"Democrazy surge de la necesidad de volver a juntarnos para subir a los escenarios y estar de nuevo ahí, dando la pelea”
Por: Sergio Iglesias
Fotografía: Elvira Megía
Democrazy es el nuevo proyecto formado por el núcleo de Hechos contra El Decoro, la banda madrileña que en los años 90 del siglo pasado revolucionó la escena musical estatal a base de versos incendiarios y canciones en las que demostraban que el compromiso social no debía estar reñido con el gusto musical. Pues casi 20 años después de que el grupo desapareciera, varios de sus miembros regresan con Democrazy, un proyecto en el que la actitud revolucionaria continua intacta y en el que vuelven a demostrar que nos encontramos ante unos músicos de muy alto nivel. Para hablar de este "regreso" hemos estado charlando con Ruso, cantante de la banda quien, como no podía ser de otra manera, nos ha dado una interesante lección, no sólo de música, sino también de política y sociología.
Para comenzar, cuéntanos cómo se gesta el regreso del núcleo de Hechos contra el Decoro en este nuevo proyecto llamado Democrazy.
Ruso: Democrazy se gesta a partir de una inquietud compartida por Andrés Belmonte, Ramiro Mc Tersse y yo mismo, que nos ponemos a conversar y de ahí sale un diagnóstico de lo jodido que se está poniendo el presente. Las ganas que tenemos de formar una comunidad para vivir la inquietud de lo que está pasando en el mundo nos lleva a hacerlo a través de la música intentando crear una herramienta de intervención cultural para plantear cosas, que es lo que es Democrazy.
Por lo que veo, el objetivo es el mismo que cuando empezasteis en la música…
Ruso: Sí, lo que pasa es que con Hechos lo que vivimos fue la experiencia de una escuela en la que aprendimos un montón de cosas, no sólo de música, sino de la vida. Democrazy llega 20 años después, con toda una vida acumulada, con una mayor madurez y con un sentido del proyecto más trabajado. Pero, como tú dices, el objetivo es el mismo.
¿No resulta desalentador ver que muchas de las canciones que hicisteis hace más de 20 años siguen manteniendo ahora la misma vigencia que antes?
Ruso: Hechos contra el Decoro formó parte de un contexto sociopolítico en el que funcionó como una herramienta cultural ligada a lo que fue el movimiento antiglobal y la crítica al capitalismo en aquellos años 90, donde se hizo un análisis que, a la postre, hemos visto que era bastante certero. Entonces, grupos como nosotros, 99 Posse en Italia o Asian Dub Foundation, por ejemplo, hicimos el mismo diagnóstico: o se modificaban radicalmente los parámetros en que se construía la vida social y el modo de vivir que teníamos, o el desastre era inminente… pues ahora ya estamos en el desastre. De ahí que muchas de aquellas letras sigan teniendo una vigencia absoluta, y de ahí también la necesidad que nos ha surgido de volver a juntarnos para grabar y subir a los escenarios para estar de nuevo ahí, dando la pelea.
Estilísticamente, siempre fuisteis un grupo con una inquietud especial a la hora de experimentar y, escuchando “Democrazy”, vemos que eso no ha cambiado…
Ruso: Sí. Por lo que nos está diciendo la gente, el disco destila una mayor madurez, tanto desde el punto de vista musical como desde el punto de vista lírico. Es como si en estos años hubiéramos acumulado unos saberes que se ponen de manifiesto en el disco; es un mismo espíritu pero, bajo mi punto de vista, hay un trabajo más reposado o sedimentado que es el reflejo de estos 20 años de vida y de trabajo en la música. Una de las claves de Democrazy, que también lo era en Hechos, es que los músicos son muy buenos, y además ahora hemos incorporado a la guitarra a Javier Pedreira que es un fichaje brutal. La banda suena muy bien y está muy trabajada desde el punto de vista musical, y las letras creo que también son más curradas y profundas, fruto de todas esas experiencias vividas, una cuestión lógica que tiene que ver con esos 20 años que han pasado.
Hablando de las letras, nos encontramos con "Unos se quedan, otros se van", que supongo que tiene mucho que ver con tu experiencia personal, ya que tú fuiste uno de los tantos que tuvieron que irse a trabajar al extranjero…
Ruso: Así es, fui… y soy uno de esos, ahora ando por aquí de manera temporal porque soy profesor en una universidad pública de Nueva York y tengo este año casi sabático dando clase on line, pero tendré que volver allí algún día. La canción sale de esa experiencia personal, pero también de haber encontrado tantísima gente que se tuvo que ir en estos últimos diez años, desde que se produce esa abrupta ruptura en el ciclo económico. Dentro de todo el movimiento que surgió con el 15 M estaba también la marea granate, formada por toda esa gente que se había tenido que ir a Alemania, Argentina, Brasil… eso me estimuló para contar algo de lo que, por cierto, se habla muy poco, ya que no tiene el reflejo que debería tener un fenómeno de este tipo cuando los datos son tan abrumadores: un país en el que miles y miles de personas se han tenido que marchar y siguen marchándose en busca de trabajo… y lo curioso es que es gente que había seguido el guión que se supone que había que seguir para tener un mínimo de bienestar, pero aquí no lo ha encontrado. Esa experiencia, yo que la vivo en mi propia piel, te aseguro que es muy dura, y por eso quisimos hacer esta canción.
