"Me encuentro en un período de eterna transición"
Por: David Marsé
Por: David Marsé
Siempre se dice, no sin buena parte de razón, que en el rock -la música en general- todo está inventado. Aseveración que no impide que haya personas que nos sorprendan con determinadas empresas. Albert Freixas, músico de larga trayectoria, ha publicado un segundo disco bajo su propio nombre, "Oopalana", grabado íntegramente con guitarras acústicas y voz. Una determinación que si bien en principio podría presentarse como una limitación se convierte en el vehículo idóneo para transitar por la tradición americana como por texturas y ambientaciones más complejas y modernas. Todo un riesgo el adoptado por el catalán que sin embargo lo transforma a base de talento en un gran acierto. Hablamos con él para conocer y descubrir los secretos de esta bendita aventura...
Tu anterior disco en solitario data de hace casi siete años, ¿por qué ese largo espacio de tiempo entre ambos?
Albert Freixas: Este ciclo de siete años ha sido el más intenso de mi vida. Desde la publicación de mi primer trabajo en solitario, "{u}", me han sucedido cosas muy intensas: la muerte de mi madre, el nacimiento de mi hijo, la ruptura sentimental con la madre de éste, la muerte de mi abuela, cambios de trabajo, una crisis de ansiedad… Necesitaba recolocarme y subir unos cuantos peldaños en mi evolución personal para poder seguir adelante, creo.
¿Existió algún episodio, hecho o circunstancia concreta que te impulsara a ponerte en marcha para grabar este nuevo disco?
Albert Freixas: Sí. La necesidad de recuperar el norte, de retomar las riendas de mi vida y de no hundirme, para así poder ser el padre que mi hijo se merece.
Cuando decides construir estas nuevas canciones solo con guitarras acústicas y voces, ¿qué propósito había detrás o cuáles eran las motivaciones para tomar esa decisión?
Albert Freixas: Quería volver a la esencia de cada canción, o más bien no alejarme de ella. Respetar la canción y acompañar a cada tema como me pedía. También me apetecía el reto de intentar hacer un álbum que sonara "entero" con tan solo dos instrumentos y una producción nada exagerada.
Cuando decides construir estas nuevas canciones solo con guitarras acústicas y voces, ¿qué propósito había detrás o cuáles eran las motivaciones para tomar esa decisión?
Albert Freixas: Quería volver a la esencia de cada canción, o más bien no alejarme de ella. Respetar la canción y acompañar a cada tema como me pedía. También me apetecía el reto de intentar hacer un álbum que sonara "entero" con tan solo dos instrumentos y una producción nada exagerada.
En el disco percibo dos tipos de canciones, aquellas más clásicas, que nos remiten a la tradición, como pueden ser "Easy Days" o "Armed to the Teeth", frente a otras que se relacionan con texturas más experimentales, como "Out of the Loop" o "Preciousness". ¿Crees que existe esa diferenciación, y de haberla está realizada conscientemente?
Albert Freixas: Sí, tienes razón. Existen distintos perfiles de canción. Creo que es fruto de la evolución que he experimentado. No es premeditado al cien por cien. Algunos temas se remiten al Albert Freixas de hace unos años y otros son fruto de la curiosidad de abrir nuevos caminos. Me encuentro en un período de eterna transición.
En un proyecto donde guitarras y voces tienen todo el poder, supongo que habrás tenido un especial cuidado en tu forma de cantar, en dotarle aún más si cabe de la capacidad para comportarse como un instrumento..
Albert Freixas: He intentado cantar con más matices, más imperfecciones, ir de lo frágil a lo rotundo. Me ha enseñado a decir más con mi voz, creo que a transmitir más. Un aprendizaje al que estoy muy agradecido. Por supuesto que la sobreexposición, el no poder "esconderme" detrás de numerosas pistas o frecuencias, me han llevado a observar más mi interpretación.
A lo largo de la elaboración del disco, ¿siempre tuviste claro y viste avances a la hora de dar forma a este proyecto o tuviste momentos de debilidad y echando de menos otro tipo de acompañamiento?
