trece cortes del elepé no plantean ni un sólo segundo de tranquilidad y cuando has terminado es como si te hubiera atravesado un rayo y andas por la vida cargado de electricidad. Aquí mención especial a sus cortes más afilados como la la incitación a romper las reglas en la excelente "Riots", en la que en medio del disturbio son capaces hasta de darse un garbeo por Birmingham para coquetear con Mr. Iommi. Fabulosas también la garagera-via-Seeds "Walking on my Grave"; el puño ( de la moto ) bien apretado en "Outsider"o “Lucky Man”, en la que Miguel parece un cantante de northern soul rodeado de melenudos. Y ojo, no perdamos de vista al corte en castellano "Microdosis" donde consiguen hipnotizarnos para llevarnos sin mirar atrás hasta la pista de baile.
En definitiva, otra muesca en la culata de su revolver, otra demostración de que pasan de modas, que lo suyo es el riffazo a diestro y siniestro, y qué quieren que les diga, que en esta banda, que más que posiblemente no es la que les pague el jamón del bueno, da la impresión que es dónde se les ve más relajados, sueltos y haciendo lo que más les apetece. Efectivamente resulta curioso que yendo emparejados al barrio de Malasaña ( yo lo he mencionado más arriba ) ahora mismo no pueden estar mas alejados del postureo que campa por el barrio, siendo lo suyo el rock de melena y bigote.