Por curiosidad, ¿es muy diferente la vida aquí respecto a la de allá?
Ruso: Hay una diferencia en el lugar cotidiano en el que tú te colocas desde el punto de vista emocional. Adaptarte a una cultura que no es la tuya es siempre complicado y la experiencia de la soledad cuando no es deseada también es muy difícil y todo se hace muy cuesta arriba. Lo que ocurre es que la migración también es una fuente de aprendizaje enorme porque, muchas de las cosas que has conocido a través del testimonio de otras personas que han emigrado a España, las entiendes cuando lo vives tú.
¿Se echa de menos ese concepto de "barrio", tan presente en vuestras canciones?
Ruso: Al final, la emigración depende de la experiencia de cada uno. Yo me marché a EE.UU., que es un país particularmente difícil porque, en el modo de vida local, está instalada la soledad a través de un individualismo muy exacerbado, y eso es muy diferente a la cultura en que yo me he criado, de estar siempre en comunidad, con gente y haciendo cosas… eso allí es muy difícil. Yo me imagino que la emigración en otros lugares será diferente, por ejemplo en países latinoamericanos, donde la cultura local es más parecida a la nuestra. Particularmente, la ciudad de Nueva York es un lugar que está en el futuro, donde ya hace 40 años se desata este huracán terrorífico que ahora estamos viviendo aquí que es el neoliberalismo. Por lo tanto, lleva experimentando este modelo de vida cuatro décadas más que nosotros y yo siempre digo lo mismo cuando alguien va a visitarme: “Bienvenido al futuro”, porque allí vas a ver las dramáticas consecuencias de esto que se ha dado en llamar neoliberalismo y que en Europa y en el estado español todavía se empieza a vislumbrar. Eso impone unas condiciones de vida bastante difíciles.
"Middle class" fue el primer single de Democrazy, un tema donde se hace un análisis bastante certero de como la crisis ha conseguido terminar con esa "clase media" que tanto abundaba…
Ruso: La clase media es una categoría peliaguda, inventada por los sociólogos de la escuela estructural funcionalista en un tiempo en que necesitaban fabricar un dispositivo para acabar con toda la narrativa de la clase obrera. Ese fondo político e ideológico que siempre ha tenido ha supuesto un lastre para esa categoría, pero es que, además, la gente que se ha reconocido dentro de eso que se ha llamado “clase media” ha estado siempre sujeta a formas de pensar y de vivir muy conservadoras y muy ancladas en el concepto de una vida tranquila. Cuando todo ese poder adquisitivo y toda esa tranquilidad se vienen abajo porque el capitalismo, irremediablemente, no funciona, el pensamiento conservador que ellos ya tenían en sí como grupo social, se expresa abiertamente desde el punto de vista político. Esa es la clave de las nuevas formaciones políticas conservadoras que, en los últimos tiempos, han surgido en Europa y en todo el mundo y, en cierta medida, de este peligroso giro neofascista que está tomando el neoliberalismo en un montón de lugares y que, en estos días, estamos viendo con una intensidad extraordinariamente desalentadora y apabullante.
Siguiendo con temas políticos, hace tres años, Hechos contra el Decoro os reunisteis para hacer la campaña de "Ahora Madrid". Sin embargo, en la canción "Esta vid"” también señaláis la parte de responsabilidad que estos nuevos partidos tienen en la situación que estamos viviendo…
Ruso: Sí, "Esta vida" es una canción muy directa y crítica con la gente que ha entendido que el campo de lo instituido debía ser el campo de intervención. Nosotros pensamos que no es así, que lo que enfrentamos es un problema antropológico, un problema cultural que tiene que ver con la forma de vida en la que estamos insertados. La única manera real de transformar el presente, ya no porque uno tenga un proyecto de sociedad diferente, sino porque el planeta se muere y la urgencia ya es extrema, es intervenir en la vida cotidiana desarticulando, de algún modo, la manera en que vivimos, que es suicida y destructiva. Por lo tanto, todo eso que tiene que ver con lo instituido, con el estado o con el gobierno, para nosotros tiene que tener un papel secundario. Aparte de todo esto, si lo que se ha presentado como “nuevo” no deja de repetir lo más catastrófico de lo viejo, que nunca ha funcionado y que, además, muestra un déficit democrático notable, la decisión de estar en esos parámetros, aparte de no ser operativa, se muestra irresponsable. Si uno calcula la alegría y la ilusión colectiva y masiva que generó el 15 M, por lo que tuvo de ruptura y de una subjetividad política que irrumpe con una potencia gigante, y la tristeza en la que nos han sumergido tan rápidamente, las experiencias políticas que están en lo instituido a nosotros nos generan mucha inquietud y zozobra. Es cierto que no todas las experiencias son iguales pero, en general, el límite se ha demostrado muy rápido.
