Por: Javier Capapé
El grupo zaragozano NØM publicó el pasado mes de abril su primer LP bajo el título de "Alquimia". Un disco que alberga ocho canciones que definen un estilo a medio camino entre el indie y el rock de corte gótico, con ciertas reminiscencias a Héroes del Silencio en la forma de encarar sus melodías, pero con dejes que recuerdan a Izal en la voz. Podemos decir que en esta banda se mezcla la tradición anglosajona del rock con la música independiente, donde actitud y determinación es lo que más cuenta a la hora de defender aquello en lo que crees. Y estos cuatro zaragozanos parecen tener claro que quieren llegar a mucha gente utilizando un lenguaje por momentos críptico pero en comunión con lo cotidiano. Con unas melodías que exigen una escucha atenta ante los cambios de intensidad y ritmo, pero a la vez con puntos de fácil conexión con su público.
NØM, formado hace algo más de dos años por Diego Núñez (Voz y guitarra), Mikel Martínez (Teclados y voces), Daniel Moncayola (Batería) y Óscar Garza (Bajo), ganó el certamen de música universitaria de Zaragoza Zerburock y participó en la séptima edición del Festival De Ida y Vuelta / Aller-Retour en 2017 que proponía un intercambio de músicos entre Burdeos y la capital aragonesa, lo cual confiesan los miembros del grupo que fue una experiencia muy enriquecedora por contar con el entusiasmo de un público extranjero que supo apreciar lo ecléctico de su propuesta, unas veces más del lado del rock y otras cercano a la psicodelia. El caso es que no han parado de trabajar desde entonces para autofinanciarse su puesta de largo con "Alquimia" y empezar a resonar como banda muy a tener en cuenta en los círculos musicales de la ciudad del cierzo así como en otros escenarios que les esperan en los próximos meses como Barcelona, Bilbao, Logroño, Pamplona, Valencia o Madrid.
"Alquimia" no es un disco de presentación menor o falto de medios. Las posibilidades se han exprimido al máximo bajo la batuta de Chechu Martínez en los Estudios Séptimo Cielo para ofrecer un disco mayúsculo, con nervio y músculo. Con estas canciones han querido buscar una coherencia con una temática de mensaje abstracto y sugerente. Hasta la presentación y el diseño se han cuidado al máximo utilizando simbología céltica y gótica de la mano del ilustrador Luis Utrillas. Pero vayamos con sus canciones, que son lo que de verdad nos importa. Con ellas, los zaragozanos se mueven preferiblemente en los medios tiempos, aunque en todas aparece por momentos la rabia, que contrasta con la contención imperante.
Con el deseo de mostrar al respetable las cartas claras, NØM decidieron grabar estas canciones con tomas en directo que captasen la energía del grupo en vivo y la parte más emocional de su propuesta, recogiendo, tal y como aclaran en los créditos del disco, las ondas de energía, pasión y sinergia de los distintos miembros del grupo. Así, "Vivo" abre estos treinta minutos intensos con una guitarra suave apoyada sobre una base de teclado y cuando entra la personalísima voz de Diego Núñez nos viene a la cabeza directamente Mikel Izal en su modulación, aunque el estilo del conjunto difiera del de éste. Cuando los cuatro músicos entran en escena la fuerza contrasta con la serenidad con la que el disco había comenzado y queda al descubierto una de las apuestas claras de NØM, su interés por cuidar las melodías que resaltan por encima de cualquier arreglo. Intensidad y melodía, esa es la punta de lanza del cuarteto, reforzada de nuevo con "Fuego", canción de presentación del disco donde prima la delicadeza de piano y guitarras, con una sección rítmica más contenida y con la voz siempre en primer plano, casi en la línea del cantautor que quiere reforzar su mensaje por encima de todo. A pesar de que en este tema la energía está más contenida no se pierde en ningún momento la fuerza, como ocurre con "El jardín", que repite los esquemas de inicio suave para ir ganando pegada in crescendo. El teclado juega con un incisivo arpegio de guitarra y la épica resuena en la parte final, que bien podrían haber estirado algo más para mostrar toda la garra en una canción que pide a gritos un desarrollo mayor.
Lo que sigue es un "Interludio" de sonido enigmático y casi galáctico, con una guitarra infinita que bien podría haber salido de las manos de The Edge, para conducirnos a "Inocentes" donde manda el ritmo mantenido del teclado en un medio tiempo que se convierte en la canción que contiene todo aquello que la banda quiere mostrarnos. Quizá por eso hubiera podido encajar mejor como carta de presentación que la mencionada "Fuego". "La verdad absoluta" es la más acelerada del conjunto y consigue impactar y seducir a partes iguales. Supone el equilibrio perfecto del carácter del cuarteto, mezclando con precisión el ímpetu de las guitarras y los teclados con una muy bien medida base rítmica.
En "Aire" nos remiten a Héroes del Silencio, de los que también han bebido mucho. Aquí la línea vocal nos conduce a una melodía que podría haber parido Enrique Bunbury en sus primeros álbumes con su grupo. El cierre vuelve a la épica que persigue NØM con "Paraíso" donde en el puente parece resurgir Eduardo Zubiaur de El Polaco, banda de culto zaragozana de finales de los noventa. Esta canción es una gran despedida, con las características subidas y bajadas de intensidad a las que ya nos han ido acostumbrando estos jóvenes maños en su carta de presentación. Un disco que rezuma carácter, intenciones claras y pasión, que ofrece ante todo música disfrutable y de indiscutible calidad. Juzguen ustedes mismos, porque NØM han venido para quedarse.