Sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza. Sábado, 29 de septiembre del 2018
Texto y fotografías: Javier Capapé
La mayoría de edad del FIZ optó por un cartel continuista con respecto a las pasadas ediciones que albergara un grupo de renombre como cabeza de cartel (en este caso Los Planetas, que no venían por Zaragoza desde hacía más de diez años), una apuesta independiente con gancho (Viva Suecia) y un internacional con proyección (Django Django), además de algunos habituales ases en la manga (Dorian). Sin embargo, y a pesar de lo que pueda parecer con el variopinto cartel de esta edición, podría decirse que han dominado más las sombras que las luces. La Sala Multiusos de la capital aragonesa sigue pecando de un sonido pantanoso y con poco brillo, cosa que no ayudó nada a seguir el concierto de Los Planetas, que ya de por sí resultan incómodos a la hora de intentar entender sus letras. También ensombreció la propuesta algún que otro retraso como el de los escoceses Django Django , a pesar de no contar con ninguna particularidad de montaje que pudiera justificar el mismo, lo que dejó frío a más de uno tras cruzar la medianoche. Sin embargo, en lo que sí brilló la propuesta de este año fue en la contundencia de los murcianos Viva Suecia, que desembarcaron como una apisonadora en el festival y arrasaron con su actuación breve pero muy intensa. Tampoco defraudaron Dorian a pesar de salir a escena cerca de las dos de la madrugada, ya que contaban con seguidores que se entregaron desde el primer minuto de su actuación.
Pero vayamos por partes. Teniendo en cuenta que no pude disfrutar del descaro de mis paisanos Los Crápulas, que abrían tempranamente la velada, mi llegada se produjo con Los Punsetes, donde percibí cierta frialdad en el ambiente. Una vez acomodado y con el público deseoso de entrar en materia conocí al "huracán sueco". La verdad es que no esperaba encontrarme con el genio arrollador de Viva Suecia, que convencieron desde el minuto uno. Delante de un telón personalizado con el logo de la banda, Rafa Val y los suyos demostraron que dominan la épica de estadio y que el reconocimiento que están logrando tras la publicación de su último disco "Otros principios fundamentales" es más que merecido. En una línea que entronca bastante con los sevillanos Full, Viva Suecia están llamados a destronar a los más convencionales Izal o a los exquisitos Miss Caffeína. El tiempo lo dirá. No se olvidaron en su repertorio de "Piedad", "¿Nos ponemos con esto?", "Bien por ti" o la rabiosa "Hemos ganado tiempo". Sinceramente fueron los reyes de la noche, los que convencieron por derecho propio ganándose a cada uno de los presentes, independientemente de que fueran a verles a ellos.
Los Planetas eran sin duda los más esperados de la noche. Contando con el mayor tiempo para su actuación, además de las horas centrales de la velada, y un público deseoso de verles nuevamente en directo después de unos cuantos años, tenían todo de su parte para llegar y triunfar, pero su actitud destiló soberbia en exceso. Su empeño en ir contracorriente y su halo de grupo mítico que no necesita agradar hicieron que su actuación no destacara. Por supuesto que contaban con un público entregado, pero ya me perdonarán si digo que es imposible seguir ni media palabra de las que salen por boca de Jota, y sé que diciendo esto tendré a muchos en contra, pero un grupo que no puede transmitir su mensaje porque sus letras son inteligibles debería replantearse hacer música instrumental. Además, esto se puede perdonar si la voz del cantante funciona como un instrumento más, pero en este caso sigue sonando monótona y se pierde entre la maraña instrumental (precisamente es ahí donde no se les puede echar nada en cara a los granadinos). Repasaron ampliamente su discografía desde "Islamabad", de su más reciente trabajo, hasta "Segundo Premio", "Pesadilla en el Parque de Atracciones", "Espíritu Olímpico" o "Un buen día". Hay que decir que Los Planetas no acercaron distancias con su público en ningún momento, desde sus escasos guiños de comunicación hasta su maraña de humo e iluminación sombría que impregnó más si cabe su actuación de cierto misticismo y marcado estilo, aunque éste no sea entendido por todos.
Los escoceses Django Django pusieron el toque electrónico a la noche aunque sin alejarse del rock, combinando de forma muy acertada los sintetizadores con cierto aire retro y ecos psicodélicos junto a las rabiosas seis cuerdas. Su líder Vincent Neff, inquieto y excitado durante toda la actuación, consiguió levantar al público que permanecía atento después de la resaca de Los Planetas y los llevó hacia un lugar bien distinto, donde la luz, el ritmo y el color eran lo que más importaba. Su repertorio se centró en su último disco "Marble Skies", aunque también hubo tiempo para rescatar algunas piezas de su exitoso debut homónimo.
Seguidamente los barceloneses Dorian desplegaron su melancolía vital haciendo alarde de su manera de encajar los golpes con buena dosis de energía (lluvia de confetis incluida). Con la escenografía más cuidada de la noche, que incluía hasta cuatro pantallas LED rectangulares distribuidas por el escenario, convencieron a los allí presentes, no sin percatarnos de que su pop rock remozado de sintes suena algo impostado y, aunque consigue un éxito merecido por sus muchos años "picando piedra", deja algunas dudas sobre su credibilidad más allá de una pose con la que no llego a conectar. A pesar de mi visión crítica, el público se entregó a sus mayores éxitos, sin que éstos se salieran del guión, sonando las muy esperadas "A cualquier otra parte", "El temblor", "Justicia Universal" o "Hasta que caiga el sol". El final de la noche fue para otro habitual del festival como es Guille Milkyway, que con su sesión de DJ cerró el FIZ esperando un mayor equilibrio para años venideros, ahora que el festival ya puede presumir del éxito de una mayoría de edad ganada con mucho trabajo y muy buenas intenciones.