Volviendo al disco, ¿cómo surgen las colaboraciones de Paloma Del Sol, Javier Ruibal y "El Piculabe"?
Ruso: Pues unas salen de manera más natural que otras. Por ejemplo, Paloma es compañera de Angelo Mancini y, de alguna manera, el estribillo de “Enmedio del fuego” está escrito para ella. Con Javier pasa algo parecido, porque es un amigo muy querido de la banda con el que hemos compartido en los últimos años muchas conversaciones y paseos, y vemos que tenemos las mismas inquietudes acerca de lo que está pasando en el mundo. Así que, cuando pensamos en construir una canción para regalársela a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y a la gente que lleva todos estos años peleando por el derecho a la vivienda, pensamos en invitarle porque íbamos a estar en sintonía total. Además, nos apetecía mucho que estuviera en el primer disco de este nuevo proyecto porque, para nosotros, es como un hermano mayor, no sólo desde el punto de vista artístico, sino también desde el punto de vista ético. En el caso de “Piculabe” no le conocíamos personalmente, pero nos gustaba cómo cantaba y un amigo común nos confirmó que iba a entender bien el tema de la canción; además es una persona de Pan Bendito, un barrio parecido a los barrios donde hemos crecido algunos de nosotros, e inmediatamente la conexión fue brutal y fue muy emocionante porque, desde el primer momento, se metió en la piel de la canción e hizo ese estribillo tan maravilloso de “Manifiesto”.
¿Os ha influido el evidente retroceso que ha sufrido en los últimos años el tema de la libertad de expresión en España a la hora de hacer las letras de las canciones?
Ruso: Nosotros cantamos lo que queremos, igual que hacíamos antes… otra cosa es que las consecuencias puedan ser diferentes, pero nosotros no aceptamos la autocensura. Es verdad que algo nuevo que no nos ocurría con Hechos es que sí nos inquieta ese asunto; cuando lanzamos la canción de “Middle Class”, que tiene un estribillo contundente y estuvimos trabajando en el guión del video dijimos “A ver qué va a pasar, porque tal y como están las cosas…” esas cosas no nos pasaban antes porque, como tú dices, había mucha más libertad de expresión. El otro día escuché a Bunbury decir que el retroceso también es artístico, la música como fenómeno musical ha retrocedido porque se ha impuesto un modelo de producción estandarizada e industrializada del gusto musical, que sólo produce un tipo de cosas y el resto quedan a la deriva. También se han perdido muchas salas de conciertos y mucho apoyo institucional, así que no es sólo un problema de libertad de expresión a lo que uno canta, sino que yo diría que se ha vivido un retroceso en lo que es la expresión musical como sociedad y en la cultura en general.
¿Y ahora qué? ¿Gira, conciertos…? ¿Hay futuro para Democrazy?
Ruso: Espero que haya mucho futuro porque esto, como te decía antes, se construye como una herramienta para ser usada, eso conlleva tener que tocar mucho y esperamos que haya una acogida del disco acorde con lo que queremos y que le llegue a la gente y que empecemos a tocar sin parar como hace 20 años. Así que, lo que vamos a hacer es presentar el disco en un puñadito de ciudades y después de navidades, según hayan ido las cosas, nos liaremos la manta a la cabeza y nos montaremos en una furgoneta como antaño para tocar allá donde se nos reclame.
¿Habéis notado mucha diferencia en ese aspecto?
Ruso: Sí, ha cambiado mucho, y a nosotros se nos plantea una desconexión generacional, porque ahora, gran parte de lo que pasa se mueve en las redes sociales y en un universo bastante complejo con el que nosotros somos muy críticos y con el que, además, no tenemos una destreza muy grande (risas). Yo creo que ahora es más difícil tocar y entrar en festivales. Nos contaban el otro día que para estar en esos festivales lo que se mira ahora son los followers que tengas, y como nosotros, como te decía, somos muy críticos con todo eso, no estamos ahí prácticamente más que lo necesario así que no sé cómo vamos a sortear este presente tan complejo (risas).
Resulta paradójico la gran utilidad que pueden tener las redes sociales para algunas cosas y los problemas que generan para otras ¿verdad?
Ruso: Esta es una conversación muy compleja… yo que estoy en el ámbito académico en la universidad americana y, entre otras cosas, me dedico a investigar esto, te podría soltar un rollo interminable y soporífero de lo que podríamos llamar la Cara B, lo que es la economía política de las plataformas digitales y las redes sociales, tanto desde un punto de vista sociológico como antropológico. Porque, bajo mi punto de vista, en su conexión con la sociedad neoliberal y sus parámetros culturales, son bastante negativos y subrayan todo lo negativo que, antropológicamente, está generando este neoliberalismo, que es una barbaridad.