Albert Freixas: La verdad es que mi intención se mantuvo de principio a fin, aunque sin ninguna garantía de éxito.. Me lo tomé como un experimento y, con el tiempo, me dí cuenta que parecía funcionar. Fue un alivio, sinceramente. (Risas)
En esa tarea de sobreponer capas sonoras y jugar con ellas, supongo que el trabajo del (co)productor Joel Condal habrá sido importante y laborioso, ¿cómo ha sido ese proceso, desde planteárselo hasta la propia elaboración?
Albert Freixas: Los temas ya venían de casa con las capas y estructuras ideadas. A Joel le debo sobretodo el tratamiento del sonido. Queríamos un disco mate, nada estridente, que fuera placentero al oído, cálido. Y él es un maestro a la hora de hacerlo. Con él también acabamos de rellenar algunos huecos, darle los últimos retoques con efectos que pronunciaran un poco más la profundidad de algunas canciones. En algún tema, como "A sudden turn" tuvo un poco más de mano y embelleció la canción con unos efectos alucinantes.
La grabación se ha realizado en un antiguo pajar adaptado en La Fada de Vallforners, ¿buscabas un entorno acogedor en medio de la naturaleza para llevarla a acabo?
Albert Freixas: Sí. Aunque desde Bon Iver todo esto ya esté muy visto(Risas). No lo hice por la noticia o para parecer "cool", más bien quería un entorno natural para poder respirar y aislarme, la acústica del pajar era espectacular y, para ser sinceros, ¡me permitió recortar en gastos de estudio una barbaridad!
Allí tenia una cama, una ducha y abajo una cocina. Pude grabar de madrugada, en ropa ligerita y sin nadie molestando o siendo molestado por mí. Pude ser yo sin ojos ajenos encima. Me dio libertad total sin la presión de estar en un estudio profesional.
El título del disco, Oopalana, hace referencia a una expresión que decía tu abuela, ¿un homenaje a ella pero a la vez se trata de transmitir un concepto de ánimo?
Albert Freixas: Veo que estás muy bien informado... Efectivamente es una expresión que mi abuela Esperança, a sus 97 años, decía al levantarse del sillón para ir a cenar. Es el sonido del enésimo impulso para sobreponerte a los obstáculos, grandes y pequeños, que la vida nos ofrece para crecer.
Además de la mencionada figura de tu abuela tu hijo también hace alguna aparición, ¿hablamos entonces de un disco con una carácter familiar?
Albert Freixas: No era la intención. Pero ellos son también parte de mí. Y yo soy y he sido parte de ellos. Es el disco que habla del crepúsculo de una maravillosa vida, la de mi abuela, y del comienzo de otra maravillosa vida, la de mi hijo. Y yo en medio, como espectador partícipe afortunado.
Sin embargo en ese contexto decides dejas atrás tu idioma, el catalán, para irte al inglés…
Albert Freixas: La verdad es que para mí el inglés es casi tan natural como el catalán, después de llevar casi 30 años estudiándolo, haber vivido en Londres 8 años y haberlo enseñado 10 años.
En las letras de estas canciones hay reflexiones personales e íntimas pero también algunas mirando hacia afuera, a lo que nos rodea. ¿Todo forma parte de una misma mirada personal…?
Albert Freixas: Es mayormente autobiográfico, pero aquí sí que he querido hacer un esfuerzo consciente para abrirme a la realidad de todos/as. Lo que nos pasa como especie. El abuso de las tecnologías, las mafias corporativas que intentan dominar el mundo con sus malas artes, el poder de un pueblo unido, etc. Quería dejar de mirar exclusivamente para adentro y abrirme a las verdades más universales.
En tu carrera, y más concretamente para este disco, ¿hasta qué punto ha sido esencial tu estancia durante años en Londres y tus aprendizajes allí?
Albert Freixas: Fue la mejor de las escuelas. Me permitió profesionalizarme, tocar con gente estudiosa y disciplinada –que no son mis puntos fuertes- y aprender de todos ellos. Toqué en la calle, en pubs, en algún teatro… y eso me dio seguridad, confianza en lo que hago y sobretodo, una pasión por la música inagotable!